La salud frente a la covid-19 ya no está en juego como hace un mes. Sí lo está el dinero y sí el “amor” que se fragüe entre los diferentes partidos políticos para remar juntos y sacar a los ciudadanos del actual atolladero. De esta pandemia no tienen la culpa ninguno de los actuales representantes públicos. Ninguno de ellos hubiese querido hacer frente a este drama que hemos vivido, pero sí tendrán la culpa o la responsabilidad de lo que se haga en términos económicos a partir de ahora.
No sólo va a depender del amor que se tengan Sánchez o Merkel, no sólo va a depender del dinero que nos llegue de Europa, va a depender también del amor que se tengan Torra y Sánchez y de cómo gestionen las partidas destinadas a la reconstrucción o de Ada Colau y de Torra. Esto no va de politiqueo, estamos ante la primera pandemia que se vive en democracia en nuestro país -pandemia aún no controlada mundialmente- y las actuaciones que hagan las administraciones competentes, sean centrales, autonómicas o locales van a marcar nuestro futuro y el de nuestros hijos. El coronavirus ha evidenciado los problemas que tenemos en sanidad, en educación y en investigación y por extensión han dejado al descubierto los problemas sociales del país que habrá que resolver.
Principales responsables
Los funerales de Estado por las personas que han muerto en la pandemia se están preparando. Ya no hacen falta EPIS, ya no hay UCIS saturadas, ya no hay que decidir a qué paciente se le salva la vida porque no hay un respirador, ya no hay posibilidad que se muera uno de nuestros familiares sin que podamos estar a su lado, ya no faltan mascarillas, ni gel hidroalcohólico ni papel higiénico en el supermercado. Ya no estamos encerrados en casa y si antes era importante la responsabilidad individual ahora lo es más que nunca. Todo ello no exime a los que tienen responsabilidad máxima en la toma de decisiones y de los responsables que pueden o no apoyar esas decisiones. Por eso no solo depende de Sánchez, depende de Casado, depende de Iglesias, depende de Rufián, Arrimadas o Borrás. Depende de Ayuso y de Torra, aunque sólo sea para mejorar el funcionamiento de las residencias.
La salud ha dado paso al dinero, la salud no está en juego, pero sí nuestra capacidad para salir adelante y poder hacer frente, de la mejor manera, a eventuales adversidades. Ahora toca remontar económicamente, la guerra contra la covid-19, en España, parece estar controlada -veremos la apertura de fronteras y la movilidad del virus como nos afecta- a falta de los brotes que vayan surgiendo y que esperemos que estén movilizados todos los mecanismos para actuar con velocidad.
La salud, el dinero y junto a ellos la capacidad política para saber jugar la partida poniendo el foco en la gestión no en las estrategias para ganar las elecciones que están en marcha en Galicia, País Vasco o las próximas que se prevén en Cataluña. Centrarse en lo importante es centrarse en la gestión económica, sanitaria y social porque si no el virus nos va a seguir ganando la batalla. Fronteras abiertas y virus en movimiento. Confiemos en que no tengamos que volvernos a encerrar en casa, porque aquello con comida en la nevera y con salud tampoco fue tan malo. Cuídense.
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