Opinión

And the Oscar goes to…

En esta campaña, cada contendiente ha explotado sus virtudes como mejor ha sabido. Hay quien se ha excedido; algún otro se ha quedado corto. El domingo sabremos cuál de ellos se lleva el premio gordo

A juzgar por las encuestas, a dos días de ejercer nuestro derecho al voto, tenemos a un PP que se hundiría, un nuevo partido que empezaría a brillar en el Congreso -Vox- un Ciudadanos que se resignaría a permanecer en la oposición viendo alejada la Presidencia del Gobierno, un Podemos aun reponiéndose de una crisis interna y perdiendo adeptos y un PSOE aparentemente siguiendo en Moncloa. Esta vez va de pactos, adiós definitivo al bipartidismo reinante en España entre PP y PSOE. Si alguien lo tenía difícil era Pablo Casado. Resurgir un partido hasta las trancas de corrupción no es fácil, con un predecesor como Rajoy abandonando el cargo tras una moción de censura. Si algo aporta Casado al PP es otra manera de hacer las cosas, más acorde con nuestra sociedad actual. Y si hablamos de comunicación política, si algo ha aportado es humildad y amabilidad. Humildad al acercarse a trabajadores que se manifestaban a las puertas de Atresmedia, amabilidad y cordialidad al hablar amistosamente con su adversario político Pablo Iglesias y lucir una sonrisa aparentemente nada falsa.

Casado sabe debatir, demuestra capacidad de oratoria, tiene discurso, ha expuesto su cara amable, su sonrisa ha contribuido a afianzar una imagen de seguridad. Independientemente de que se esté o no de acuerdo con su ideología, Casado se aleja, y eso es positivo, del rancio Aznar y del Rajoy del plasma. Sabe llegar a la gente, aunque a veces sea con mentiras, un aspecto que no sé yo si penaliza mucho, a juzgar por todas las falsedades que tenemos que escuchar diariamente de unos y otros.

Si bien Rivera tiene la mejor y mayor capacidad de oratoria de todos los candidatos, esta vez se ha excedido en prepotencia, tanto en gestos como en palabras

And the Oscar goes to… Empieza la cuenta atrás para llevarse el trofeo de la presidencia y el liderazgo de los pactos. Así las cosas y después de tan intensa campaña creo que el Oscar a una nueva imagen de partido va para Casado, el Oscar a la presentación de propuestas y proyectos se lo lleva Iglesias, quizás le ha faltado espontaneidad, pero algo ha dejado claro es que sabe debatir con respeto, y eso en política es mucho. Además, Iglesias está dispuesto a tomar un café con cualquiera de sus adversarios. De eso se trata si se quiere arreglar un país. De diálogo, sin vetos, sin sectarismos; sin diálogo nada tiene arreglo. El Oscar a la templanza al saber medir sus palabras, y a defender su proyecto va para Pedro Sánchez, que además demuestra una sana y divertida relación con su entorno más cercano. Para Rivera va el Oscar a la teatralización. Lo del silencio escuchando música de fondo no le acompañó; lo del pergamino con los casos de corrupción dedicado a Sánchez se queda corto si se compara con los casos de corrupción del PP. Cada uno vende su proyecto y sus propuestas como mejor sabe. Si bien Rivera tiene la mejor y mayor capacidad de oratoria de todos los candidatos, esta vez se ha excedido en prepotencia, tanto con sus gestos como con sus palabras. La humildad también dice mucho en la vida. El Oscar a la mayor presencia sin estar en un debate es para Vox, que ha conseguido lo que nadie había conseguido en política en España: estar presente en todo mediáticamente sin estar. Bravo por ellos. El domingo veremos quién se lleva el Oscar más valioso. ¡Que gane el mejor; para todas!

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