Los aficionados del Valencia Club de Fútbol no se merecen esto. El lento pero seguro desguace de este club, uno de los históricos del balompié español, es desde hace años un esperpento inaguantable para los valencianistas pero también para el resto de los que amamos este hermoso deporte mercantilizado hasta la saciedad. La destitución de Amil Murthy de este lunes es solo un episodio más entre los muchos acontecidos bajo el mandato de Peter Lim. Esperemos que su etapa al frente del Valencia esté cerca de acabarse.
Nada personal podemos tener contra el empresario de Singapur que, justo es decirlo, puso la pasta hace unos años, cuando quizás nadie quería ponerla en el Valencia y cuando otros, valencianos para más señas, se habían cargado la economía del club. Pero es que su tiempo al frente, normalmente con uno de los suyos como presidente de paja, como pasaba con Murthy, no puede acabar bien. Ni los aficionados ni las instituciones ni casi nadie en su sano juicio puede aguantar esta suerte de perpetua huida hacia delante. Todos gritan, cada uno a su manera, para que se acabe la pesadilla compartida.
Murthy ha sido fulminado por unos audios comprometidos donde arreaba contra todo bicho viviente en el club. Desde que se publicaron gracias al periódico Superdeporte, su posición era insostenible. En esas conversaciones grabadas se escuchaba a un presidente del Valencia que parecía cualquier cosa menos el presidente del Valencia. No dejaba bien ni a las instituciones valencianas ni a la propia plantilla ni al técnico... Un desastre que sólo podía terminar como ha terminado. Más aún después de que el pasado 21 de mayo la afición abandonase Mestalla durante el encuentro de Liga contra el Celta. Esa imagen del estadio vacío y el palco lleno resultaba demoledora.
En todo caso, los audios son la anécdota. La verdad es que uno sale y otro llega, claro. El nuevo mandamás del Valencia C. F. es Khojama Kalimuddin, un "consejero no ejecutivo" que asume la presidencia del Consejo de Administración "para supervisar la administración del Club" mientras se busca a otro presidente. Otra maniobra de Lim que deja boquiabiertos a los valencianistas y que agrava la crisis que vive el club en todos los órdenes.
Peter Lim continúa siendo el máximo accionista, desprecia olímpicamente a las plataformas opositoras y, por ahora, parece que sigue empecinado en no vender. Mala pinta para el futuro
Kalimuddin y Murthy vienen a ser lo mismo: los responsables que designa el propietario de Meriton para dirigir un club donde casi nadie los quiere. Desde la plataforma Marea Valencianista denuncian que el verdadero responsable del desaguisado es Lim y le piden que venda ya al mejor postor. Algo parecido dicen desde el Ayuntamiento de Valencia. Más cautos son desde la Generalitat. Pero, eso sí, todos coinciden en recordar que Lim se comprometió a terminar el Nuevo Mestalla. Hasta Lim y los suyos se acuerdan, porque en el grotesco comunicado de destitución del presidente se menciona que el estadio debe terminarse. ¿Acaso es el pelotazo definitivo para luego huir? Quién sabe.
La realidad es que el propietario de Meriton carece de cualquier tipo de apoyo social o institucional en la Comunidad Valenciana, pero continúa siendo el máximo accionista, desprecia olímpicamente a las plataformas opositoras y, por ahora, parece que sigue empecinado en no vender. Mala pinta para el futuro. La crisis es de tal calado que el aspecto deportivo está en segundo plano, casi fuera de foco, de forma que reina la incertidumbre entre los profesionales de la cosa.
Lo de Lim es un símbolo de esta época futbolística que vivimos. Porque esto que contamos sobre el Valencia pasó en su día, aunque con otros matices, en otros clubes españoles y acabará pasando, de una manera u otra, en otros muchos europeos. Hay otros como Kalimuddin y Murthy a los mandos. Hay otros como Lim en las sombras. Como no nos cansamos de repetir contra viento y marea, el fútbol ya no es sólo fútbol. A todos nos atañe el mismo esperpento.
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