A servidor, oír “guardaespaldas” y venirme a la cabeza la película de Kevin Costner y Whitney es todo uno. Les propongo un ejercicio: imaginen a Kevin ante Pablo Iglesias y el comunista cantándole “I will always love you”, con una mirada capaz de hacer llorar cual la madre de Bambi y la voz desgarrada a base de perpetrar la Internacional. Bien, repónganse del susto y vayamos al tema.
Hace tres años tres años justos y cabales que Iglesias abandonó el gobierno. Es uno más entre los hijos, hijas e hijes que Saturno Sánchez ha devorado a su paso. Ahora sabemos gracias a una pregunta formulada al gobierno por Ábalos que Marlaska mantiene la escolta policial a Pablenin como a su compañera, esposa, espose o bienes gananciales, Irene Montero. Yo seré el último en criticar que nuestros políticos gocen de seguridad. Vivimos en tiempos de orates rabiosos, ahí tienen los dos ¿curiosos? intentos de asesinato sufridos por Donald Trump.
Pablo e Irene, de natural asustadizo cual lepóridos campestres, cuando ven una pintadilla en la carretera de su residencia estival, o cuando en Galapagar les cantan “Que viva España” – viva siempre - o si alguien les grita alguna barbaridad, se asustan. Olvidan que resucitaron en mala hora el “jarabe democrático”, el escrache, la intimidación en sede parlamentaria con grandes visajes y esas palabras grabadas cuando creían que nadie los oía “Vamos a cazar fachas”. ¿Recuerdan aquel serial de las balas, la navajita plateá o el supuesto asalto a una sede del que nunca más se supo? El comunismo se deleita en el drama con las espaldas cubiertas por la Policía Nacional, que estarían mejor destinados en otros lugares.
Pablo e Irene, de natural asustadizo cual lepóridos campestres, cuando ven una pintadilla en la carretera de su residencia estival, o cuando en Galapagar les cantan “Que viva España”
Este asunto recuerda a los mossos que se han ocupado de la seguridad de Puigdemont y su corte del faraón, o de los que en Suiza han velado por Marta Rovira o Anna Gabriel. Hay que proteger a estos políticos tan importantes para la democracia. Que a la ciudadanía nos tengan sometidos al azar de no saber si cuando sales a la calle te van a atracar, a apuñalar, a apalizar, a violar, a ocupar tu casa o lo que sea es lo de menos, porque somos masa. Ellos, la élite. Y como nuestros impuestos son para sanidad y educación, y todo menos que gobierne la derecha, nada que decir.
Es tan pornográfico y desproporcionado que ya nada asombra al españolito, que contempla como su dinero vale cada día menos, mientras los precios suben sin cesar, y que si antes podía llenar el carrito de la compra con cincuenta euros ahora no le llega para nada. Bien, Marlaska, más policías para tus compadres de gremio. Y, por favor, ministro, que todos canten por Whitney Houston, que queda muy bien. Porque cantar, lo que se dice cantar, todo canta ya en demasía.
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