Opinión

La nación despierta

Es curioso que haya sido un gas, que provoca ceguera y escozor en la tráquea, lo que haya limpiado esa bruma que nublaba la vista de tantos españoles y haya aclarado su garganta hasta alzar la voz en las calles, en defensa de la nación a

Es curioso que haya sido un gas, que provoca ceguera y escozor en la tráquea, lo que haya limpiado esa bruma que nublaba la vista de tantos españoles y haya aclarado su garganta hasta alzar la voz en las calles, en defensa de la nación atacada por un Estado corrupto. Pero no se puede dejar al margen la gravedad del crimen. El gas lacrimógeno es un arma química cuyo uso sólo está permitido a la Policía en antidisturbios en casos de extremo peligro y violencia. Por poner en contexto, en 2019 no se usaron cuando Barcelona ardió durante 10 días a manos de grupos organizados profesionales de violencia callejera, que acorralaron y adoquinaron a la policía, conscientemente desarmada, hasta dejar incapacitado de por vida a uno de ellos. Ese gas lacrimógeno fue utilizado el 6 de noviembre en la calle Ferraz de Madrid en una concentración pacífica llena de mujeres, personas mayores y padres de familia protestando contra la amnistía de Sánchez. Hubo brutalidad policial contra ancianos y ensañamiento con jóvenes sin nada más encima que una bandera de España.

En España no hay democracia, ni Estado de derecho, ni separación de poderes, sino un sistema de poder corrupto en manos principalmente del PSOE que identifica plenamente el partido con el sistema, con el Estado

Ya no hay excusa para no reconocer la realidad. En España no hay democracia, ni Estado de derecho, ni separación de poderes, sino un sistema de poder corrupto en manos principalmente del PSOE que identifica plenamente el partido con el sistema, con el Estado. En una democracia se investigaría y se indagaría en todos los medios e instancias públicas quien participó de la orden de gasear españoles protestando pacíficamente contra el PSOE y no sólo expulsarles, sino encausar a quienes dieron la orden desde Moncloa a la Delegación del Gobierno y Jefes de la policía y los agentes que cumplieron esa orden ilegal, que vulnera los derechos fundamentales de los españoles violando su derecho de reunión y su integridad física. En una democracia no se gasea a los ciudadanos, pero al menos se investigaría.

Pero para qué, si todos sabemos quién lo haría y dónde terminaría. La policía está politizada y a las órdenes del PSOE, como se ve en Ferraz. La justicia está condepumpinizada, al servicio de la élite en el poder, que no tratan igual al hijo del Presidente del Tribunal Político Constitucional que usted. La Constitución garantiza que el Poder ejecutivo controla el legislativo y el judicial. 

No caigan en el desánimo aunque escuchen al Partido Popular señalar como vándalos y delincuentes a los manifestantes pacíficos de Ferraz mientras ruega que nadie salga de su sillón sin un permiso previo del PSOE. «Europa nos salvará» quizá sea la frase que contenga más estupidez de las jamás pronunciadas. No. No lo hará. Somos una colonia que depende de quien no quiere a España como nación soberana, sino dividida, diluida y enfrentada por regiones y guetos. No es casual que el Financial Times saque ahora un editorial apoyando la amnistía «por la convivencia». Es la forma de decir que la España decente para convivir ha de desaparecer en el silencio y la sumisión.

Olvídense, nadie vendrá a ayudarnos como nación. Estamos solos frente a un poder estatal corrupto y feroz que nos gasea.

Muchos esperan que la protesta cívica sea violenta para desactivarla, algo que justifique una intervención de excepción para acumular poder y criminalizar la resistencia. Pero eso ya lo han hecho sin manifestaciones de por medio. Ahora sus infiltrados intentan dividir la concentración y dirigir el escenario al Congreso, para que su relato fascistoide cuadre en el escenario que ellos mismos han montado.

Los líderes socialistas han clamado que «la amnistía es necesaria para que no gobierne la derecha». Aquí está todo. Lo que verdaderamente rompería la convivencia en un sistema podrido es que hubiese democracia o al menos alternancia. Todo para que el PSOE no pierda el poder. La amnistía no acabará con la democracia, sólo puede plantearse porque en España ya no estamos en una.

¿Cuál es el mecanismo de defensa de los ciudadanos ante un Estado  corrupto sublevado contra la nación, la verdad y la decencia y en poder de la «legalidad»?

¿Cuál es la vía concreta que permite la Constitución para que los ciudadanos puedan protestar contra el Gobierno que lidera un golpe de Estado con la amnistía a terroristas y golpistas sin ser criminalizado ni gaseado? No podemos acudir al Constitucional, y aunque así fuese tardaría años en pronunciarse. No podemos esperar nada de un Congreso de los Diputados donde hay una representación desproporcionada de partidos golpistas bajo la presidencia del PSOE. No podemos acudir a la policía a denunciar nada, nos detendrían a nosotros. ¿Cuál es el mecanismo de defensa de los ciudadanos ante un Estado  corrupto sublevado contra la nación, la verdad y la decencia y en poder de la «legalidad»? La resistencia frontal.

Hasta ahora en el PSOE no tenían vergüenza, pero ahora tienen miedo de que la nación española despierte y no se resigne a su humillación. Sólo nos queda acampar para que entiendan que esto es permanente, que no nos marcharemos ni abandonaremos España a sus manos de corrupción. Las calles de Madrid están llenas de «soldados franceses».

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