Tanto porfiar para que Broncano recalase en la Espantosa, tanto dinero, tanto chiripuneo y resulta que tenía a su lado a la mejor humorista de España, qué digo de España, del mundo mundial: la sin par Marijesú, la reina del parloteo, la emperadora del palabro, la sultana del salero explicando cosas de manera incomprensible. Lo siento por Broncano al que, por cierto, vemos cariacontecido en las entrevistas de promoción que le están haciendo estos días. Está el chico mustio, dice que tampoco hay que ver su programa si no se quiere, responde con un laconismo digno de Dürrenmat a las preguntitas que le hacen, vamos, que al chico no se ve feliz. Una de dos, o le han echado mucha agua a su show o se la ve venir. Porque Motos va como una ídem desde que empezó su Hormiguero. Y sin mover una ceja, que tiene más mérito.
Así pues, y visto para sentencia lo de Latre, que si llega hasta Navidad habrá llegado muy lejos porque lo suyo no se aguanta ni con cola, el gran reto es ver la pugna entre Trancas/Barrancas y Castiella/Grisom. Pero una lucecita ha iluminado mi pérfida mente fachoesférica. ¿Han escuchado ustedes hablar, decir, explicar y producirse a la ministra Montero?
Pero una lucecita ha iluminado mi pérfida mente fachoesférica. ¿Han escuchado ustedes hablar, decir, explicar y producirse a la ministra Montero?
Valga como ejemplo de su verborrea chispeante y jacarandosa lo que dijo el otro día en el Senado cuando le pidieron explicaciones sobre esa comedia de boulevard llamada concierto catalán. Sería más propio denominarlo “La boda del señor Bringas, o si te casas, la pringas”, libreto de Anselmo C. Carreño y Francisco de Castro y música del gran maestro Federico Moreno Torroba. Estrenada justamente en aquel malhadado 1936.
Y dijo la ministra: “Ustedes hablan de opacidad en los acuerdos, pero señor Camps ¡si el acuerdo está publicado!”, Y prepárense, porque esto es el preludio – la hipótesis, que decía aquel colosal empresario llamado Lo Chil en la Barcelona de finales del XIX. La ministra ataca al público asistente con el mismo furor que un ulano de Rostov: “El acuerdo en un integralidad está publicado con sus puntos y sus comas”. Cuidao, cuidao, que en viendo que la sala se ríe, se dan codazos, se desabrochan corbatas y chaquetas y el relajo comienza a hacerse patente, la ministra se lanza por el barranco del salero diciendo "¡Y lo que dice el acuerdo es lo que dice el acuerdo!, no lo que cada uno creamos que dice el acuerdo".
Ahí le ha dao, ministra, Pero no se crean ustedes que mi Marijesú deja las cosas a medias. Para rematar el gag, porque siempre tiene que existir ese coup de grace en un chascarrillo que se precie, va y suelta “Usted puede utilizar nominalistamente las expresiones que quiera, pero lo que dice el acuerdo es lo que dice y lo que no dice el acuerdo, como usted decía, no lo dice”. ¡Ole, ole y ole, y al que no diga ole que se le seque la hierbabuena! Esperamos de la ministra Montero que dé también voz e interpretación a dos obras de los dos autores del libreto, a saber, “La del manojo de rosas” y “Me llaman la presumida”. El programa podría llamarse “Antología de la Zarzuela”, que hubo ya uno en sus tiempos en TVE con un grandioso éxito, y así nos dejamos de Broncanos y femeninos de pollos en vinagre. Claro que eso de Zarzuela igual no le gusta a Sánchez ni a la Cofradía de la Copa Vaginal…
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación