Opinión

Marlaska, el tonto útil de Sánchez perseguido por los escándalos

Marlaska lleva años en la cuerda floja, achicharrado por los escándalos, las destituciones ilegales, los falsos bulos y las balas falsas. Ni Tezanos salva su imagen. Eso sí, siempre le quedará Sánchez

Al ministro del Interior no le caben más cadáveres en el armario ni más polémicas en el magín. Fernando Grande Marlaska lleva años en la cuerda floja, de desastre en desastre, de polémica en polémica, y ahí sigue –y seguirá- porque ni él piensa dimitir ni Pedro Sánchez le va a destituir porque es su escudo favorito: “Que se achicharre el ministro para que no que me queme yo”, piensa Su Sanchidad.

El Supremo acaba de añadir una muesca más en la culata donde se acumulan las pifias del que lleva camino de ser el peor ministro de Interior de la democracia: cómo será la cosa, que ni José Félix Tezanos es capaz de maquillar los datos. Ni la cocina del fogón del CIS puede levantar la imagen de Marlaska: la última vez que preguntó por los ministros, el juez era el único socialista por debajo del 4 de valoración. A su altura, solo Irene Montero y Ione Belarra.

El Supremo ha ratificado la ilegalidad de la destitución del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, una de las mayores indignidades cometidas por el titular del Ministerio. En mayo de 2020, Marlaska destituía a Pérez de los Cobos por no informarle de la investigación de la Guardia Civil para un juzgado de Madrid sobre la responsabilidad de cargos políticos del Gobierno de Pedro Sánchez al permitir las manifestaciones del 8-M unos días antes de decretar el estado de alarma por la pandemia de Covid.

Marlaska y sus "represalias"

El coronel, por ley, no podía informar a ningún político de las investigaciones de la Guardia Civil para un juzgado, pero eso al ministro le dio igual. Alegó ‘pérdida de confianza’ en el coronel. Pero la publicación en El Confidencial de una orden interna –firmada por la entonces directora de la Guardia Civil, María Gámez- demostraba que Pérez de los Cobos era destituido por no cometer la ilegalidad de informar al ministro de la investigación del juzgado. Las principales asociaciones de jueces firmaron un comunicado contra Marlaska y sus “represalias”.

Ahora, el Supremo ha ratificado la ilegalidad de la orden del ministro, que debería ser destituido inmediatamente por el presidente del Gobierno si éste aún creyera en la separación de poderes. Ni lo uno ni lo otro ocurrirá. La lista de errores, incompetencias y choques del ministro es muy larga y este artículo, corto, pero aquí van unas cuantas.

-Destitución de Sánchez Corbí: Antes que a Pérez de los Cobos, Marlaska destituyó al jefe de la UCO, Manuel Sánchez Corbí, tras enviar éste un correo interno en el que se informaba que se habían acabado los fondos reservados y, por tanto, las operaciones financiadas con ese dinero. Marlaska lo destituyó por no haberle informado antes de que iba a enviar el mail.

-Nombramiento de María Gámez. El ministro choca con el jefe de la Guardia Civil, Félix Azón, cuando el 23 de septiembre de 2019 este no le da todos los detalles de la Operación Judas y el presidente del Gobierno, de gira en Nueva York, es pillado in albis por los periodistas. Moncloa pide explicaciones a Marlaska y éste monta en cólera con Azón. Elige a una socialista de su confianza, María Gámez, para sustituirle al frente de la Benemérita sin consultar con su compañera Margarita Robles, titular de Defensa. Hoy, Gámez ha dimitido acosada por el ‘caso cuarteles’ y las subvenciones de la Junta a su marido y sus cuñados. Según Marlaska, todo es culpa del PP.

-Informe ‘fake’. En el Orgullo de 2019, miembros de Ciudadanos son acosados, escupidos e insultados por manifestantes. Un informe ‘apócrifo’ esgrimido por Marlaska culpa a los propios políticos de los incidentes.

-Los muertos de la valla de Melilla. El ministro del Interior niega que ninguno de los al menos 23 migrantes muertos en la valla de Melilla estuvieran en suelo español. Además, Sánchez es informado tarde del vídeo en el que se ven los cadáveres amontonados y lo hace cuando ya ha dicho que “todo ha sido bien resuelto”. La BBC desmonta después con imágenes la versión del ministro. Hasta sus socios de Gobierno piden la dimisión.

-El espionaje Pegasus: El escándalo de espionaje a los móviles del presidente del Gobierno y de varios ministros por parte del Gobierno marroquí –antes de que Sánchez cambiara sorpresivamente la histórica postura de España sobre el Sáhara- es uno de los mayores escándalos aún sin resolver. Del móvil de Marlaska –de quien depende la seguridad de los miembros del Gobierno- robaron la mayor cantidad de información: 10 gigas. La única destituida fue la directora del CNI, Paz Esteban.

-El escándalo de las balas y la navaja por correo. En la campaña madrileña del 4-M comienzan a llegar sobres con balas por correo y distintas amenazas, como navajas ensangrentadas. Es la campaña que acabará permitiendo gobernar en solitario a Isabel Díaz Ayuso. El caso se archiva meses después sin que Interior y las fuerzas de seguridad sean capaces de arrojar nada de luz al caso.

Marlaska no dimitirá ni Pedro Sánchez le destituirá. Pero nunca una hoja de servicios al presidente se escribió con más borrones

-El ‘bulo del culo’. Marlaska activa y convoca de urgencia la Comisión de Seguimiento sobre Delitos de Odio, presidida por el propio presidente del Gobierno, tras la supuesta agresión homófoba en Chueca a un joven gay que denuncia haber sido marcado a cuchillo por 8 individuos por homosexual. Marlaska no pierde tiempo, convoca la comisión y –junto a Irene Montero- alerta de un "caldo de cultivo preocupante" para la homofobia y señala a Vox: "Juega en el límite". Apenas unas horas después, el joven reconoce que se lo ha inventado y que todo fue un juego sexual que se le fue de las manos. Vox vuelve a pedir la reprobación del ministro.

-Una cinta de correr para su casa. Junto a todo lo anterior, escándalos menores como la compra de una cinta de correr de 2.800 euros para su casa en el Ministerio porque la anterior estaba estropeada y el ministro no puede hacer ejercicio en la calle por seguridad.

Y a todo lo anterior se suma que esta semana, el Ministerio del Interior con Marlaska al frente acaba de poner fin a la dispersión de los presos etarras por la geografía española. Todos dormirán en cárceles del País Vasco y Navarra a la espera de que sea necesario el voto de Bildu en Madrid para comenzar el siguiente paso: el tercer grado, la pulsera telemática o la libertad.

Marlaska cierra así el círculo: el magistrado que tuvo que salir del País Vasco porque puso en jaque con la toga –junto a la Guardia Civil y la Policía Nacional- a decenas de terroristas, acaba por devolver a los etarras al País Vasco y Navarra mientras el Supremo le deja otra vez en evidencia por haber destituido como ministro... a un coronel de la Guardia Civil. Los guardias civiles piden su dimisión. La oposición, también. Y Marlaska no dimitirá ni Pedro Sánchez le destituirá. Pero nunca una hoja de servicios al presidente se escribió con más borrones.

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