"Si Pablo Iglesias opta por el 'estilo Vaorufakis', todo puede saltar por los aires". La frase, redonda donde las haya, no la han pronunciado ni los fascistas Santiago Abascal y Pablo Casado ni la malvada Nadia Calviño, la mujer de negro de la UE en el Gobierno, tampoco el amo explotador en el imaginario de Podemos, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi; No, se la ha tirado como quien no quiere la cosa el presidente del PNV, Andoni Ortúzar, ese señor con aspecto de llevar una gestoría en Bilbao sin levantar la voz.
Para quienes no lo recuerden, cinco años ya -una eternidad en tiempo de pandemias-, Yanis Vaorufakis fue aquel efímero ministro de Economía griego del Gobierno de Alexis Tsipras que llegaba en moto a las reuniones del Gobierno y se enfrentaba al credo de austeridad del todopoderoso ministro alemán en silla de ruedas, Wolfgang Schaüble, luciendo un aire a aquel Steve McQueen que saltaba las alambradas para huir del campo de prisioneros en la mítica La Gran Evasión (1963).
Ambos, actor y político griego, levantaron pasiones, especialmente en el género femenino, con medio siglo de diferencia. Uno, luchó contra los nazis en los platós; el otro, heredero de los revolucionarios que en el 68 buscaban la playa bajo los adoquines de París, perdió la guerra del euro... que la vida no es un plató, vicepresidente Iglesiakis.
Recuerde que ganó el feo de la silla de ruedas -o el malo para muchos europeos del sur-en nombre de los países de la UE del norte que tuvieron que poner la pasta para rescatar a Grecia del abismo, los mismos que hoy se niegan a mutualizar la deuda y a que esos 140.000 millones que va a recibir España de la UE lo sean sin ajustes a cambio. Ya sabe como acabó aquello hace cinco años, vicepresidente: Varoufakis desde el destierro juró odio eterno a Tsipras... The End.
La vida real en España será un paro del 24% y una deuda que se situará en el 120% del PIB y que la UE nos va a obligar a reducir a martillazos, porque amenaza el bienestar de nuestros hijos y la estabilidad del euro
Ortúzar, Garamendi, y tantos y tantos de mi generación, habremos visto la película de McQueen decenas de veces; hemos saltado las alambradas alemanas con él otras tantas, pero en cuanto se encienden las luces del cine volvemos a la vida real. Y la vida real en España este otoño será un paro que puede llegar al 24% y una deuda que se va a situar en el 120% del PIB y que la UE nos va a obligar a reducir a martillazos, presupuesto a presupuesto en la próxima década, porque amenaza el bienestar de nuestros hijos y la estabilidad del euro.
Por eso es necesario que el vicepresidente segundo del Gobierno entienda lo que le está diciendo el del PNV, quien no descarta incluso un adelanto de elecciones generales si la cosa se pone fea. Básicamente, lo que le está diciendo el presidente de ese partido que le sostienen a él y a Pedro Sánchez en La Moncloa es un "no te conviertas en un Pablo Iglesiakis, no nos lo pongas difícil".
Hasta el presidente del Gobierno empieza a verlo complicado, como contaba Luca Constantini en Vozpópuli, porque ningún Banco Central, como es el Banco de España, dice lo que dice a humo de pajas. Sus informes se leen con lupa en las cancillerias y en las agencias de rating, y no hacen sino empeorar lo que decían hace dos meses.
Sabe Pedro Sánchez, como lo saben Ortúzar y quienes se mueven por los pasillos de la Comisión Europea en Bruselas, que ni un euro de los 140.000 millones de la UE va a llegar a España 'gratis et amore'
Y en estas condiciones, sabe el presidente del Gobierno, como lo saben Ortúzar y cualesquiera dirigentes políticos que se mueven por los pasillos de la Comisión Europea en Bruselas, que la UE no va a entregar a España ni un euro de los 140.000 millones comprometidos gratis et amore sin reformas duras que pueden obligar incluso a retrasar la edad de jubilación, entre otras medidas más que impopulares.
Pero nuestro vicepresidente segundo insiste en que de esta crisis "no vamos a salir como de la del 2008" porque solo la van a pagar "los ricos"... Ya nos gustaría estar ante un colapso de la construcción y una parte del sistema financiero, que es lo que fue aquella. No, vicepresidente Iglesias, lo que hemos hecho para salvar decenas de miles de vidas de compatriotas es apagar España... y ahora que hay que encenderla habrá muchas luces, muchas empresas que no lo harán y muchos compatriotas que seguirán en el paro sine die. Por eso eso no bastan proclamas fáciles diciendo a la gente lo que le quiere oír.
Está muy bien aprobar el Ingreso Mínimo Vital, y prorrogar los ERTEs hasta diciembre o cuando haga falta, pero con un plan de optimización de recursos que implicará recortes en unas materias para invertir en otras. Suya, y del presidente, es la responsabilidad de decirnos a los españoles en qué nos van a recortar.
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