Opinión

La 'nueva mirada' de MJ Montero

La extrema gravedad de lo que habéis acordado y de sus consecuencias hace que tu autodescalificación resulte algo intrascendente para los intereses generales

La historia certifica que los nazis fueron especialistas en la mentira y que una característica de su especialidad era la de utilizar eufemismos para denominar a sus acciones ocultando así la barbarie que escondían. Baste recordar que llamaron “Centros de Reeducación” a sus criminales campos de concentración y exterminio y que para mayor escarnio rotularon en su entrada la leyenda “El trabajo os hará libres”.

Viene al caso lo expuesto dada la inconcebible intervención que nuestra ministra de Hacienda tuvo la semana pasada en sede parlamentaria cuando compareció para explicar el contenido del acuerdo nacionalsocialista sobre financiación a Cataluña adoptado para hacer a Salvador Illa presidente de la Generalitat. En su cerrazón para seguir negando lo innegable: Que lo acordado es el modelo de Concierto, y dado que el eufemismo de “financiación singular” no ha resultado eficaz, MJ Montero tuvo la ocurrencia, otra más, de calificarlo como una “nueva mirada”. Ésa ha sido la nueva y de momento última estulticia de la ministra. Una boutade dolosa con la que pretendió engañar de nuevo a los españoles.

Afortunadamente, todo indica que en esta ocasión los dirigentes del PSOE se han pasado de frenada y que su habitual praxis de ocultar a los españoles el auténtico sentido y la real motivación de sus decisiones no les ha funcionado. De ahí el derrape que ha sufrido el vehículo que conduce Sánchez y en cuyo maletero viaja MJ Montero, tal y como se deduce de los resultados de la encuesta que publicó Vozpópuli este sábado. Exponía Isaac Blasco que siete de cada diez españoles consideran que el acuerdo nacionalsocialista quiebra la igualdad entre los españoles y que solo dos opinan que no es así, refugiándose el otro diez por ciento restante de los encuestados en el neutral no sabe, no contesta.

Todo apunta a que tu nueva mirada solo va a ser aceptada por los independentistas a los que beneficia de manera innoble y por los muchos militantes de nómina que habitan en tu partido

De modo, estimada ministra, que para tu desgracia y la de tu jefe, esta vez parece no funcionar la propaganda gubernamental, ese poderoso instrumento al que recurrís permanentemente empleando maliciosamente los recursos públicos que tú nos detraes con un sistema impositivo cada vez más deslegitimado por tu nefasta política tributaria. Todo apunta a que tu nueva mirada solo va a ser aceptada por los independentistas a los que beneficia de manera innoble y por los muchos militantes de nómina que habitan en tu partido.

Y es que la realidad es la que es y así la están apreciando los españoles por mucho que actúes como Goebbels, al que se atribuye como máxima de su táctica propagandística aquello de que “cuanto más grande sea la mentira, más fácil será que se aprecie como verdad”. Y la esencia del acuerdo nacionalsocialista que habéis adoptado con los independentistas de ERC no puede ser más terrorífica. Habéis concedido un privilegio político y económico a una de las regiones ricas a costa del conjunto de las demás, perjudicando así especialmente a las más pobres. Para hacerlo, habéis pactado la desaparición en Cataluña de uno de los instrumentos del Estado como es su Administración fiscal. Al hacerlo, habéis roto el modelo autonómico de financiación previsto en el Título VIII de la Constitución. Con ello, habéis quebrado los principios constitucionales de igualdad y de solidaridad interterritorial. Al quebrar este último, habéis puesto en peligro la provisión de los servicios públicos básicos -sanidad y educación- en más de la mitad del territorio español. Con todo lo anterior, os habéis apartado de unos de los consensos básicos de nuestra democracia, el consistente en que las normas que desarrollan el modelo de Estado autonómico son pactadas entre el máximo de fuerzas política posibles y en todo caso por los dos partidos básicos del sistema. Y todo con el único fin de conseguir que uno de los vuestros -Salvador Illa- sea presidente de la Generalitat.

