En los últimos días, los españoles hemos asistido a un desconcertante episodio en el que se ha visto la auténtica valía de nuestro Gobierno. La feroz escalada del precio del combustible ha situado al sector del transporte al borde del precipicio, pues el aumento exponencial de su principal coste variable les ha dejado sin margen de explotación abocándoles a un funcionamiento a pérdidas. Mientras las empresas del sector se desangran, el Estado ve aumentar sus ingresos por IVA.
Ante este escenario, todos los gobiernos de nuestro entorno han percibido la gravedad de la situación y la necesidad de adoptar soluciones rápidas y decididas. Por citar a nuestros vecinos más próximos, Portugal, Francia e Italia han procedido con urgencia a reducir la fiscalidad de los derivados del petróleo o, alternativamente, a conceder ayudas a los afectados por la situación. La excepción ha sido el Gobierno español. Pedro Sánchez se presentó en la última conferencia de presidentes sin análisis ni propuestas al respecto y solo ante la presión allí recibida, improvisó la promesa de rebajar los impuestos en el Consejo de Ministros previsto para el próximo día 29, es decir, ¡dos semanas después!
Esta inicial inacción y posterior demora de nuestro Gobierno ha encendido -con toda la razón- a los transportistas españoles, sobre todo a los más vulnerables: autónomos y pymes. Pero el Gobierno, erre que erre, sigue postergando hasta el próximo 29 su posible decisión, sin avenirse siquiera a iniciar una negociación con los convocantes de la huelga. Con ello, está expandiendo la crisis a otros sectores que dependen del transporte -la industria láctea o la actividad pesquera, entre otros- y puede llegar a provocar un general desabastecimiento de los productos alimentario, ya incipiente.
La Administración Central del Estado (excluidas las Comunidades Autónomas) ha recaudado por el Impuesto Especial de Hidrocarburos 1.600 millones de euros más que en el mismo periodo de 2020"
El Gobierno, en esta encrucijada, ha empezado a hacer lo que mejor sabe: emitir fake news. La ministra de Transportes y la ministra vocera del Gobierno han declarado que el conflicto está liderado por la extrema derecha, en tanto que la ministra de Hacienda ha manifestado que los transportistas en huelga son agentes de Putin, ¡Vaya tela!. Cuando habla un necio, todos descubrimos su necedad. Pero también está deslizando el Gobierno que carece de margen para atender las necesidades del sector. Vamos a centrarnos en esta última mentira.
Señora ministra, debe usted saber que cuando sube el precio de un producto, aumenta la recaudación obtenida por el IVA con el que viene gravado de modo que, al duplicarse el precio de los combustibles, se duplican los ingresos fiscales que obtiene el Estado por dicho impuesto. Fíjese si tiene usted margen. Además, si leyera usted los informes de recaudación de la Agencia Tributaria podría comprobar que entre enero y noviembre de 2021, la Administración Central del Estado (excluidas las Comunidades Autónomas) ha recaudado por el Impuesto Especial de Hidrocarburos 1.600 millones de euros más que en el mismo periodo de 2020, lo que supone un aumento del 80%. Fíjese usted si tiene margen. No nos engañe, no es margen de lo carecen usted y a su Gobierno, su carencia es de voluntad. Y esto lo saben los transportistas en huelga, y deben saberlo tanto el resto de los sectores económicos afectados por dicha huelga como el conjunto de los españoles víctimas de su gestión política.
Como deben conocerlo los contribuyentes españoles del IRPF que sufren su negativa a actualizar los parámetros y la tarifa del impuesto al aumento de la inflación. Sepa usted, ministra, que esta práctica abusiva forma parte de lo que en Hacienda Pública se llama Señoreaje, en tanto que abuso del Señor con sus vasallos.
Pero mire ministra, ni los contribuyentes españoles debemos ser sus vasallos ni, en ningún caso, usted es nuestra Señora. Aplique el margen que sí tiene para arreglar el conflicto con los transportistas y aplíquelo ya, antes de provocar a la economía un caos mayor del que ya ha provocado su Gobierno.
Y, por cierto, cuando usted se decida, tiene en sus manos un margen todavía mucho más amplio en el Gasto Público. Discipline usted a sus colegas del Consejo de Ministros, impóngales restricciones políticas a la utilización de los alegres importes de crédito de gasto fijados en los irresponsables presupuestos que llevó usted a las Cortes Generales. Puede y debe usted hacerlo. Con motivo de otras grandes crisis económicas así lo hizo Margaret Thatcher en el Reino Unido, y también fue decretado así en España por Pedro Solbes. Pero éste a lo mejor es también para usted un ultraderechista y un agente de Putin.
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