Opinión

A propósito de Milei: ¿Qué es eso de la dolarización?

En los últimos 43 años (desde 1980 hasta 2022, ambos incluidos) la inflación en Argentina

En los últimos 43 años (desde 1980 hasta 2022, ambos incluidos) la inflación en Argentina ha sido del 1.118.029.155.149,56%, es decir un 71,3% acumulativo anual. Este año 2023 la inflación acumulada hasta octubre es del 120% y la interanual del 143%. Es difícil hacerse una idea de lo que suponen unas tasas de depreciación del valor de la moneda como esas. En España, por ejemplo, los precios se han multiplicado en ese mismo periodo por 6,38, lo que supone una inflación media anual del 4,4%. En Argentina los precios se han multiplicado por 11.200 millones. Un billón (un millón de millones) de pesos tenían al comienzo de este año el mismo poder adquisitivo que 90 pesos en 1980, un billón de pesos ahora mismo tienen el mismo poder adquisitivo que 40 pesos de 1980.

¡Y Milei está loco! Al menos eso dicen los que critican su plan de estabilización de la moneda. Algunos dirán que lo de Milei más que un plan de estabilización es “un muerto el perro se acabó la rabia” y que en eso consiste el cierre que propone del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y la dolarización.

El objetivo principal de un banco central es la lucha contra la inflación o la preservación del valor de la moneda, como quieran ustedes enunciarlo. Está claro que el BCRA ha fracasado clamorosamente como institución en su objetivo. Sólo por eso merece desaparecer. Su función como banquero del Estado, puede realizarse a través de otras instituciones públicas o privadas, nacionales o extranjeras.

Algunos hablarán de pérdida de soberanía, pero nada más daña la soberanía de un estado que la mala administración económica que genera déficit continuos que sólo pueden financiarse con el recurso a la deuda en los mercados, lo que te pone en manos de los acreedores, o la emisión sin límite, como es el caso, que empobrece a tu población. La soberanía, el ser señor de uno mismo, al menos en términos económicos, sólo se alcanza con el equilibrio presupuestario. Todo lo demás es palabrería hueca.

Parece más que razonable que el peso desaparezca como moneda dado su fracaso histórico, salvo que se convierta en un mero certificado de depósito de dólares como apunta la solución de la paridad fija

La dolarización como modo de asegurar la estabilidad de precios bien se puede alcanzar mediante la fijación de una paridad fija con el dólar, de modo que el BCRA sólo pueda emitir en función de sus reservas en dólares; bien renunciando a una moneda nacional y utilizando otra (en este caso el dólar) como de curso legal en el país; bien fijando la libre elección de moneda para la celebración de los contratos entre las partes (lo que obliga al dólar y a la FED a competir en el mercado mundial de divisas y ya no hablaríamos propiamente de dolarización). La última solución no es más que hacer normal en el BOE (o como se llame en Argentina) lo que es normal en la calle, en palabras de Adolfo Suárez. En cualquier caso, parece más que razonable que el peso desaparezca como moneda dado su fracaso histórico, salvo que se convierta en un mero certificado de depósito de dólares como apunta la solución de la paridad fija.

La moneda no es un signo distintivo de la Nación, sino del Estado. No somos menos españoles por utilizar el euro en lugar de la peseta, ni por utilizar otra divisa. La mentalidad estatista ha elevado la moneda propia a la categoría de atributo cultural intrínseco de la Nación, cuando no es más que un instrumento, un medio de pago, que mal utilizado se convierte en uno de dominación de la clase política.

El dinero no lo inventó el Estado

El dinero es una institución surgida, como tal, en la Sociedad Civil. El dinero como modo de superar los inconvenientes del trueque no lo creó el Estado, como tampoco creó los derechos inalienables a la vida o a la propiedad. El Estado se apropió de la institución del dinero, con el consiguiente perjuicio para sus ciudadanos, como ahora se apropia del lenguaje con el mismo resultado.

El ataque a Milei por su renuncia al peso es un ataque del estatismo fracasado a la libertad individual. Las objeciones teóricas a la renuncia al monopolio de emisión de moneda carecen de fundamento y las prácticas están superadas con el avance actual de la tecnología. ¿Qué problema hay para que usted tenga su efectivo en dólares y me pague a mi en francos suizos si lo va a hacer por Bizum, por poner un ejemplo, y así lo hemos acordado?

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