Opinión

Mónica López, Ana Morgade... y las formas de desafiar al espectador de los directivos de TVE

¿No era previsible que la presentadora no iba a atraer a la audiencia tras su fracaso en su anterior proyecto mañanero?

Hubo quien decidió hace unas semanas que Mónica López debía volver a la parrilla de La 1. La iniciativa era arriesgada, dado que la meteoróloga fracasó en su anterior proyecto televisivo, el que la situó al frente de un programa mañanero de actualidad y entrevistas. El caso es que a López le asignaron un programa que se llama Ahora o nunca -¿por la emergencia climática?- y en sus primeras semanas de emisión ha registrado una audiencia media del 5,7%.

Es difícil saber si Francesc Vallès -secretario de Estado de Comunicación- se encuentra satisfecho con los cambios que se han producido en Radiotelevisión Española desde el pasado octubre, cuando recibió en Moncloa a Elena Sánchez -y a otros consejeros- para informarle de la maniobra que iban a realizar para designar a esta veterana periodista como presidenta provisional de la corporación.

Aquello terminó con la dimisión de José Manuel Pérez Tornero -su antecesor- y con un incremento de la temperatura de las reuniones del Consejo de Administración, dado que hay vocales que reniegan de las funciones ejecutivas que le asignó el Consejo de Ministros a Elena Sánchez. Hace 15 días, la sangre casi llega al río cuando varios asistentes abandonaron la reunión entre gritos. Este periódico lo contó y el sindicato CCOO señaló ese artículo como una maniobra de la derecha para desestabilizar a RTVE. Por algo lo querrán ocultar. Máxime ahora que se juegan mucho con los exámenes de oposición.

La apuesta por Mónica López no ha impactado sustancialmente sobre los resultados que logra La 1 en la última parte de la franja matinal. El formato se parece a Aquí la tierra -que junto a El cazador han mejorado las tardes de La 1 sustancialmente-, pero registra una cuota de pantalla mucho peor. ¿No era previsible que la presentadora no iba a atraer a la audiencia tras su fracaso en su anterior proyecto mañanero? Habrá quien deba responder esa pregunta. O no.

El despertar de un sueño otoñal

Noviembre y diciembre fueron meses atípicos. Radiotelevisión Española ofreció 19 partidos de la Copa del Mundo de fútbol y eso impulsó la audiencia de La 1. En enero, pese a la cuantiosa inversión en el deporte rey, la cuota de pantalla cayó hasta el 9,4%. Fue 5 décimas mejor que el mismo mes de 2022, pero 3,3 puntos peor que en los 31 días precedentes.

Para enero, había algunas nuevas apuestas en La 1, más allá del Benidorm Fest, con un presupuesto de más de 4 millones de euros y con una audiencia global bastante inferior a la de 2022.

El estreno más sonado fue quizás el de Días de tele, el magacín dedicado a la nostalgia televisiva que presenta Julia Otero y que realiza LACOproductora. José Miguel Contreras trató de colocar a Rosa María Mateo este programa en su día, pero no tuvo éxito. Hace unos meses, tras la venta de su empresa a Prisa, se rubricó un acuerdo para emitir 13 capítulos por 5,5 millones de euros.

El espacio se estrenó el pasado 17 de enero con una cuota de pantalla de 11,5 puntos. La siguiente semana, el resultado descendió hasta el 7,7%. Como reclamo, el tercer programa decidieron dedicarlo al sexo, pero no funcionó especialmente bien, dado que consiguió una audiencia de 7,5 puntos. Su cuarta entrega, la del pasado 8 de febrero, marcó un share fue del 7,8%.

Un día antes, La 1 ponía en escena otra de las apuestas que se habían anunciado con campanillas. Se llamaba Vamos a llevarnos bien y la presentadora elegida era la humorista Ana Morgade. La cuota de pantalla que registró fue del 4,8%. El viernes, Vertele adelantaba que TVE suspendía su emisión.

Sus directivos lo hacían con los datos de audiencia del día anterior de la mano, que no eran precisamente alentadores. Los jueves eran gloriosos en la época de esplendor de Cuéntame cómo pasó, pero hace mucho tiempo de eso. El último lo cerró La 1 con un 8% de cuota de pantalla, un dato que es peor de lo que parece, dado que lo ha registrado en plena caída libre de Telecinco.

Para el prime time de esa jornada, el departamento de contenidos de TVE -dirigido por José Pablo López- programó una de las grandes apuestas de la temporada -que no es barata-, que se llama Todos contra 1 y que produce el grupo Banijay. El share que marcó ese concurso fue de 5,8 puntos, es decir, bastante inferior al de las dos semanas precedentes (9,6 y 9,9%).

La gran promesa

No todas las noticias son negativas. El Confidencial Digital explicaba el otro día que TVE ha decidido renovar la serie La Promesa, después de conseguir una audiencia media de 9,2 puntos y 912.000 espectadores durante su primer mes de emisión. Los ajustes realizados en las tardes de La 1, unidos a los desaciertos de Telecinco, han impulsado la cuota de pantalla de La 1. El resultado no es brillante, pero está lejos de ser desastroso. Sobre todo, en la última parte de la franja vespertina.

Eso sí, no puede decirse que Aquí la tierra logre un gran arrastre para el noticiario. De hecho, Vicente Vallés duplica en esa franja la audiencia de Carlos Franganillo. Es de suponer que eso generará un debate en Moncloa sobre los resultados que ha dado su plan para mantener bajo control RTVE. Si todo lo que sucedió en octubre se hizo para evitar disgustos como el que tuvieron con Begoña Alegría, Xabier Fortes y compañía en la campaña de las elecciones de 2019 -después de que Rosa María Mateo se ofreciera a echar una mano a Pedro Sánchez y contraprogramar el debate de Antena 3-, se puede decir que no tienen grandes motivos para desconfiar.

Pero si alguien buscaba en el palacio presidencial que los noticiarios de la televisión pública llegaran a más españoles, se puede decir que han fracasado en el intento. Y mira que han gastado decenas de millones de euros en programas para lograrlo. Al menos, eso sí, las productoras audiovisuales estarán satisfechas.

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