Nosotros gestionamos la economía mejor que ellos. Esto es lo que ha afirmado la ministra de Hacienda y se ha quedado tan pancha, tanto como cuando en el Congreso de los Diputados tuvo que recurrir a dos cajitas de pastillas Juanola y Riccola para intentar responder a una pregunta cuya respuesta no era capaz de articular oralmente. Recordemos que no fue la primera vez en la que M. J. Montero demostró su lacerante déficit de conocimientos en la materia que gestiona. Sucedió también cuando, de manera alarmante, demostró desconocer lo que es un paraíso fiscal. O cuando, de modo semejante, evidenció en público que ignoraba absolutamente en qué consiste la praxis del dumping fiscal. También cuando de modo recurrente confundió lo que es la repercusión de un impuesto con la traslación de su carga impositiva.
Pero volvamos a lo afirmado ahora por Montero cuando ha autovalorado su gestión económica y la de su Gobierno. ¿En base a qué datos se ha atrevido a hacerlo? ¿Será por el referido al déficit público? No puede ser dado que el Gobierno actual mantiene el descuadre de nuestros ingresos y gastos en una dimensión mayor que la existente cuando Sánchez llegó al poder, confirmando lo que es una verdad histórica: Que los Gobiernos socialistas dejan La Moncloa con un déficit mayor que el que se encuentran. Así sucedió con Felipe González y con Rodríguez Zapatero y así está sucediendo con Sánchez. Justo al revés de lo que sucede con los gobernantes populares, pues tanto José María Aznar como Mariano Rajoy redujeron el déficit que se encontraron. ¿Será entonces por el dato de la deuda púbica? Tampoco es posible, pues el importe adeudado por el Reino de España no ha dejado de crecer desde que M. J. Montero es ministra de Hacienda y Pedro Sánchez, presidente de Gobierno, hasta superar la escalofriante cifra de un billón y medio de euros.
El Gobierno está siendo incapaz reducir la brecha que tenemos con los países de la Unión Europea -les doblamos en el porcentaje de desempleados- a pesar del escandaloso maquillaje
Tampoco cabe apoyar la afirmación de nuestra querida ministra en el dato de la inflación que ha alcanzado su cota más alta de los últimos treinta años y con una especialísima incidencia en los precios de los alimentos. Menos aún en los relativos al paro, donde el Gobierno está siendo incapaz reducir la brecha que tenemos con los países de la Unión Europea -les doblamos en el porcentaje de desempleados- a pesar del escandaloso maquillaje con el que se presentan las estadísticas oficiales. ¿En qué se basa entonces la ministra de Hacienda para afirmar lo que afirma? Quizás haya que obviar los datos más macro y acudir a otros para así entenderla. Vamos a intentarlo.
Desde luego no será por la gestión en infraestructuras, pues aún dura en Extremadura el cabreo por el fiasco del tren rápido que no les acaba de llegar y debe recordarse el esperpéntico asunto de los trenes contratados para Asturias y Cantabria cuyas dimensiones superaban las de los túneles por los que debía pasar. Tampoco puede basar su afirmación la ministra en la gestión del tránsito al coche eléctrico, cuestión en la que España está a la cola de la Unión Europea, tanto por la lentitud en la concesión de ayudas para la adquisición de los nuevos vehículos como para el establecimiento de los necesarios puntos de recarga. Menos posible es apoyarse en la gestión del agua, tema en el que el Gobierno está siendo incluso capaz de enfrentar entre sí a los propios barones socialistas.
Nos han subido todos los impuestos preexistentes, han creado bastantes más con un inconcebible desprecio a los procedimientos de creación de las normas jurídicas
¿Qué dato o hecho puede entonces avalar que la gestión económica socialista sea mejor que la de los populares? Desengañémonos, el único listón que han logrado superar es el de la recaudación tributaria, ahí si son campeones M. J. Montero y sus compañeros de fulas. Pero ¡ojo!, no lo son porque sean capaces de gestionar mejor la aplicación del sistema impositivo, no. Lo son porque, desde que Sánchez ha accedido al poder, nos han subido todos los impuestos preexistentes, han creado bastantes más con un inconcebible desprecio a los procedimientos de creación de las normas jurídicas y, por si no fuera suficiente lo anterior, están aprovechándose ilegítimamente de la inflación para aumentar el expolio fiscal al que someten a la sociedad española, especialmente a la clase media.
De manera que ante tal cúmulo de datos, hechos y circunstancias que desmienten radicalmente lo afirmado por la ministra de Hacienda, que esta se atreva a manifestar con total desahogo que ellos gestionan mejor la economía que sus rivales evidencia una supina ignorancia, una voluntaria falsedad o, lo que es peor, una combinación de ambas cosas. He recurrido a un amigo mío que la conoce bien para preguntarle como es en realidad María José Montero, pregunta que me ha respondido con estas tres palabras: “Es como parece”. Ni que decir tiene que la respuesta me ha provocado inquietud y preocupación en dosis considerable, pero, por resultar obvio, ahorraré al lector la explicitación del motivo por el que estoy inquieto y preocupado.
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