Opinión

No le peguen al chiquillo

Esa manía que tienen algunos de quemar, romper, apalear, colgar o cualquier otra forma violenta de manifestarse respecto a los personajes públicos me parece más digna de orangutanes en celo que de seres humanos. Así que a nadie extraña

Esa manía que tienen algunos de quemar, romper, apalear, colgar o cualquier otra forma violenta de manifestarse respecto a los personajes públicos me parece más digna de orangutanes en celo que de seres humanos. Así que a nadie extrañará que me parezca fatal que se haga una piñata con la efigie de Sánchez y se la apalee hasta destrozarla. Eso no es honorable. Pura adrenalina de macaco. Ahora bien, los social comunistas que se rasgan las vestiduras cual Pedroche en Nochevieja tienen más delito que el Mula. Quieren llevar ante los tribunales a los descerebrados que han hecho de su hiperventilación una manera de protestar. Ah, pero es que esos zurditos son los mismos que están promoviendo que se despenalicen los insultos al Rey, los mismos que sonreían bondadosamente cuando sus dirigentes juveniles de encefalograma plano y ambición cósmica apaleaban o guillotinaban a Rajoy.

Y qué vamos a decir de los Bilduetarras, horrorizados ante lo que pasó en Ferraz con el monigote, con perdón, de Sánchez. Onguietorris, sí; piñatas de Sánchez, no.

Ellos alaban la Revolución de Asturias o consideran que el terror rojo en la retaguardia son pamemas, cuando no hechos lamentables pero necesarios para defender aquel régimen criminal. Sus socios separatistas que se han hinchado a quemar efigies del Rey, de las Infantas, de presidentes del gobierno, los que cuelgan monigotes en los puentes de las autopistas con el nombre de dirigentes nacionales, los que han permitido que en TV3 - ¡en una televisión pública, señores! – se disparase contra retratos de periodistas y el monarca, los del Apreteu, apreteu torrista, también andan llevándose las manos a la cabeza. Y qué vamos a decir de los Bilduetarras, horrorizados ante lo que pasó en Ferraz con el monigote, con perdón, de Sánchez. Onguietorris, sí; piñatas de Sánchez, no.

Todo forma parte de una campaña para hacer creer a la población que existe una peligrosísima extrema derecha, obviando que el peligro real es la extrema izquierda que gobierna. ¿Para qué? Para allanar el camino de la ilegalización de VOX y cualquier otro partido o asociación que se oponga a sus políticas. Ahí tienen como paradigma de esta falsa izquierda a Nadia Calviño: igualdad entre las clases y la abolición del capitalismo, pero lo que en realidad buscaba era un chollazo en ese magma hediondo de organismos europeos y poder asistir como la Castafiore al concierto de Año Nuevo en Viena. Ése es el asunto, cambiar el estado por la puerta de atrás, proteger a la famiglia y arreando que es gerundio.

Quienes llevan a cabo las legítimas protestas en contra de leyes bestiales como la de la amnistía deberían vigilar qué se dice y qué se hace en ellas

Quienes llevan a cabo las legítimas protestas en contra de leyes bestiales como la de la amnistía deberían vigilar qué se dice y qué se hace en ellas. Repito lo que he escrito antes: ellos lo llevan haciendo desde hace mucho más tiempo y empleando todos los medios, véase el escándalo del programa Cachitos del que hemos dado cumplida noticia en esta casa. Pero igual que si gobernasen las personas que acuden a Ferraz no les ocurriría promulgar leyes que capasen la justicia, amnistiaran a sus amigotes, permitieran a asesinos y violadores campar a sus anchas o pusieran a España de parte de Hamás o Marruecos, no deberían imitar la metodología sanchista, que todo sirve para engordar su caldo.

Existe, además, otra poderosa razón para evitar esos lamentables espectáculos: somos mejores que ellos. Y ojito, quien firma esto no puede ser acusado ni de tibio ni de contemporizar con el monstruo. Así que no le peguen al chiquillo en el patio, que es de abusones. Con sacar mejores notas que él y ser los primeros de la clase, basta. Es decir, ser más listos.

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