Opinión

Otegi y la miseria moral del PSOE

Una delegación del PSE-PSOE, encabezada por el secretario general Eneko Andueza, acaba de reunirse con una delegación de EH Bildu, encabezada por Arnaldo Otegi, exmiembro de ETA, en la sede

Una delegación del PSE-PSOE, encabezada por el secretario general Eneko Andueza, acaba de reunirse con una delegación de EH Bildu, encabezada por Arnaldo Otegi, exmiembro de ETA, en la sede de la formación independentista. Este hecho, es decir, que tal reunión se produzca, posen ante los medios y realicen sendos líderes declaraciones después del encuentro sin que haya habido condena de la historia criminal de ETA por parte de los herederos de la banda… se circunscribe dentro de la normalidad de la política vasca… Y es posible que a muchos ya no sorprenda, pero a muchos otros nos indigna.   

Durante mi segunda legislatura como diputado en el Parlamento Vasco (durante la primera, entre 2009 y 2012, Batasuna seguía ilegalizada), fui el único parlamentario que se negó a hablar, negociar y pactar nunca nada con los representantes políticos de ETA. Como algunos otros hitos que logramos, supongo que tal hecho queda para la historia, y es de esas cosas de las que puedo sentirme orgulloso. Y eso a pesar de que, desde el principio, se me dijo, tanto en público como en privado, que era un error político, dado que tal decisión me limitaba en mis quehaceres parlamentarios, me impedía llegar a acuerdos y pactos con unos y con otros y me ataba de pies y manos; y que, por lo tanto, tarde o temprano, acabaría cediendo a la realidad de los nuevos tiempos y abandonaría ese principio ético y moral que me había autoimpuesto… gustosamente.

Nunca me arrepentí y, con el tiempo, no solo no tuve nunca las manos atadas (al menos no más de lo que quise tenerlas) sino que fueron los otros partidos políticos a los que les interesaba mi apoyo (que en muchas ocasiones podía llegar a ser decisivo) los que venían a mí para dialogar y acordar políticamente mi apoyo, pues sabían que si EH Bildu entraba en el acuerdo, yo no me sumaba. Obviamente, como también quedó de manifiesto, había votaciones sobre diversos temas en las que mi voto y el de la formación soberanista coincidían, como no podía ser de otra manera.

Hubo lógicamente ocasiones en las que coincidió nuestro voto… pero nunca jamás dialogué, negocié ni acordé nada con los servicios auxiliares de ETA

Y, a pesar de que había quien planteaba que nunca votara lo que votaran ellos, siempre rechacé semejante despropósito, que era como hacerme dependiente de las decisiones políticas de EH Bildu, atender lo que ellos decidían para yo hacer lo contrario y, en última instancia, traicionar aquello para lo que estaba yo en el Parlamento Vasco: defender mis ideas y las ideas de nuestros votantes. Por tanto, hubo lógicamente ocasiones en las que coincidió nuestro voto… pero nunca jamás dialogué, negocié ni acordé nada con los servicios auxiliares de ETA. Como al principio insistí (y después no tuve que repetirlo porque a todos les quedó claro), nunca renunciaría a tal decisión, tomada por simples y diáfanos principios democráticos: quien sigue sin condenar el terrorismo de ETA podrá ser un partido legal… pero nunca será un partido democrático; y, por tanto, no podía ser tratado como el resto de formaciones políticas. Si hoy fuese diputado, seguiría actuando del mismo modo.  

A la salida de la reunión de esta misma semana entre socialistas e independentistas, el secretario general de los socialistas vascos ha afirmado: “En estos momentos no se dan las bases mínimas para alcanzar acuerdos de mayor envergadura con Bildu”, dado que “lo que nos distancia de Bildu es la falta de una condena taxativa del terrorismo de ETA y del reconocimiento del daño causado”. Además, aclaró que no habría alianza entre unos y otros “mientras prevalezca la cuestión identitaria, porque no queremos un procés a la vasca”.

Lo que Eneko Andueza está realmente diciendo es que no habrá acuerdo entre el PSE-PSOE y EH Bildu para formar gobierno en el País Vasco… por lo que el PNV puede estar, al menos de momento, relativamente tranquilo. Habrá diálogo, acuerdos y pactos, y puede que en algún momento haya ciertos amagos para que el PNV no las tenga todas consigo, pero, en última instancia, no habrá formación de gobierno alternativo a los jeltzales. Que no os engañen: no se trata de elevar a máxima política determinados principios éticos y democráticos… sino de no romper con el PNV. Como hace unos meses me aseguró un destacado dirigente socialista, “con el PNV se vive muy bien y pensar en pasar a la oposición o intentar formar otra alternativa no entra en nuestros planes”. En el fondo, lo que prevalece es el miedo reverencial al PNV, al que se le considera el único representante legítimo de los ciudadanos vascos.

El PSOE mantiene una mejor relación con los herederos políticos de la banda terrorista que asesinó a casi mil inocentes, entre ellos, a un buen número de socialistas dignos y decentes, que con el PP

El PSOE y Pedro Sánchez, sin embargo, han situado a Bildu como partido del que puede hacer depender la gobernabilidad de España, a pesar de que quiere romper con el Estado, levantar una frontera entre conciudadanos y convertir en extranjeros a más de la mitad de la sociedad vasca. El PSOE no tiene el mínimo problema en ello, y a día de hoy mantiene una mejor relación con los herederos políticos de la banda terrorista que asesinó a casi mil inocentes, entre ellos, a un buen número de socialistas dignos y decentes, que con el PP, al que se le resta legitimidad democrática y se le convierte, no ya en adversario, sino en enemigo.

El PSOE deslegitima a la oposición democrática y eleva a Arnaldo Otegi a la categoría de líder respetable y a EH Bildu a la de partido legítimo y totalmente democrático. Prefiere como compañero de viaje a una formación racista y reaccionaria que no ha condenado a ETA que a un partido político democrático. Es la miseria moral que los acompaña.

En el País Vasco las cosas son distintas. Una cosa es apoyarse en Bildu para gobernar España o impedir que sea el PP quien gobierne y otra muy distinta… enfrentarse al PNV. Por tanto, no es el hecho de que EH Bildu siga sin condenar a ETA lo que al PSE-PSOE lo frena… sino el miedo reverencial al PNV. Efectivamente, “harán y dirán cosas que nos helarán la sangre” (llevan tiempo haciéndolas)… pero cuestionar el liderazgo del PNV en el País Vasco son palabras mayores. Al menos de momento. 

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