El 9 de marzo supuso "el descubrimiento alarmante" de la covid para España. En cuestión de días, se pasó de la minusvaloración del riesgo, al pánico. Tras semanas de discurso oficial subestimando al virus, y después de la preocupación de varias Comunidades Autónomas por el aumento de casos, el 13 de marzo, Sánchez habló de "emergencia" y anunció el estado de alarma en una comparecencia televisada. El giro alentó a medios de comunicación y usuarios de Internet a buscar (más) información y abrió el debate sobre la actuación gubernamental ante el problema.
Hace dos años un grupo de académicos nos propusimos analizar el clima de opinión en torno al 8 de marzo de 2020. No era nuestro objetivo juzgar la gestión de la pandemia, sino estudiar los mensajes en redes y medios. A partir del procesamiento del lenguaje natural y de la teoría de redes, analizamos 13.113 tweets y 1.247 noticias de 44 diarios españoles publicados entre el 1 y el 15 de ese mes, ambos incluidos. Buscábamos conocer cómo se había gestado en sus orígenes la percepción del coronavirus en España. Nuestro artículo ha sido publicado en el International Journal of Communication.
Los bandazos entre la minimización del riesgo y su posterior revelación polarizaron la opinión, generaron incertidumbre y minaron la confianza de los españoles en su gobierno. Los resultados apuntan, para análisis de la "infodemia" (o desinformación sobre la covid) que ha despertado un interés político y científico inédito, una cuestión relevante: la falta de buena información se convierte también en desinformación y condiciona la ulterior confianza en las instituciones.
El 23 de septiembre de 2020, la OMS publicó una declaración conjunta con Naciones Unidas, UNICEF, PNUD, Unesco, Onusida y la UIT (entre otras organizaciones) en la que instaba a "mitigar los daños derivados de la información incorrecta y falsa". "La información incorrecta trunca vidas" y se hace un llamamiento a los Estados Miembros para que "elaboren y apliquen planes de acción con el fin de gestionar la infodemia/…/promoviendo la difusión oportuna de información precisa basada en datos científicos y probatorios /…/y combatiendo la propagación de información errónea". Asimismo, se pide "a investigadores y especialistas" que trabajen para combatir la infodemia.
El crecimiento de artículos científicos sobre las noticias falsas, o el papel de los medios y las redes en la comunicación sobre el coronavirus, ha sido exponencial. Sin embargo, casi todas las investigaciones, se centran en las fake news y los oax (bulos) y estudian la opinión pública una vez establecida la “crisis” de la covid y no la forma en que diferentes sociedades han hecho un "descubrimiento" del virus.
Algunas consejerías de Sanidad (por ejemplo, la valenciana)-siguiendo instrucciones del Ministerio- distribuyeron circulares el 4 de marzo para cancelar todo tipo de actos con personal médico"
En las semanas cercanas al 8 de marzo, en España los contagios iban en aumento, pero las cifras no se hicieron públicas hasta meses después. Las recomendaciones del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC) -de las que la prensa ha dado cuenta más tarde- no se divulgaron en aquellos días. Algunas consejerías de Sanidad (por ejemplo, la valenciana)-siguiendo instrucciones del Ministerio- distribuyeron circulares el 4 de marzo para cancelar todo tipo de actos en los que participara el personal médico, con el fin de evitar contagios.
El día 7 de ese mes, a la pregunta "¿Qué le diría a una mujer que tiene miedo a acudir a la manifestación del 8M?", la entonces vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, respondió en una entrevista "que le va la vida en ello". También Fernando Simón, director del Centro de Coordinación y Alerta Sanitaria del Ministerio de Salud, sobre la conveniencia o no de acudir a las concentraciones del Día Internacional de la Mujer contestó en rueda de prensa que "no le diría a nadie qué hacer", pero "si mi hijo me pregunta, le diré que haga lo que quiera".
El Gobierno dio un bandazo y el presidente compareció para hablarnos de "emergencia" y anunciar el estado de alarma. El temor se sembró en la ciudadanía"
Ciertamente, el fin de semana del 8 de marzo presentó gran complejidad epidemiológica y comunicativa. El CIS reveló, tiempo después, que ya entonces, el 51,4% de los españoles creía que, para evitar contagios, el Gobierno debía suspender actos públicos con aglomeraciones de personas. El aumento de casos y las alertas coincidieron con varios eventos deportivos importantes y la convención política de VOX. No obstante, y pese a haber cancelado, por ejemplo, reuniones de sanitarios, el gobierno autorizó su celebración y alentó la movilización en 67 manifestaciones feministas. Al día siguiente, por la eclosión de contagios, varios gobiernos autónomos pidieron el cierre de colegios. Apenas 72 horas después, el Gobierno dio un bandazo y el presidente compareció para hablarnos de "emergencia" y anunciar el estado de alarma. El temor se sembró en la ciudadanía.
No es fácil encontrar contextos en los que valorar la incidencia que la ausencia de información puede tener en el discurso público. El 8M es uno de ellos y podemos concluir que la "no información" influyó en las agendas de los medios y de los tuiteros en términos de temas, sentimientos y comportamientos.
Un apunte relevante es que la omisión (pretendida o no) de datos que "llevan a" o "mantienen en" un estado de falsa creencia es también desinformación. Lanzar mensajes que eclipsan otros con hechos verdaderos puede provocar percepciones falsas. Tampoco poner obstáculos para acceder a la información (como la suspensión de portales de transparencia, la falta de políticas de datos abiertos, la inhibición ante preguntas parlamentarias o los vetos en las ruedas de prensa) reduce la "infodemia".
No parece coherente que Sánchez presione para pasar a una nueva "nueva normalidad" mientras en hospitales (por ejemplo, en la Comunidad Valenciana) se vuelve a prohibir la entrada de visitas y se suspenden cirugías programadas"
Después de dos años y seis olas, parece que no hemos aprendido mucho. Este 6 de enero, los expertos en Salud Pública, José Martínez Olmos, Daniel López-Acuña y Alberto Infante Campos advertían, en una tribuna en eldiario.es, de que la banalización de la sexta ola, el empeño por "gripalizar" la afección por Omicron y el afán por convertir en endémico lo que aún es pandémico puede, una vez más, tener consecuencias.
No soy epidemióloga. Pero, desde luego, no me parece coherente ni comprensible que, en contra del criterio de la OMS y de la EMA, Sánchez presione para pasar a una nueva "nueva normalidad" mientras en hospitales (por ejemplo, en la Comunidad Valenciana) se vuelve a prohibir la entrada de visitas y se suspenden cirugías programadas. ¿En qué quedamos?
Para combatir la "infodemia" de la que hablaba la OMS, no se trata de dar entrevistas en medios amigos ni de seleccionar preguntas. Basta con hacer accesibles y comunicar evidencias, sin eslóganes, con transparencia, veracidad y rigor. Por favor, háganlo: traten a los españoles como adultos.