Junto a todo lo anterior, con la adopción del acuerdo nacionalsocialista que habéis adoptado, tú misma has resultado autodescalificada, pues hace tan solo unas pocas semanas que te declarabas antagónica con la posibilidad de aplicar el modelo de concierto para Cataluña -sí, ministra, concierto, no “nueva mirada”-. Sin duda, la extrema gravedad de lo que habéis acordado y de sus consecuencias hace que tu autodescalificación resulte algo intrascendente para los intereses generales. Pero, ministra, si te queda algo de dignidad, a t sí debiera importante. Que junto al más que negativo desempeño de tus funciones desde que te sientas en el Consejo de Ministros se le añada ahora la autodescalificación que supone validar aquello a lo que hace unos días le negabas validez te convierte, ya definitivamente, en la peor ministra de Hacienda de nuestra renacida democracia. Y mira que alguno de tus predecesores te había puesto difícil alcanzar semejante título. Pero lo has conseguido, a fuer que sí, sin duda alguna.

Ahora solo falta que, según cuentan algunos y rumorean muchos, dirijas tu nueva mirada al resto de las Comunidades Autónomas para seguir destrozando el modelo autonómico que se establece en la Constitución. Que cumplas la amenaza anunciada en el libro blanco sobre la reforma fiscal que escribieron tus expertos de cámara y que oses abordar la llamada armonización fiscal -en realidad una dura recentralización del Estado, volvemos a vuestra praxis eufemística emuladora de la de los nazis- por la que reducirías la autonomía financiera de las catorce comunidades que permanecen en el régimen fiscal común después del acuerdo suscrito con ERC.

No cabe mayor desigualdad

Fíjate ministra que ha sido el propio Tribunal Constitucional el que ha manifestado que sin autonomía financiera no hay autonomía política. Siendo así, la pretendida armonización fiscal que ordenaste que te recomendaran tus expertos de cámara supondría reducir la capacidad política de catorce comunidades autónomas porque, con la décimoquinta del todavía actual régimen común -Cataluña- os habéis comprometido a cederle todas las funciones de gestión, liquidación, recaudación e inspección de la Agencia Tributaria Estatal, e incluso a aumentarle su capacidad normativa. No cabe mayor desigualdad, una Comunidad ve aumentadas sus competencias y las demás las verían reducidas.

Si hablásemos en términos de lógica, racionalidad, justicia, y de interés general, resultaría impensable que fuerais capaces de realizar semejante atrocidad. Tratándose de ti y de tu jefe, cualquier cosa es posible, incluso el agravio de dar más autonomía a Cataluña y restársela a las otras catorce Comunidades del régimen común. Si lo pensáis bien, no deberíais hacerlo. Y no por que privilegiar a los menos y perjudicar a los más sea una gran injusticia, pues eso a vosotros os importa poco, sino por lo que puede provocar en términos electorales, que eso es lo único que os importa. ¿habéis pensado en la reacción electoral que puede producirse en el resto de España cuando los ciudadanos comprueben que además de restar recursos a su región para regar financieramente y de forma abundante a Cataluña, ésta resulte también privilegiada con más competencias mientras a la suya se le reducen? Pensadlo bien. Porque semejantes agravios no los podréis disimular ni con la mejor emulación de la propaganda nazi que seáis capaces de implementar.

En fin, ministra, siempre te recordaremos por tu nefasta gestión al frente del Ministerio, también por haber avalado el execrable acuerdo nacional socialista que enriquecerá a Cataluña a costa del resto de los españoles. Pero puedes evitar que tengamos también que recordarte por ser corresponsable, junto a tu jefe, de haber mutilado la autonomía fiscal de catorce comunidades autónomas. Tu nueva mirada no debería ir tan lejos.

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