Opinión

La noche en que Solbes negó la gran crisis mundial

Su debate televisivo con Pizarro, en el que se empeñó en defender lo indefendible, eclipsó una carrera pública de casi cuatro décadas

La historia de Pedro Solbes se podría resumir con el título de su autobiografía publicada en 2013, 40 años de servicio público puesto que ocupó durante cuatro décadas puestos de toda índole en la Administración. Sin embargo, la cercanía de su fallecimiento no nos permite obviar los hechos por lo que ha sido más recordado por el gran público y que ocurrieron en la campaña electoral previa a las elecciones generales de marzo de 2008. En ellas, en una España en la que ya se notaban claramente los efectos de la Gran Recesión global y del pinchazo de la burbuja inmobiliaria nacional, el entonces candidato socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que optaba por la reelección, mantuvo con insistencia el mensaje de que el país no estaba en crisis y que tan sólo se trataba de una desaceleraicón del crecimiento. Y por supuesto, su vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda desde 2004, Pedro Solbes, estaba obligado a defender la gran mentira. El funcionario se vio obligado a comportarse como político y a sumarse, con descaro y sin conciencia alguna, a la postura oficial del partido.

Pizarro decía la verdad

En esas elecciones, y a pesar del evidente deterioro de la economía, el PSOE iba muy por delante del PP en las encuestas y ante la necesidad de un revulsivo, el candidato Mariano Rajoy fichó a uno de los directivos más famosos del país, Manuel Pizarro, y consiguió que, el 21 de febrero de 2008, se celebrara uno de los debates televisivos más recordados de nuestra historia. Aquel cara a cara, en el que Solbes se presentó con un parche en el ojo debido a una afección de la retina, lo que le confería la inadecuada estampa de un corsario, no cambió el resultado que preveía la demoscopia ya que se impuso el PSOE con una cómoda mayoría, pero sí permitió confirmar hasta qué punto Solbes se equivocó -o no dijo la verdad- respecto a lo terrible de la situación económica del momento, algo que él mismo reconoció diez años después, con algunos golpes de pecho ya inútiles, en la Comisión de investigación del Congreso de los Diputados sobre la crisis financiera de 2008. Pizarro decía la verdad y Solbes no.

Antes de aquel pulso televisivo, que marcó negativamente su biografía, Solbes exhibía un curriculum envidiable, algo reconocido en su tiempo incluso por sus adversarios: doctor en Ciencias Políticas y licenciado en Derecho y Ciencias Económicas, técnico comercial y economista del Estado ya en 1968. En 1985 fue premiado por su trabajo en las negociaciones para la entrada de España en la UE con el cargo de secretario de estado para las relaciones con las Comunidades Europeas, puesto que le permitió dar el salto como ministro -de Agricultura, Pesca y Alimentación- en 1991. De 1993 a 1996 fue ministro de Economía y Hacienda, cuando vició en primera fila la fuerte crisis económica (la primera vez que la tasa de paro llegó al 25% en España) en la que se recurrió a una serie de devaluaciones de la peseta, en las postrimerías del último mandato de Felipe González. Cuando cuatro años después José María Aznar repitió la presidencia con mayoría absoluta, nadie podía imaginar que Pedro Solbes volvería a ser ministro del Gobierno de España.

Zapatero desdeñó el frente económico y se centró en llevar el proceso de ingeniería social para recuperar el esquema frentista de la II República, tiempos que idealizaba y añoraba

Zapatero, tras su inesperada victoria en 2004, luego de los atentados terroristas de los trenes de Atocha, el mayor perpetrado en Europa Occidental, volviera a recurrir a Solbes para encargarle la cartera de Economía y Hacienda. Es posible que lo hiciera como un guiño hacia la "vieja guardia" del PSOE, ya que Solbes era considerado muy próximo a González y a aquella generación. Se tenía la impresión de que, habida cuenta la excelente situación que se vivía en España antes del gran cimbronazo, cuando flotaba felizmente en una burbuja inmobiliaria de la que pocos alertaban, Zapatero que desdeñó el frente económico y se centró en llevar el proceso de ingeniería social para recuperar el esquema frentista de la II República, tiempos que tanto añoraba. Hay que recordar que el entonces líder socialista criticaba, cuando estaba en la oposición, que hubiera superávit presupuestario en España alegando que "hacía falta gastar más", y sin embargo él lo tuvo desde 2005 a 2007 ya que el Estado ingresaba más de lo presupuestado debido a la fuerte actividad económica y la mayor contribución fruto de las numerosas transacciones inmobiliarias de aquellos años.

Solbes se vio obligado a explicar en sede parlamentaria la venta del 32 por ciento de las reservas de oro del Banco de España argumentando que "ya no es una inversión rentable"

La complacencia era tan grande que el propio Solbes, en el verano de 2007, avaló la decisión del entonces gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (conocido como MAFO), de vender el 32% de las reservas de oro españolas. Solbes se vio obligado a explicar en sede parlamentaria esta operación y la defendió argumentando que el oro "ya no es una inversión rentable". Entre marzo y julio de 2007 se vendieron 4,3 millones de onzas troy del Banco de España por debajo de los 700 dólares por onza, cuando poco más de un año después cotizaban casi a 1.000 y actualmente superan los 1.900 dólares.

Cuando Zapatero lo relevó como ministro, en abril de 2009, y a pesar de las palabras de agradecimiento vertidas por el entonces presidente del Gobierno, la relación entre ambos se había enrarecido a causa de los diferentes puntos de vista sobre la ya innegable crisis económica. Solbes defendía una política fiscal restrictiva mientras que Zapatero seguía insistiendo en el gasto como mejor arma para salir adelante. Lo curioso es que en mayo de 2010, apenas trece meses después, es el propio Zapatero el que se ve obligado por Bruselas a anunciar las medidas más duras adoptadas por un Gobierno español desde la transición, que incluían incluso rebajas salariales para funcionarios y congelación de la paga a los pensionistas, además de fuertes recortes de gastos. Cumplidos dos años de su mandato como ministro, Pedro Solbes aceptó empleos en el mundo privado, como miembro del consejo de administración de Enel, propietaria de Endesa (curiosamente la empresa que hizo famoso a su adversario en el famoso debate, Manuel Pizarro) y como asesor y consejero del banco Barclays.

Ha fallecido sin llegar a conocer la primavera de 2023 un hombre que, lamentablemente, quedará en el recuerdo por aquel espectáculo televisivo con Pizarro, en el que se empeñó en defender lo indefendible, consciente de que la verdad no estaba de su lado, un episodio que sin duda eclipsó una larguísima etapa de servidor público. Un enorme error, del que luego se mostró profundamente arrepentido. Seguramente lo guiaron la mejor de las intenciones Descanse en paz.

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