El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha vuelto. Lo ha hecho en loor de multitudes, como si fuera un héroe que regresa a casa después de ganar una importante batalla. En realidad no ha estado secuestrado en ningún zulo ni ha sufrido una grave enfermedad: simplemente ha sido padre y se ha cogido unas semanas de permiso para cuidar de sus pequeños. Nada heroico, pues lo hacen continuamente millones de padres en todo el mundo.
Iglesias ha vuelto, y ya echábamos de menos ese ceño fruncido, ese tono enfurruñado y esa voz grave del que se cree que viene a salvar nuestras vidas.
Y ha vuelto atizando a bancos y medios de comunicación. De un lado, se ha descolgado con una propuesta para prohibir que los bancos financien a los partidos políticos y, de otro, con una iniciativa para impedir que las entidades financieras sean accionistas de periódicos, radios y televisiones. La crítica a los medios la ha completado con un ataque directo a las dos grandes empresas televisivas de España, Mediaset y Atresmedia: "Van a por nosotros", ha subrayado.
Por supuesto, Iglesias es libre de proponer lo que quiera, pero debería tener más cuidado con lo que dice. Vayamos por partes:
1.- Querido Pablo, sin los medios de comunicación tú no serías nadie. Te hiciste famoso gracias a ellos y, precisamente, televisiones como La Sexta o Cuatro te dan a ti y a tu partido mucha más cancha que la que os correspondería por el porcentaje de votos que tenéis. Y lo hacen libremente, porque quieren y, por supuesto, por la audiencia, porque tener a un tipo como tú un sábado por la noche les reporta cuantiosos beneficios. Por tanto, tú mismo, cada vez que acudes a uno de sus programas, contribuyes a enriquecer a esos propietarios de las teles de los que tanto abominas.
2.- Querido Pablo, sin los bancos tú no podrías vivir en tu chalé de Galapagar, que te costó oficialmente 600.000 euros y que tuviste que pagar, según nos contaste en su día, con un préstamo bancario de 540.000. Es lo que tiene el capitalismo, que pone a disposición de los que no son ricos de cuna una serie de instrumentos para poder acceder a mejores condiciones de vida, siempre que paguen religiosamente las cuotas del crédito, claro. Los bancos, por mucho que a ti te parezcan el diablo, permiten que cualquier trabajador pueda comprarse una casa o un coche, irse de vacaciones o, simplemente, adquirir un frigorífico.
3.- Querido Pablo, dices que quieres impedir por ley que los bancos financien a los partidos políticos. Eso es una invitación a que los partidos busquen fórmulas alternativas y 'originales' de financiación... y que suelen ser un foco de corrupción. ¿De verdad que no prefieres que los préstamos a los partidos sean públicos, como sucede hoy, y que todo el mundo sepa quién financia a quién? Y, si tanto te preocupa el tema: ¿por qué ya puestos no prohibimos que los bancos financien a los diputados directamente? Así no podrían influirles bajo ningún concepto...
4.- Querido Pablo, propones que los bancos no sean accionistas de los medios de comunicación. Bueno, vamos a ver: el único periódico participado por un gran banco y un fondo de inversión internacional es precisamente el que más cancha te da. Y, aparte de ello, me pregunto lo siguiente: ¿un banco puede dar un crédito a un medio de comunicación pero no puede ser accionista del mismo? ¿Y qué diferencia hay si, en el fondo, el acreedor siempre tiene una posición de fuerza sobre el deudor? Conozco muchos medios que, no estando participados por bancos, están en manos de ellos debido a su cuantiosa deuda económica. Y eso no es culpa de los bancos, sino de la desastrosa gestión financiera que han tenido algunos medios...
Yo lo que creo, querido Pablo, es que todo esto son fuegos de artificio y que al final acabarás proponiendo lo que de verdad deseas, y que ya estaba en el primer programa electoral de Podemos (el de las elecciones europeas de hace cinco años): la nacionalización de los bancos y de los medios de comunicación. En tu concepción del mundo, bancos y medios son los ejes del 'perverso' sistema que te quieres cepillar. El problema es que tú mismo eres un miembro destacado de ese sistema: te aprovechas de la financiación de los bancos para tener un bonito chalé en Galapagar y utilizas el poder que te ofrecen los medios de comunicación para conseguir un lustroso sillón en el Congreso de los Diputados.
Nada nuevo bajo el sol. Eres uno más. Yo también soy padre y tengo dos niños pequeños. También tomé la correspondiente baja paternal, pero al regresar a mi trabajo no me recibieron como a un héroe. Limpiar cacas y cambiar pañales no es una heroicidad, es lo más mundano del planeta.
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