Opinión

Marruecos, un polvorín con el rey en brazos de un boxeador

Marruecos acaba de vivir las 'protestas del hambre' en 57 ciudades por una inflación de dos dígitos, la cosecha perdida por la sequía y sufriendo las consecuencias de la guerra de Ucrania. ¿Y el Rey? Desaparecido con un luchador profesional

Marruecos es un polvorín, un barco zarandeado por la crisis de la inflación –9,8% en el primer trimestre con la de los alimentos básicos por encima del 15%- que ha provocado inéditas manifestaciones conjuntas en 57 ciudades –las ‘protestas del hambre’ promovidas por el Frente Social Marocain de reciente creación- y cuyo timonel, el rey Mohamed VI, está ‘desaparecido’ en brazos de un luchador profesional.

Las ‘protestas del hambre’ del pasado sábado 8 de abril en más de medio centenar de ciudades han sido lógicamente silenciadas por el régimen y hay que acudir a las redes sociales o a los medios del vecino –y rival- Argelia para calibrar su alcance.

Marruecos lleva meses especialmente castigado. Primero, por la ola de Covid –que liquidó el turismo- y después por la guerra de Ucrania y su repercusión en los productos de primera necesidad. Ahora, la sequía complica aún más la situación: el último informe del Centro de Investigación Conjunta de la Unión Europea  alerta de que la cosecha de cereales en el norte de África se reducirá considerablemente por la falta de lluvias de los últimos meses, y lo mismo sucederá en varias regiones de Marruecos. La mala cosecha y su repercusión en el alza de los alimentos motivaron las violentas Primaveras Árabes de 2010 y 2012.

Consciente del riesgo de revueltas al sumar a las malas cosechas y la falta de agua la inflación por la guerra de Ucrania, el régimen alauí adoptó medidas históricas para intentar garantizarse un Ramadán tranquilo, como la importación –por primera vez- de 10.000 corderos para la matanza. El régimen pretendía con esta sobreoferta –muy por encima de la demanda- bajar el precio de cada animal, fundamental en la fiesta de los marroquíes.

También adoptó otra medida extraordinaria: a mediados de febrero puso freno a la exportación de alimentos básicos como frutas y verduras para luchar contra la inflación y estabilizar los precios de estos productos antes del comienzo del mes de ayuno. “La prioridad ahora es para el mercado nacional", dijeron las autoridades.

Marruecos y las 'protestas del hambre'

Sin embargo, nada ha podido frenar el descontento y las ‘protestas del hambre’ que comenzaron de forma organizada el sábado 8 de abril y que ha hecho fijarse en el polvorín marroquí (y en su desaparecido monarca) a The Economist. La revista ha publicado un extensísimo reportaje el pasado día 17, con unas ilustraciones de Mohamed y su amigo el luchador bastante explícitas, titulado “El misterio del rey desaparecido de Marruecos”, en el que se alerta de la situación que está viviendo nuestro vecino de la frontera del sur.

“Hace cinco años, apareció una imagen inusual en Instagram. Mostraba a Mohammed VI, el rey de Marruecos, de 54 años, sentado en un sofá junto a un hombre musculoso en ropa deportiva. Los dos hombres estaban apretados uno al lado del otro con sonrisas iguales, como un par de niños en un campamento de verano. Los marroquíes estaban más acostumbrados a ver a su rey solo en un trono dorado...”. Así arranca la revista su análisis, firmado por Nicolas Pelham, el corresponsal para Oriente Medio.

Según desvela un antiguo funcionario marroquí, el rey “estuvo fuera del país durante 200 días el año pasado”. ¿El motivo? Su amistad con Abu Azaitar, el musculoso hombre del sillón, un campeón de Artes Marciales Mixtas de 32 años, conocido de las cárceles alemanas y que se mudó en 2018 a Marruecos y a las residencias de Mohamed para desesperación “de la élite conservadora del país”. “No son solo los autos llamativos –dice The Economist-, es el tono sorprendentemente informal con el que se dirige al monarca: ‘Nuestro querido Rey’, escribió junto a una foto de los dos juntos. ‘No puedo agradecerle lo suficiente por todo lo que ha hecho por nosotros”.

El monarca prefiere estar fuera del país -el año pasado se ausentó más de 200 días- con los hermanos boxeadores antes que prestar atención al clamor de las protestas que empiezan a germinar en las ciudades más pobres de Marruecos

La prestigiosa revista recuerda que Marruecos “es considerado como una de las historias de éxito del mundo árabe. Tiene una próspera industria automovilística y sus zocos medievales y tranquilos riads seducen a los turistas occidentales. Marruecos parece tener todo el encanto de Oriente Medio y nada de su agitación”. Hasta ahora. Y pasa a enumerar los males que provocan la agitación: “Los 37 millones de habitantes de Marruecos se enfrentan a los mismos problemas que han afectado a gran parte del mundo árabe durante la última década: empleos insuficientes, inflación vertiginosa y servicios de seguridad opresivos”.

Pero el monarca prefiere estar fuera del país con los hermanos boxeadores antes que prestar atención al clamor de las protestas que empiezan a germinar en las ciudades más pobres de su reino.

Un miembro de la corte dice que los asesores de Mohamed “han tratado de reducir la influencia de los hermanos Azaitar, pero fue en vano. Algunos funcionarios incluso parecen haberse confabulado para publicar artículos que exponen el pasado criminal de Azaitar y su supuesta extravagancia. El rey parece impermeable”, sentencia el analista.

“Mohammed no solo está distraído, a menudo está completamente ausente. Le gustaba viajar y tomar vacaciones antes de conocer a los Azaitar, pero la tendencia parece haberse vuelto mucho más pronunciada. A veces se enclaustra con los hermanos en un rancho privado en el campo marroquí. A veces, el grupo escapa a un escondite en el oeste de África. Cuando Gabón aburre, se van a París”. Hay que recordar que en Gabón se quedó Mohamed cuando decidió dar plantón a Pedro Sánchez en la que iba a ser la siempre aplazada reunión bilateral. “Somos un avión sin piloto”, se lamenta un funcionario.

Mohammed apareció por primera vez en público con los Azaitar el 20 de abril de 2018. Los luchadores instalaron un gimnasio en el palacio principal y lograron que el monarca bajara de peso y se redujera su hinchazón. A cambio, dice The Economist, “el rey ha colmado a los hermanos de generosidad. Cuando murió su madre, les permitió enterrarla en los terrenos de su palacio en Tánger. Los hermanos adquirieron valiosas propiedades frente al mar y alardearon de su estilo de vida en las redes sociales”. “Usan aviones militares, tienen carta blanca para funcionar en el palacio como quieran, pueden ir al garaje y recoger los autos que quieran”, dice una fuente real. "Es tan extraño".

“El rey no está interesado en el poder. Todo lo que quiere llevar es su vida”, dice un cortesano, pero la revista recuerda el papel fundamental que tuvo Mohamed para evitar las revoluciones que asolaron el mundo árabe hace una década. “A diferencia de los presidentes de las repúblicas vecinas, el rey pudo introducir reformas rápidamente sin dejar de representar estabilidad y continuidad”. Hoy, ante una inflación de dos dígitos, la sequía, una cosecha disminuida y las protestas por el empobrecimiento –la mitad de la población reconoce haber tenido que pedir prestado para poder afrontar los gastos del día a día en el primer trimestre del año- el rey está desaparecido.

Con su padre vivo, “en los viajes a casa, pasaba gran parte de su tiempo en Amnesia, un club clandestino de mala calidad en la capital. Como cuenta en “Le Roi prédateur” el mejor amigo de la escuela de Mohammed, Fouad Ali El Himma, instaló un ascensor desde su piso de arriba que descendía a las entrañas de Amnesia”. Y en 2002 se casó con Salma, una ingeniera informática que trabajaba para una compañía real. “Tenía que tener un heredero, un príncipe heredero”, dice un ex embajador occidental. “Hizo su trabajo”. Y se cansó, insiste The Economist.

Marruecos, 2018: llegan los hermanos Azaitar

En 2018, los hermanos Azaitar llegaron a su vida. Sobre todo, Abu, el campeón de artes extremas. “Mandan a los ministros”. “Tratan a los gobernadores provinciales como a sus choferes”, agrega un empresario. El rey “ha dejado bastante claro a todos sus ministros que pueden hablar en su nombre”, dice un antiguo amigo. Los Azaitar los reemplazaron como guardianes del rey. “Ahora son ellos quienes deciden quién recibe audiencia y quién es expulsado”.

Con este panorama, el oasis marroquí comenzó a verse sacudido por las crisis mientras el monarca era cada vez más rico (el quinto rey más acaudalado del mundo en 2019). El Covid paralizó la industria turística y devastó muchas pequeñas empresas. En 2021 llegó la guerra de Ucrania… La prensa del régimen comenzó a destapar escándalos de los tres hermanos boxeadores, pero fue “contraproducente: el escándalo pareció alejarlo aún más. El verano pasado se mudó a París durante cinco meses”, y vivió entre una mansión cerca de la Torre Eiffel y un castillo de paredes altas en las colinas de Betz, en el noreste del país.

The Economist concluye su análisis: “Sientes que estás viviendo en un barril de pólvora”, dice una fuente. Momentos como este exigen liderazgo. Pero Mohammed y los hermanos se han ido a la playa”. ¿Y a este personaje ha rendido Sánchez la política exterior española en el Magreb…?

No acudió al funeral de Isabel II a Londres, ni a la cumbre de la Liga Árabe en Argelia ni al gran papel de Marruecos en la Copa del Mundo de Qatar. Y, como sabemos, plantó a Pedro Sánchez a principios de año en Rabat pese a que nuestro presidente ha hecho todo lo posible –traición al Sáhara incluida- para contentarle y conseguir la foto de la cumbre.

Y con este panorama, con Marruecos como un barco a la deriva, con un Rey ausente y en brazos de un luchador, con la inflación disparada, la cosecha perdida y las protestas en 57 ciudades, no son pocos los analistas que ya adivinan el siguiente movimiento: buscar un enemigo exterior que distraiga y libere presión. Y muchos, claro, temen que vuelva a surgir la migración, lo ‘español’ y la tensión en las vallas. Y concluye The Economist: “Sientes que estás viviendo en un barril de pólvora”, dice una fuente. Momentos como este exigen liderazgo. Pero Mohammed y los hermanos se han ido a la playa”. ¿Y a este personaje ha rendido Sánchez la política exteriorespañola en el Magreb…?

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