Ya tardaban en llegar los negacionistas en los entornos escolares. Por lo menos, que se conociera públicamente. Sabemos que hay padres que no vacunan a sus hijos y que no se han vacunado. Hasta ahí una falta de respeto por la salud comunitaria. Ahora, sin embargo, ya se ha dado un paso más lo que ha movido, por ejemplo, a la administración a intervenir ante grupos de padres que utilizan las redes sociales para lanzar bulos e información escorada sobre cómo esquivar cuarentenas poniendo en riesgo los demás alumnos y la vida laboral de los padres que tienen, forzados a confinarse con sus hijos si dan positivo. Por no hablar de los efectos que pueden causa entre el profesorado.
Qué irracional buenismo, cuánta permisividad o que notoria la ausencia de una ley específica sobre cómo se ha de actuar en una pandemia. Un escenario, unas circunstancias que alimentan e impulsan a todos aquellos que van en contra del sistema y que se lo quieren cargar, por lo menos en cuanto a salud pública se refiere. Utilizan aquellos medios que la ley les permite tan sólo para lo que les conviene, es decir, llevan a sus hijos al colegio porque es obligatorio y hacen uso de los recursos públicos, pero cuando tienen que demostrar su responsabilidad comunitaria demuestran que es inexistente al poner contra las cuerdas un sistema que por momentos parece que se tambalea.
Será porque el toque de queda es más un tema de respeto al orden público que no sanitario aunque si renacen los botellones, día sí día también, se va a seguir tensionando el ámbito educativo
Los datos no acompañan cuando se dice que una de cada tres empresas está teniendo que cerrar por falta de personal también en esta comunidad. Mientras que Alemania nos felicita por la vacunación, en Catalauña por ejemplo empezamos la semana liderando la cifra de contagios 48.307 –un récord- con más de treinta muertos al día y con el gobierno que está dispuesto a levantar el toque de queda este próximo viernes. No se entiende que se hayan impuesto medidas restrictivas y que decidan retirarse a la vista de los datos preocupantes que tenemos.
Será porque el toque de queda es más un tema de respeto al orden público que no sanitario aunque si empiezan los botellones día sí día también se va a seguir tensionando el ámbito educativo. El ritmo habitual escolar resulta todavía muy difícil de cumplir, con docentes de baja. Pasa lo mismo en el ámbito laboral, en especial para aquellos que no pueden recurrir al teletrabajo y están forzados al confinamiento. No digamos en los autónomos. Lo que esos padres negacionistas parecen no tener en cuenta que, pese a haber arrancado ya la vacunación infantil –bienvenida sea- los casos de menores de 10 años ingresados en hospitales catalanes se ha triplicado.
Riesgo de acabar en la UCI
La secretaria de salud pública de la Generalitat, Carmen Cabezas, destaca que los niños mayores de 12 años no vacunados tienen un 2,5 más posibilidades de ingresar en un hospital que los que sí los están y un 4,9 más de posibilidades de acabar en la UCI. No se pueden banalizar los datos, e incluso habría que pensar en que a los negacionistas se les debería restringir el uso de lo público por el bienestar generalizado de todos aquellos que cumplen las medidas sanitarias que se decretan. Estoy convencida de que si tuvieran que pagar la factura del hospital habría más de uno que mudaría su actitud ante las vacunas. No hay negacionismo que se resista al momento en el que te tocan el bolsillo porque este asunto no se basa en convicciones científicas. No se puede rebatir con datos porque se diría que su único objetivo consiste en subrayar su diferencia al considerarse un ser superior capaz de superar las adversidades que, según argumentan, son culpa de un sistema caduco o de graves problemas de planteamiento.
Si así lo quieren, vivan ustedes al margen del sistema y no lo pongan contra las cuerdas por el bien de todos. Alos niños no se les puede hacer responsables de nada, obviamente, pero a los padres sí. Seguir con el mantra de que las escuelas son seguras no contribuye ni a la vacunación infantil ni a acabar con los padres negacionistas. Las escuelas son imprescindibles pero no dejan de ser también focos de contagio. Por ello, cuantos más menores tengamos vacunados menos riesgos haremos que corran. Cuídense.