Entre las consecuencias que provocan las grandes crisis se encuentra siempre una y es que suele doblegar las verdades preexistentes, aquellas en las que creíamos previamente. Es así, cualquiera que sea el ámbito en el que se produzcan las hecatombes sociales, éstas provocan un cambio de paradigmas por el que los anteriores pasan a ser decadentes y vienen a ser sustituidos por los emergentes. Y en esta ocasión también está sucediendo lo expuesto. Aún es pronto para detectar con qué nuevas verdades se iniciará la etapa posterior a la actual guerra de Putin, pero sin duda ya conocemos cuáles, entre las anteriores, debemos desechar.
Creíamos firmemente que tras la devastadora y cruel Segunda Guerra Mundial, Europa no se vería nunca más envuelta en otra conflagración militar. Sin embargo, ahora mismo todo el occidente europeo se encuentra indirectamente inmerso en la guerra que ha iniciado Putin. Creíamos firmemente que la interconexión económica entre países, sus mutuas dependencias financieras y sus intercambios comerciales evitarían, los conflictos bélicos entre ellos. Sin embargo, acabamos de descubrir que no es así, pues siendo Unión Europea un gran mercado para la venta de los principales productos de Rusia, una y otra andan enfrascadas en la guerra de Putin contra Ucrania. Creíamos firmemente que la disposición de armamento nuclear impedía las guerras entre los países avanzados y hemos descubierto que no es verdad. Creíamos firmemente que la movilidad de personas y su libre circulación dificultaba que sus naciones guerrearan y estamos comprobando que la presencia de personas y empresas rusas en nuestros países no ha impedido el conflicto entre ellos y nosotros.
Las consecuencias de los grandes tsunamis sufridos por la humanidad no se agostan en el campo de las relaciones internacionales y, por el contrario, afectan también a cuestiones de carácter más doméstico
Cuando pase la actual y tremenda pesadilla, y una vez constatados los errores de predicción, procederemos a construir otro cóctel de paradigmas sobre las relaciones internacionales. Solo el tiempo confirmará el periodo de su validez. Pero las consecuencias de los grandes tsunamis sufridos por la humanidad no se agostan en el campo de las relaciones internacionales y, por el contrario, afectan también a cuestiones de carácter más doméstico, provocando circunstancias que creíamos no posibles. Veamos algunas.
Según nos decían nuestros expertos demoscópicos, los movimientos de carácter electoral se producen lentamente de manera que, existiendo una tendencia determinada de cambio, su efectiva producción necesita de tiempo para implementarse. Sin embargo, en el momento actual estamos descubriendo que el cambio en la dirección del Partido Popular ha provocado un vuelco tan veloz como intenso, de manera que las encuestas que pronosticaban una derrota electoral sin paliativos de Pablo Casado, empiezan a anunciar ahora un claro triunfo en las urnas de Alberto Núñez Feijóo. Y lo anterior ha sucedido en cuestión de días, sin más posible cambio explicativo que la mera sustitución de un líder por otro. Salvo que digan otra cosa los expertos, se trata de una auténtica novedad en materia de encuestas electorales. Ellos sabrán explicarlo.
Entre un 60%y un 70% de los votantes de izquierda afirman ahora que desean y creen necesario un descenso de la carga impositiva que pesa sobre los españoles
Pero hay más. Asistimos actualmente a un intenso debate ideológico en torno a los impuestos en el que las fuerzas de izquierda, incluidos los sindicatos, se han retrepado en las murallas de la imposición dispuestos a negar cualquier reducción impositiva. Para ellos, toda rebaja, fuera cual fuese, en un impuesto u otro, con una dimensión intensa o leve, constituye un ataque a las bases del llamado Estado del Bienestar. Sin embargo, de hacer caso a los institutos demoscópicos, entre un 60% y un 70% de los votantes de izquierda afirman ahora que desean y creen necesario un descenso de la carga impositiva que pesa sobre los españoles. Como no parece ser cierto aquello que dijo Zapatero -bajar impuestos es de izquierdas-, puede que los recurrentes y sangrantes abusos del Fisco español estén operando el cambio en la sociedad española. Si así es, bienvenido sea.
En cualquier caso, estamos asistiendo a una nueva demostración de que nada es inmutable o, si se prefiere y como dijo el clásico, que nada es cierto en la vida salvo la muerte… y los impuestos. Aunque éstos pueden ser mayores o menores y exigirse de un modo o de otro, que de eso se trata.
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