Opinión

Santiago Abascal, virtuoso del billar

La moción de censura no consumada de Vox no es otra cosa que un intento clarísimo de marcarse una carambola a dos bandas

Al igual que su admirado Vladimir Putin, a quien ha copiado toda la iconografía “macho-macho-man” con la que nos deleitó al comienzo de su hégira, de Santiago Abascal ya conocíamos su gusto por hacerse fotos levantando pesas, montando a caballo al modo de los húsares austrohúngaros, arreando mamporros a sacos indefensos o practicando la puntería con la pistola que suele llevar encima con el fin (supongo) de estar preparado en caso de invasión alienígena.

Pero lo que tenía bien escondido el muy ladino era su virtuosismo en el difícil arte del billar francés, ya saben, el de hacer carambolas, nada que ver con el pool británico o el billar yankee.

Porque su moción de censura no consumada no es otra cosa que eso, un intento clarísimo de marcarse una carambola a dos bandas colocando además el taco tras la espalda a la remanguillé.

Pero vayamos por partes, que era como más le gustaba ir a Jack el destripador:

1.- Antecedentes

Si en algo coinciden todas las encuestas publicadas tras el comienzo de la crisis de la covid-19 es que los partidos que más están sufriendo el virus son precisamente los dos extremos nacionalpopulistas de nuestro arco parlamentario: Vox y Podemos.

Como bien advirtió el profesor Daniel Innerarity al comienzo de la crisis, la propia esencia del nacionalpopulismo (tratar de solucionar problemas complejos usando soluciones simplonas y gesticulando mucho) iba a ser dinamitada por una crisis real contra la que de poco valen cucamonas, gritos marciales o componer en el parlamento la formación de los tercios viejos en la batalla de Rocroi.

La crisis les ha dejado en pelota picada ante una ciudadanía que les exigía patriotismo de verdad, no el patrioterismo que tanto les gusta, y el resultado de su nula capacidad de adaptación al nuevo contexto ha sido su dramática pérdida de apoyos.

2.- Torra 'mon amour'

Pero como a animosos no les gana casi nadie, el cuartel general de Vox ha trazado un plan dizque perfecto para volver a crecer en las preferencias ciudadanas, y no es otro que volver la mirada al origen y motivo del primer éxito electoral de Vox: El independentismo catalán.

Vox, no lo olvidemos, es un partido que nace al calor de la primera intentona golpista del independentismo irredento de barretina y virulai, y su despegue fue ejecutado al calor de la DUI que no fue tal, por tanto, ¿Por que no intentarlo de nuevo?

3.- La primera carambola

Y esa es la primera carambola que va a intentar Abascal colocando el taco a su espalda: esperar a que Torra convoque elecciones autonómicas, o constituyentes, o siderales, o como carajo quiera llamarlas para el mes de octubre y en ese mismo momento presentar una moción de censura en el Parlamento español que le sirva (atención) para colocarse en el centro del debate político a escasas semanas de que los catalanes sean convocados a las urnas.

Ya se lo saben, Vox defendiendo a las Españas frente a la hidra rojo-independentista-masónica-y-de-los-grandes-expresos-europeos sin límite de tiempo desde la tribuna del congreso.

Muy creativo todo.

4.- La segunda carambola

La segunda carambola es aún más complicada, ya que necesita que la bola lanzada por Abascal tras el primer impacto, golpee en, al menos, ocho bandas y tras ello se dirija a su objetivo. La bola roja.

Esto sería algo así como un Abascal triunfante en las supuestas elecciones catalanas con Vox situado donde ahora lo está Ciudadanos, como primera fuerza del Parlamento, y siendo capaz de utilizar esa plataforma para (no sé bien cómo) forzar a Sánchez a hincarse de hinojos (¡ja!) ante el triunfador en tierras de infieles (¡jaja!) y convocar elecciones generales (¡jajaja!) para que Abascal las gane (¡jajajaja!)

5.- El problema

Como creo que es capaz de ver cualquier lector, el problema de todo este cuento de la lechera que se han montado en su cabeza es que es una estrategia cuyo origen depende de un solo factor, un factor que no está en poder ni de Vox ni de nadie, y se llama Quim Torra.

Si Torra no disuelve el Parlament en el mes de septiembre, toda esta torre de naipes mal colocados que ha construido Santiago Abascal se vendrá abajo, dejando la moción en lo que es, que no es otra cosa que un error estratégico y político que solo servirá para fortalecer a Pedro Sánchez.

Y ya saben que Torra es impredecible.

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