Josep Piqué, humanista, intelectual y economista. Un referente de un modo de hacer política en todos los ámbitos, que deja un vacio difícil de reponer por su brillantez y lucidez en el análisis y evolución del mundo que nos viene.
Su vasta cultura no le impedía ser generosamente humano con todos los que durante años tuvimos la inmensa suerte de asistir a la masterclass de la vida que corría a nuestro alrededor.
Josep sabía preguntar y escuchar, transmitía con pasión, era didáctico y aplicaba su visión, siempre brillante, a todas las facetas de su trayectoria profesional. Un hombre libre, valiente e inteligente, que no renunció a sus principios en situaciones realmente críticas porque era leal a sus ideas, valores y a sus firmes convicciones, que no dudó en defender aunque comprometiera su futuro.
Tras su dimisión como presidente del PPC, afirmó: "Cuando me retiré de la política me comprometí a no opinar sobre la actualidad política y partidos para no interceder". Una promesa que mantuvo pero, como él decía, "la política ya la tengo inoculada en la sangre y la sigo con mucha atención".
Esa pasión por la política y su compromiso social por el cambio la canalizó implicándose aún más en la sociedad civil a través de sus tribunas, del Foro La Toja, como editor de la revista Política Exterior y muchas otras actividades.
Su etapa empresarial también la afrontó con pasion y valentía y en este caso su energía y motivación era ayudar en etapas complicadas de las diferentes empresas, fusiones, sucesiones, o quiebras. Los imposibles, en algunos casos, que como decía él "me ponen" para luchar.
Josep era una mente muy, muy brillante. Pero sin embargo, nunca se alejaba de su interlocutor. Te hacía sentir importante, te escuchaba con un interés real y esa empatía fue la base de su capacidad negociadora. Era ese interés, esa curiosidad constante, la base de la pasión que ponía en todo lo que hacía, además de en la defensa de sus ideas.
"Ser joven no depende de la edad, sino de la curiosidad intelectual que uno tenga y a mí me queda mucho por aprender", decía. La curiosidad hacia el mundo que le rodeaba unida a su capacidad de análisis hicieron que, durante toda su vida, Piqué atesorara una visión preclara de la realidad del mundo que le permitia intuir, siempre con acierto, hacia donde se dirige.
Su motor de energía siempre fue su curiosidad intelectual, también en esta última etapa, escribiendo hasta el final sobre su pasión: la geopolítica. Su último libro lo tituló 'El Mundo que nos viene'. Y ahora ahí estamos, en el mundo que nos viene sin su acertada mirada.
Por eso le admiraba. Por eso y porque extendía esa curiosidad al ámbito más cercano. Deja muchos amigos, también entre los periodistas, que hoy recuerdan especialmente su etapa de portavoz del Gobierno como una de las más brillantes de la democracia. También en Catalunya, cuya complejidad comprendió siempre y por cuyo encaje natural en España luchó hasta el final. Y también en el mundo empresarial. La pasión que marcó su vida se notaba también en el quehacer diario en este ámbito.
Se va un hombre libre, lúcido, brillante y cercano. Un pensador y un humanista en el sentido clásico, convencido del poder que el ser humano tiene de cambiar el mundo y capaz de demostrarlo y, sobre todo, se va un amigo con el que tuve la suerte de compartir durante más de 20 años. Un hombre cercano, cuya conversación elevaba mi pensamiento y cuyo criterio echo ya de menos.
P. D: Cuando le preguntaban cuál habia sido su mejor etapa "nunca miro por el retrovisor" pero seguidamente no podía evitar afirmar con ese brillo en sus ojos que fue la de Ministro de Exteriores. Y eso sí que le quedó inoculado porque toda su trayectoria posterior la ejerció con esa serenidad analítica de la mente de un ministro de Exteriores.
Rocío Márquez Papell. Asesora de comunicación y amiga de Josep Piqué
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