“Antes hacia todo solaaaa
y tú el rey de la consolaaaa
qué alegría me llevéeeee
cuando limpiando te encontréeee”
La mujer de Mario Molinero (delegado del AVE en el Área Manchega) disfruta del sábado y anda aliñando aceitunas y tarareando la cancioncita de la campaña “¿Dónde has estado?”, del Ministerio de las Jotías. Empeñados en no perder el tren de las tecnologías, y harta ella de comerse sola el marrón de desplumar tórtolas, el entregado matrimonio se acaba de instalar la app #MeToca, preciado producto (211.750 euros) de marketing digital del susodicho garito.
Pareja cómplice donde las haya (la ausencia involuntaria de camada les ha sumido en un mundo ideal de veneración mutua), bromean sobre el tema en su guasap:
El: Hoy #TeToca aguantar a tu madre
Ella: jajaja mira que eres… con lo que ella te quiere…
El: En otoño #TeToca hacerte un moño bisoño y subirte al madroño
(Mario leyó a Gloria Fuertes de pequeño y arrastra taras).
¡¡¡Cliiinnng!!!
En la pantalla del móvil de Mario aparece el siguiente mensaje: “Aviso de lenguaje sexista. Déjate de trucos camufladores”.
Mario flipa, y sin saber cómo reaccionar, sigue chateando con su mujer y le escribe: “#TeToca depilarte el bigote, que ya pinchas”.
A la vez que ella escribe un “jajaja”, en el móvil de Mario suena otro “¡¡¡Cliiinnng!!!” y aparece ahora el siguiente mensaje: “Aviso de Acto Cosificador No Inclusivo. Van dos. Ojito”. Mario, ya muy mosca, decide avisar a su mujer:
El: Creo que nos están espiando el móvil
Ella: ¿Ya empezamos con las fantasías?!!! Mario de verdad!!!
El: Va en serio
Milagros se viene arriba y, por salir del bucle de ensoñaciones literarias de su marido, escribe picarona: “Pues que sepas que hoy #TeToca tocarme”
¡¡¡Cliiinnng!!!
En el móvil de Milagros aparece el siguiente mensaje: “Aviso de Connivencia Sumisa en Acto Cosificador. Así no avanzamos”.
Se sientan cerca de la ventana, y piden carajillos y porras. Mario procede a narrar lo de la app y los avisos tremebundos, y Paul asiente y pone cara de “lo sé todo”
Horrorizado del devenir de los acontecimientos telefónicos, Mario decide intercambiar impresiones con Paul Married, (expolítico metido a espía), y queda el lunes a desayunar en la estación del AVE de Ciudad-Real, con la extremeña emoción del que se sabe poseedor de un amigo y una cafetería ferroviaria donde encontrarse con él. Se sientan cerca de la ventana, y piden carajillos y porras. Mario procede a narrar lo de la app y los avisos tremebundos, y Paul asiente y pone cara de “lo sé todo” y dice:
-Querido amigo; siento no haberte comentado nada, pero la naturaleza de mi trabajo me lo impide. Precisamente ando metido ahora en el sector de delitos cibernéticos. No sé si sabes que España es el tercer país del mundo con más hackeos, detrás de Estados Unidos y Rusia -Mario empieza a abrir la boca sin cortarse. -Sí. Tremendo. Y más cosas; hoy acabo de entregar un informe secreto que demuestra que lo del espionaje a independentistas es un bulo cutre que la UE se está tragando, y que el goaverno pasa de aclarar, no sea que se les tuerza el plan este de “amnistía por investidura”.
-Aaaah… -dice Mario, mientras un trozo de porra escapa accidentalmente de su boca y aterriza en la mesa.
-Y respecto de lo tuyo, contarte que acabamos de detectar la presencia de un software espía llamado Rabasus, en móviles que se han descargado la app esa. Todo parece indicar, y esto que no salga de aquí, que es un caballo de troya para detectar actitudes machistas en chats privados. Que yo no digo que estas señoritas no tengan intenciones loables, pero no son formas.
