Opinión

Pablo Manuel Iglesias, el aglutinador

Quienes dieron en pensar que la merma de votos y de diputados disminuiría la fuerza de Unidas Podemos en la coalición gubernamental incurrieron en un craso error

Isa Serra, portavoz adjunta de Unidas Podemos, sostiene que su partido ha salido fortalecido de la negociación presupuestaria porque ha quedado demostrado que era el pegamento de la mayoría de 11 partidos que se sumaron para aprobarlos el pasado jueves, día 3. Una conjunción astral impensable sin Pablo Manuel Iglesias en el Ejecutivo. De ahí que Inés Santaeulalia, en crónica para El País, ponderara en términos épicos la lucha del vicepresidente segundo durante los últimos meses para hacer de EH Bildu y de ERC, de Otegi y de Rufián, un sostén del Gobierno. Logro decisivo que, en su opinión, otorgaría al líder de Podemos un nuevo rol en la coalición al estampillarle como conseguidor de unas mayorías inimaginables en un Congreso de los Diputados tan marcado por la fragmentación.

Al llegar aquí, la cronista citada procede a preguntarse sobre el rédito electoral que esa estrategia pudiera suponer para UP y señala que la asunción a los cielos del Gobierno de Podemos se produjo tras las elecciones del 10-N cuando obtuvo el peor resultado desde que concurriera por primera vez a unas generales en 2015. Después, ni las urnas ni los sondeos mejoraron porque, ya sentados en el Consejo de Ministros la pareja Iglesias-Montero y acompañantes, vinieron el pasado 12 de julio las autonómicas de Galicia y del País Vasco que redujeron de 14 a cero el número de escaños de Unidas Podemos en el Parlamento de Santiago y de 11 a 6 los alcanzados en el Parlamento de Vitoria. Pero quienes dieron en pensar que esa merma de votos y de diputados disminuiría la fuerza de Unidas Podemos en la coalición gubernamental incurrieron en un craso error. Más bien, al contrario, el retroceso en las autonómicas gallegas y vascas supuso un paradójico incremento de la fuerza y capacidad de presión de los disminuidos.

Los promotores de ese giro al centro parece que están siendo desautorizados, confirmando así que el recurso al bloque de investidura ampliado, en vez de una necesidad obligada es una preferencia electiva

Los panegiristas de Pedro Sánchez han estado vendiendo que, una vez aprobados los Presupuestos, el presidente con su desparpajo habitual, impasible el ademán, recuperaría el discurso del insomnio y procedería a desembarazarse del coaligado Pablo Manuel, así como de los incompetentes adjuntos que azuzan las discordias y agreden a las instituciones. Pero los promotores de ese giro al centro parece que están siendo desautorizados, confirmando así que el recurso al bloque de investidura ampliado, en vez de una necesidad obligada es una preferencia electiva.

En esa línea, se asegura que Iván Redondo, el jefe del Gabinete del presidente del Gobierno, su primer estratega político y consejero áulico -al preconizar el regreso al centro, el abandono de la polarización enconada que lo ha desertizado y la inducción de un movimiento centrípeto análogo en el PP como principal partido de la oposición- pudiera haber agrietado el entorno de Sánchez, donde la portavoz del grupo parlamentario socialista, Adriana Lastra, y el secretario de organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, habrían salido reforzados.

Las tensiones dentro del Consejo de Ministros seguirán, pero sin alcanzar la temperatura de ebullición, es decir sin llegar a un grado de incompatibilidad que degenerase en ruptura

Sepamos ponderar las afinidades y las repulsiones de los dos tenores. Susanita tiene un ratón, cantaba Miliki en aquel programa infantil de TVE, y por ahí también podría también cantar Pablo Manuel Iglesias que tiene un programa. Consta de dos puntos. Primer punto, seguir en el Gobierno con quien ha querido echar su suerte porque nada le cabe esperar del partido que utilizó como lanzadera. Segundo punto, terminar con el que denomina régimen del 78, Constitución incluida, caminando hacia la plurinacionalidad de la mano de ERC y Bildu a quienes dice haber incorporado a la dirección del Estado. El programa del otro coaligado, Pedro Sánchez, se reduce a un solo punto, permanecer en la Moncloa.

Así que, por necesidades del guion, las tensiones dentro del Consejo de Ministros seguirán, pero sin alcanzar la temperatura de ebullición, es decir sin llegar a un grado de incompatibilidad que degenerase en ruptura. Mientras, como en matemáticas, por aproximaciones sucesivas, se irá dando cumplimiento, de modo dosificado al punto segundo del segundo coaligado, que acaba de ser mencionado en primer lugar. Pablo Manuel Iglesias el aglutinador se lo ha ganado porque es quien garantiza el pegamento. Continuará

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP