La cacareada y sectaria Ley de Memoria Histórica sufre una amnesia parcial de proporciones colosales. Si abren una zanja y encuentran cadáveres asesinados por el bando nacional hay que difundirlo y publicitarlo hasta el agotamiento. Lo siguiente es culpar a todo lo que no sea izquierda o separatismo, los únicos buenos en esta película de terror que inició Zapatero y Sánchez está llevando hasta sus últimas consecuencias. Asesinos, fascistas, criminales, les oímos gritar con odio vicario, puesto que ninguno de quienes integran este infernal coro luchó en aquella guerra entre hermanos que los españoles superamos en la Transición y que parecía quedar sólo como ejemplo de lo que nunca debía suceder jamás.
Pero dentro del esquema mental de la izquierda la estrategia consiste en enfrentar a españoles de izquierdas contra españoles de derechas, españoles de esta región contra la de aquella otra, hombres contra mujeres, jóvenes contra viejos, heterosexuales contra homosexuales, vegetarianos contra carnívoros. También en la muerte. Hay setecientos cadáveres, como les decía, asesinados por la brutal represión que se vivió en la retaguardia republicana, aunque mejor es llamarla zona roja. Las palabras tienen importancia. El gobierno de la generalidad ha dicho que no tiene previsto exhumarlos, a pesar de ser la fosa más importante de toda Cataluña y una de las mayores de España, o de que Quim Torra, cuando hacía ver que era presidente, prometió hacerlo.
Recordemos, ya que de memoria histórica se trata, que en la guerra, hubo momentos en que se mataba más detrás de las líneas que en el frente. En los años cuarenta se llegaron a exhumar más de 1.300 víctimas de los asesinos y ladrones revanchistas que torturaron y mataron a miles de inocentes por el terrible delito de ser católicos, tener imágenes religiosas en sus casas, pertenecer al clero o ser de derechas. A muchos los incineraron en hornos crematorios en la cementera de la Asland, próxima a la fosa. Un terrible presagio de lo que serían los hornos de Auschwitz, Dachau o Treblinka. Diferentes uniformes, mismos criminales.
Porque son muertos sin derecho a memoria ni histórica ni cívica. Porque no son de los suyos. Porque sólo vale recordar una parte
La Asociación Reivindicativa de la Memoria Histórica Raíces lleva años luchando con el gobierno catalán, que sigue empecinado en negar la evidencia. Porque son muertos sin derecho a memoria ni histórica ni cívica. Porque no son de los suyos. Porque sólo vale recordar una parte. Porque decir que su añorada república y su querido Companys fueron asesinos, al igual que el admirado por Sánchez Largo Caballero, es de fachas. Por no admitir que se mató en los dos lados, sí, pero es canalla y miserable pretender que los únicos que fueron unos ángeles eran los del pañuelo rojo, las orgías en las checas, los sádicos torturadores y los que robaron y mataron todo lo que se les puso por delante.
Memoria histórica, sí, pero para todos. ¿Para cuándo una ruta de las checas en Barcelona, Colau, Aragonés, Maragall, Illa? ¿Alguien hablará de la memoria colectiva de esta ciudad que, como muchas otras, se estremecía de miedo a la que escuchaba pisadas de noche en la escalera? ¿No cantaba María del Mar Bonet aquello de Què volen aquesta gent que truquen de matinada en alusión a la policía franquista? ¿Eso mismo no se puede decir de los chequistas o del SIM? Que me lo expliquen.
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