Cuando Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, optó por denominar "operación especial" la invasión de Ucrania que desencadenó el 24 de febrero sabía lo que decía, medía sus palabras, tenía en cuenta las consecuencias que de la asignación de esa etiqueta se derivaban y también las que pretendía bloquear. Sus planes iniciales proyectaban un ataque relámpago sobre Kiev, la capital del país, que les permitiera deponer al presidente Zelenski y sustituirlo por un títere manejable con el que sellar los acuerdos más convenientes a los intereses rusos, mientras al tiempo jugaba a ambientar la idea de que quedaba clausurada la era de las humillaciones e inauguraba la de la recuperación de las , peligro y, por tanto, del valor; es el campo de los esfuerzos y sufrimientos físicos; es la comarca de la incertidumbre porque las tres cuartas partes de aquellas cosas en que se basa la acción en la guerra yacen envueltas en la niebla; es la comarca del azar que modifica la marcha de los acontecimientos.
De ahí que la conducción de la guerra requiera que la inteligencia deba estar siempre, por decirlo así, sobre las armas, en constante lucha con lo inesperado y que le sea indispensable de una parte la capacidad de procurarse los esclarecimientos que aún en esa oscuridad le brinden algunos destellos de luz para encaminarse hacia la verdad y, de otra el valor necesario La primera se designa con la expresión francesa coup d’oeil, la otra se llama resolución. Para Clausewitz en el caso aislado, la resolución es acto del valor cuando llega a ser un rasgo característico, un hábito del alma. Pero precisa que aquí no está tratando del valor ante el peligro corporal, sino del valor de la responsabilidad para hacer frente a un peligro moral, valor que nace de la inteligencia, aunque no sea un acto de la inteligencia sino del ánimo, que con frecuencia se ha dado en llamar courage d’esprit.
Ha de considerarse la presencia de espíritu que cumple una función clave en el campo de lo inesperado y traduce de manera muy aceptable la proximidad y velocidad de los recursos propios del entendimiento".
Insiste nuestro autor en que la resolución se origina primeramente en un acto de inteligencia, que lleva al convencimiento de la necesidad de atreverse, y, por tanto, obliga a la voluntad. Subraya que al lado del coup d’oeil y de la resolución, y ligadas a ellas, ha de considerarse la presencia de espíritu que cumple una función clave en el campo de lo inesperado y traduce de manera muy aceptable la proximidad y velocidad de los recursos propios del entendimiento. Llegados a este punto, señalemos que Vladimir Putin ha carecido tanto de coup d’oeil como de courage d’esprit y que al decretar una movilización parcial, sin atender a las dificultades y a las reacciones suscitadas por el reclutamiento ni a los plazos necesarios para el encuadramiento y el adiestramiento previos al traslado y despliegue en el frente de batalla donde el soldado de la patria ofrece una resistencia incomparablemente mayor que el soldado expedicionario. La movilización parcial de Putin lleva en la frente el signo de la derrota. Continuará.
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