En la mesa de al lado, una chica joven, con look capilar a lo Juana de Arco, ropa negra como de arquitecto japonés, y sneakers con plataforma, remueve un té humeante y chatea. Se llama Sam. Es programadora, curra en Madrid, y va a coger el AVE de las 08:07. Después de pagar, coge su bolso y una mochila, y sale del local.
Sam trabaja en desarrollar la nueva app ministerial #SerJotía, de interfaz morada y estética de cómic manga, que gestiona las tareas necesarias para desarrollar tal habilidad, con algunas tan curiosas como:
- “#TeToca hablar de la regla”
- “#TeToca poner careto hostil”
- “#TeToca denunciar a un tío”, con un link especial que te mete en un proceso para liarla parda, tengas o no tengas razón (eso es lo de menos), y que te jalea con repetidas notificaciones del tipo “¡Ya queda menos, estás a punto de acabar para siempre con ese cabronazo!”.
La app tiene dos apartados especiales para usuarias avanzadas: uno llamado “Crea tu propia subvención”, con un simulador de derroche de dinero oficial en chachocausas tipo “pintar totos” o el famoso “apaga la tele, enciende tu clítoris” getafense, y otro que te enseña a descomponer un presupuesto de licitación de contrato público en pequeños presupuestitos, para poder zanjar el tema adjudicatorio con un dedazo en pro de amigos y allegados.
Sam-Samantha es una infiltrada; una jotía Du Jour, que colabora como suministradora de datos españoles para el movimiento internacional #MenLivesMatter
Además, te dan puntos por multitaskear, y cuando alcanzas la categoría Jotía Premium, te regalan un muñeco vestido de torero con traje de luces verde Vox, para que hagas vudú y le claves alfileres en el paquete como actividad canalizadora de tensiones feministas y potenciadora de la motricidad fina.
Son las 21:17 en la misma estación de antes. El Avant que viene de Madrid acaba de llegar. Sam se apea, y se dirige de nuevo a la cafetería, bolso y mochila en mano. Entra en el baño. Al rato, en vez de ella, salen el bolso, la mochila, y Samantha, un pibón con melena rubia que roza rabadilla, taconazos, bluyins y camiseta con el mensaje “Call Me Chatina”.
Sí. Sam-Samantha es una infiltrada; una jotía Du Jour, que colabora como suministradora de datos españoles para el movimiento internacional #MenLivesMatter, y que gusta de hacer cosas tan subversivas como dejarse invitar, coleccionar fotos de Olivier Giroud, o devolver piropos. Puro vicio.
Fantasías aparte, comentar que las jotías, cuya app lo único que hace es revelar dos cosas, (una supuesta tiranía doméstica del macho alfa y las ganas locas que tienen ellas de dirigir nuestras vidas, poniendo en riesgo la particular homeostasis de los hogares españoles), son un eslabón más de la siguiente concatenación de te-tocamientos políticos:
- Puigdemont a Jisperson: “Te toca amnistiarnos”
- Jisperson a Irene: “Te toca montar un pollo para cubrirme”
- Irene a Jisperson: “Te toca mantenerme en el ministerio de Igualdad”
La actividad básica de dicho ministerio es retroalimentar una nube tóxica de aquelarres mediáticos, es los que se practica una triple coacción: a las víctimas elegidas, para que denuncien; a la opinión pública, para que abrace la causa justiciera, y a los victimarios, para que pidan un perdón que, aun falso, sirve como peaje para sobrevivir al Armagedón moral. Resistirse a esto último, deriva en proceso inquisitorial.
Esta nube difumina los magreos independentistas de Jisperson, pero no tapa ni la perniciosa ineptitud de las jotías, que han visto cómo su engendro legal acaba de posibilitar la reducción de pena a uno de los de la Manada, ni la inconsistencia de sus principios, que demonizan berreas estudiantiles en La Rioja, pero asumen el consumo de mujeres del socialista Tito Berni y sus colegas.
Y a nosotros, ¿qué nos toca?
Nos toca defendernos. De toda esta morralla moral y política.
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