Opinión

Las mujeres facturamos y votamos

Reconocer, aceptar, cambiar son los pasos que me comentaba una psicóloga que se debían afrontar para superar un problema o resolver un conflicto. Quizás en Vox deben pasar por consulta para reconducir el reconocimiento de una lacra que tenemos en este pa

Reconocer, aceptar, cambiar son los pasos que me comentaba una psicóloga que se debían afrontar para superar un problema o resolver un conflicto. Quizás en Vox deben pasar por consulta para reconducir el reconocimiento de una lacra que tenemos en este país. Mientras Santiago Abascal esté hoy dando un mitin, en el último lunes de campaña, habrá una mujer llamando al 016 para pedir ayuda.

Claro que hay violencia que va más allá de la violencia machista: obvio. Pero no reconocer la violencia machista como tal produce un daño irreparable. ¿Les suena eso de era una histérica, se lo tenía merecido, con una bofetada la ponía en su sitio?, Eso pasaba en este país no hace tanto tiempo. Es ese ejercicio de posesión que practican algunos hombres y que le hace creerse por encima de ella y de su derecho a la vida. Es indudable que nadie que forme las filas de Vox quiere mal a una mujer, seguro, pero su discurso sobre la violencia machista nos retrotrae a un punto de partida que ya está superado.

Mientras la campaña discurre, con cifras de asesinadas que parece que ya no hacen daño hay 33 menores huérfanos que lloran a sus madres, que reciben tratamiento psicológico para intentar transitar por la vida; mientras gritan en sus mítines que votes por lo que interesa, hay 12.784 mujeres que no se pueden desplazar ni hacer vida sin estar controladas por la policía porque pueden sufrir violencia grave o letal. No reconocer que el machismo mata ayuda muy poco a combatirlo.

Las mujeres en este país votan ya desde hace más de un siglo, facturamos sin tener que pedir permiso a nuestros maridos y tenemos el derecho que todo ser humano tiene que es el derecho a la vida y que nadie nos puede arrebatar porque alguien nos considere unas histéricas o porque a ese alguien les hemos destrozado la vida porque no soportamos seguir viviendo bajo el mismo techo. Calladita estás más guapa dice aquél. En 1916 se empezó a abrirse camino en España la senda hacia los derechos democráticos plenos de la mujer, con el primer voto ejercido en este país por Emilia Pardo Bazán y fue poco más tarde cuando con Clara Campoamor se impulsó el sufragio universal reconocido en la Constitución de 1931 y ejercido ya en 1933. Emilia destacaba ya en aquellos años que “la mujer debía tener los mismos derechos que los hombres”. Se empezó a oír nuestra voz que algunos quieren volver a silenciar.

Los carnés de quién es más o menos feminista no nos favorece en nada este planteamiento de defensa de los derechos de la mujer. Que entre nosotras nos pongamos piedras en el camino es de traca

No podemos tolerar como sociedad que las mujeres vivan con miedo, que algunos hijos crezcan considerando normal que el papa pega a la mama y que, en el peor de los casos, tengan que presenciar su asesinato. Largo camino recorrido desde que mujeres de pensamiento conservador, como la Bazán o Campoamor lograron el sufragio femenino. Pero no fue hasta la transición cuando las mujeres pudimos tener una cuenta corriente sin necesidad de la firma del marido para disponer de efectivo o viajar al extranjero sin autorización del esposo. Quedan aún lugares, pueblos dónde la mujer no mueve un dedo sin el consentimiento del marido.

Como existen también padres que han educado y criado a sus hijas desde una perspectiva civilizada, en plano de igualdad, que las hacen merecedoras de vivir en el respeto y la tolerancia. Esos valores se enseñan en casa, en la familia. Los sectarismos feministas, los carnés de quién es más o menos feminista no nos favorece en nada este planteamiento de defensa de los derechos de la mujer. Que entre nosotras nos pongamos piedras en el camino es de traca.

López habla de terrorismo

No podemos olvidar que por mucho que haya cuotas, sigue siendo la política, como tantos otros sectores, un mundo de hombres. Solo dos mujeres había en el debate a siete de la pasada semana en RTVE. De hecho si Ernest Urtasun hubiese sido el representante de Sumar y Borja Semper el del PP, hubiese quedado un bonito debate entre hombres con una notoria cuota vasca. Veremos si en el debate a tres del miércoles, error del PP en no asistir vaya por delante, se pone luz en el túnel de la violencia machista. Decía Patxi López, portavoz parlamentario del partido en el Gobierno, que el único terrorismo que existe actualmente es el de la violencia machista. Deber de todos los representantes públicos ha de ser el de abordarlos. Aunque sólo sea porque habrá mujeres viéndolo. Banalizar, relativizar las cifras no conduce a ningún lugar. Son 28 asesinadas este año, cuatro en lo que va de julio. Desgraciadamente, en esta última semana de campaña aun tendremos que asistir a algún minuto de silencio por otra asesinada. Una sociedad no se puede permitir esta lacra, negarla mata. Estas cifras, las de la vida son las que deben importar.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP