Igual nunca se lo he comentado, pero servidor fue hace muchísimos años secretario general de la Unión de Consumidores de Cataluña. Permítanme, pues, que opine sobre la subida de tarifas en materia eléctrica con cierto conocimiento de causa. De entrada, hay que dar las gracias a la OCU por su buen trabajo a la hora de desgranar el grano de la paja de esta colosal burrada. Mirando números, se detecta a la primera un aumento medio del 27% en el importe total de la factura, llegando incluso a límites que rebasan el cuarenta. Según Red Eléctrica, este martes se han pagado 114 euros por megavatio hora hasta las ocho de la mañana en lo que se denomina mercado mayorista, siendo la más cara la de las nueve de la noche, 248 euros por MWh.
Puede parecer espeso, pero si observan ustedes los tramos horarios y los que son más caros deducirán que las nuevas medidas de Pedro Sánchez a quienes más perjudican es, para variar, a los pequeños consumidores. Gente que teletrabaja, gente que no puede mantener una conciliación energética barata en costes por sus horarios de trabajo o gente, en definitiva, que vive en precario.
Añadan ustedes que las nuevas tarifas no deberían aplicarse a los antiguos clientes, cosa que me temo no va a pasar. Para que te puedan cobrar los nuevos importes, la comercializadora tendría que avisar al contratante del servicio con la suficiente antelación ya que un aumento supone la modificación de su contrato. Como poca gente se lee los recibos y menos todavía son quienes los entienden – están hechos precisamente para eso – las eléctricas saben que, una vez pagado el recibo con el aumento, o reclamas y te metes en un berenjenal que acaba en el Tribunal de Arbitraje en un proceso que puede durar mucho o lo dejas estar. Créanme, yo llevé a la compañía Orange por lo que consideré negligencia y mal servicio y pasaron dos años hasta que se dictó el arbitraje que, por cierto, fue a mi favor.
Para que te puedan cobrar los nuevos importes, la comercializadora tendría que avisar al contratante del servicio con la suficiente antelación ya que un aumento supone la modificación de su contrato
Dicen desde el gobierno que estas nuevas medidas suponen también bajadas de precios, pero son irrisorias. Ustedes verán: un 0’3% para hogares con tarifas 2.0A, que son las que no tienen discriminación horaria y, ¡oh milagro!, un aumento a sangre fría y sin anestesia del 9% para los que sí tenían dicha modalidad. Estos pobres han pringado de todas, todas. Que la mayoría de compañías que van a meter un hachazo de padre y muy señor mío, salvo tres, ni han avisado ni son empresas con pérdidas – si algo aumentó durante el confinamiento fue el gasto eléctrico – es evidente. Que en el mejor de los casos, planchando durante la madrugada y alumbrándose con candiles, ustedes y yo y todos lo máximo que ahorraremos será una media de un 3,4% del coste total de la factura, también. Que estas nuevas disposiciones son una cacicada más en el afán recaudatorio de un gobierno que no sabe cómo pagar el tremendo costo de la administración improductiva que arrastra España desde hace décadas, aumentada desproporcionalmente por Sánchez y sus socios, es evidente.
Lavadoras, plancha, vehículos eléctricos - ¡oh, el futuro ya está aquí y es renovable, sin explicarnos como se fabrica la electricidad a base de energías contaminantes! – y todo tipo de electrodomésticos que se utilizan en las casas se desplacen a las franjas más caras tampoco ha de sorprendernos
Lavadoras, plancha, vehículos eléctricos - ¡oh, el futuro ya está aquí y es renovable, sin explicarnos como se fabrica la electricidad a base de energías contaminantes! – y todo tipo de electrodomésticos que se utilizan en las casas se desplacen a las franjas más caras tampoco ha de sorprendernos. Pero en un alarde de política democrática nos permiten elegir los tramos. Es acojonante. Este gobierno igual deposita en tus manos si la segunda dosis de la vacuna ha de ser o no la AstraZeneca que te dice que te las apañes combinando horarios para que la luz no te salga por un pico. Debe ser autogestión obrera.
Es la nueva normalidad: ni luz, porque no habrá ni Dios que se la pueda permitir, ni pan, porque la crisis está dura, ni candela, porque a este paso nos van a gravar hasta el uso de velas. Eso sí, el ministro Garzón hablando de bebidas energéticas que, bien mirado, también tiene algo de relación con la energía, ni que sea por semántica. Nos toman por tontos.
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