Opinión

No es asilo, es un "tú te callas"

Quien se piense que a un dictador, por muy democrático, socialista y de izquierdas que diga que es, se le desaloja del sillón de la presidencia y se le arrebata todo el poder con unas elecciones, es un iluso

Edmundo González Urrutia, presidente electo de Venezuela, en una imagen de archivo. Juan Barreto | AFP

El PSOE quiere reivindicar ahora el papel de Zapatero en la salida de Edmundo González Urrutia de Venezuela. Tras su rechazo a la proposición no de ley de reconocimiento de la victoria de Edmundo, promovida por el PP, los socialistas han querido introducir una enmienda para reconocer expresamente “toda labor de mediación” de Zapatero para “permitir la liberación de presos políticos y tender puentes entre Gobierno y la oposición venezolana".

La cuestión es que las fuentes que han conocido toda esta operación “salida” de primera mano afirman que el expresidente español poco tuvo que ver, ya que se mostró frío y distante cuando González Urrutia solicitó ayuda. ¿Quién parece que sí se encargó de hacer lo necesario para que saliera del país? Pues Jorge Rodríguez, hermano de Delcy Rodríguez, que llevó a cabo directamente las negociaciones con el Gobierno de Sanchez.

Es decir, que el entorno de Maduro prepara la salida del líder de la oposición, que presumiblemente ha ganado las elecciones que terminarían con el mandato dictatorial de Maduro, nuestro Gobierno accede a colaborar en las condiciones de la salida que establece dicho entorno, y como colofón quiere colgarle la medallita de liberador de presos políticos a Zapatero.

No estoy muy ducha en cuestiones diplomáticas y asilos políticos, por lo que no sé si es muy corriente ofrecer asilo político a quien supuestamente ha ganado las elecciones en su país y, por tanto, debería ser el presidente, poniendo como condición que no ejerza ninguna actividad política. Igual es muy común, pero a mí me suena raro.

Como también me suena raro que el PSOE quiera laurear a Zapatero por sacar a Edmundo de Venezuela, haya tenido o no algo que ver en la gestión de su salida.

La única solución final que encuentran es cambiar a su hijo de colegio para que el abusador pueda seguir haciendo bulling a sus anchas a quien le plazca, menos a ese niño

Me suena igual de raro que cuando me entero de que los padres de un niño, al que le están haciendo bulling en el colegio, piden ayuda al colegio, a la asociación de padres, a las instituciones educativas que correspondan, y la única solución final que encuentran es cambiar a su hijo de colegio para que el abusador pueda seguir haciendo bulling a sus anchas a quien le plazca, menos a ese niño.

Al menos, los directores de esos colegios, donde en lugar de expulsar al abusador se incita a la víctima a que huya, no tratan de colgarse medallas por su excelente gestión y mediación en la detención de los abusos escolares. Sería el colmo de la indecencia. Y una cosa es parecer un inútil que no sabe o no puede castigar al abusador como se merece y otra, muy distinta, es ser un indecente que encima quiere sacar rédito de un drama que no acaba bien para nadie más que para el acosador.

Quizá la comparación que hago es demasiado simple, pero cuando se plantean las cosas de manera sencilla, se entienden mejor. Puede que así se comprenda que tenemos un Gobierno que no ha puesto ninguna pega ni realizado acción alguna en contra del abusador Maduro, pero que ahora quiere tener reconocimiento de salvador de presos políticos, por haber permitido que la víctima se refugie en España, pero prohibiéndole, eso sí, cualquier actividad política, que es, obviamente, motivo por el cual ha tenido que huir de Venezuela: por tratar de echar al abusador.

En ningún momento nuestro Gobierno ni nuestro presidente han reconocido a Edmundo González Urrutia como el legítimo presidente de Venezuela, ni han querido formar parte de es numerosa lista de países que muestran su apoyo político a Edmundo y exigen la disolución del gobierno dictador de Maduro.

La promesa de María Corina Machado

Y así están las cosas, mientras unos y otros se pelean por el título de “salvador del mundo”, una mujer, María Corina Machado, refugiada en la embajada argentina en Caracas, le dice al mundo que “el 10 de enero de 2025 el presidente electo Edmundo González Urrutia será juramentado como presidente constitucional de Venezuela".

No sé si es que yo no entiendo nada, si es que esta señora peca de inocente o que a mí se me escapa algo y un señor, que ha accedido a trasladarse a España y residir aquí con la condición de no ejercer ninguna actividad política, en cuatro meses y por arte de birlibirloque se va a presentar en su país como presidente y aquí no ha pasado nada.

Lo único que entiendo es que quien se piense que a un dictador, por muy democrático, socialista y de izquierdas que diga que es, se le desaloja del sillón de la presidencia y se le arrebata todo el poder con unas elecciones, es un iluso. Y por eso es por lo que, precisamente, hay que evitar a toda costa que los autócratas se perpetúen en la presidencia y manejen a su antojo las instituciones, pero como el ser humano parece que es imposible que aprenda en piel ajena, los españoles no vamos a ser menos, por mucho que nos creamos más que Argentina o Venezuela.

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