Partamos de la base que Sánchez y su corte de Faraón andan con las nalguillas más apretadas que el presupuesto de una familia de clase trabajadora. Porque se la ven venir, claro, y saben que cualquier acto que tenga lugar en la calle en el que el monclovita supremo esté presente va a convertirse en una silba de padre y muy señor mío. Visto lo cual, el gobierno ha decidido que la Fiesta Nacional se desplace de lugar, vamos, que haya el menor número de personal posible y así el mocetón sanchinflero no tendrá que verse obligado a comprobar como el pueblo español está hasta los nenúfares de él, de su gobierno y de la matria que los alumbró a todos.
El año pasado se escudó detrás de Don Felipe llegando tarde pero, claro, volver a repetir la cobardía sería demasiado evidente. Así pues, se habrá dicho, alejemos a esa plebe de cayetanos, de cripto fascistas, de neoliberales pagados por los del puro, y hagamos una cosita íntima, para los cuatro de siempre porque, total ¿qué significa el Doce de Octubre? ¿Fiesta Nacional? Hombre, eso no se lo puede decir Sánchez ni a Otegui, ni a Puigdemont ni a Aragonés ni siquiera a los podemíticos sanforizados. Por otra parte, los amiguetes hispano americanos del ínclito como Petro señalan este día como el del genocidio español contra sus culturas, tan majas ellas, que sacrificaban a bebés con cuchillos de obsidiana y comían perros asados. O sea que, se mire por donde se mire, Pedrete ya encuentra normal que la cosa discurra con un perfil bajo y la asistencia del Rey para que así él, presidente in pectore de la futura república, pueda hacer el gañán maleducado caminando delante de Su Majestad.
¿Fiesta Nacional? Hombre, eso no se lo puede decir Sánchez ni a Otegui, ni a Puigdemont ni a Aragonés ni siquiera a los podemíticos sanforizados
Pero algo me dice que en Moncloa no andan muy seguros del triunfo del movimiento obrero, revolucionario y campesino. Deben haber notado que el cabreo con el politburó va in crescendo y que cada vez son más los españoles, incluso los votantes de toda la vida del PSOE, que andan con la mosca detrás de la oreja y no están contentos con las formas de truchimán de barrio del susodicho. Así que han decidido pasar a mayores sacando a la palestra a doña Margarita Robles, esa ministra de Defensa de quienes los miopes en política y generosos de corazón dicen que, hombre, puede salvarse porque es mejor que los demás. Nanay del Paraguay. Doña Rita ha declarado que aquellos que silben a Sánchez “No lo hacen contra el presidente, lo hacen contra el Rey”. Ah amigo, o sea que los fuera, fuera, los pitidos y las exclamaciones en castellano recio y demás recordatorios familiares que se lanzan sobre Sánchez no son tales, porque tienen como destinatario a su Majestad. Lógicamente, esta deducción digna de Miss Marple doña Rita la ha extraído de alguna encuesta de Tezanos. Así que cada vez que se dice “Sánchez, fuera” lo que se está queriendo decir es “Abajo la monarquía, viva la república y viva el soviet de Stalingrado”. Madre mía, qué envidia, estar tan bien informada. Así que nosotros, en nuestra perturbadora inocencia cooperante con el fascio mundial, creíamos silbar al peor presiente de nuestra democracia cuando, en el fondo, silbábamos en contra del mejor garante de la misma, a saber, la Corona.
Lo que aprende uno con esta gente.
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