Opinión

Pedro más Yolanda: el efecto restar

A la líder de Sumar le puede salir bien la jugada en relación con su proyecto personal. Al PSOE de las autonomías, sin embargo, le puede venir mal esta apuesta

En Las metamorfosis, el poeta romano Ovidio, en un alarde de ingenio que mezcla mitología e historia, nos presenta los cambios habidos desde el origen del mundo hasta la deificación de Julio César (“Me lleva el ánimo a decir las mutadas formas a nuevos cuerpos”).

En España, el viejo comunismo no ha dejado de mutar en las formas, buscando disfrazar su alma de lobo. Se eligió primero el eufemismo Izquierda Unida, después apareció Podemos, Unidas Podemos, Más País y, ahora, Sumar, sin contar las denominaciones de la retahíla de minipartidos regionales que se inspiran en el anacrónico marxismo. La izquierda está sembrada de egos autocomplacientes. Tocas un ego y brota un partido. Paradójicamente, todos quieren añadir a sus siglas algo que suene a mayoría: unidos, más, sumar…

Sin renunciar a sus esencias, hoy la izquierda populista ha incorporado otras banderas en el intento de atraerse a las nuevas generaciones. Sus señas de identidad son el anticapitalismo furibundo, el ecologismo demagógico, el ultrafeminismo y el amancebamiento impúdico con el separatismo.

Con Yolanda se entiende. Le dio cancha en la moción de censura para su puesta de largo al frente de Sumar, con el consiguiente enfado de los podemitas, que se ven desplazados por el socio de gobierno

A Sánchez le incomoda el peso del montaraz Podemos sobre sus espaldas, de ahí el impulso que le ha dado a la rebelde Yolanda, que ahora reniega del que la nombró lideresa en Unidas Podemos. Pedro Sánchez quiere debilitar este partido apadrinando una fuerza más manejable. Con Yolanda se entiende. Le dio cancha en la moción de censura para su puesta de largo al frente de Sumar, con el consiguiente enfado de los podemitas, que se ven desplazados por el socio de gobierno.

El artefacto de Yolanda nos suena. Ahí anduvo Errejón con su intento de lanzar Más País. Errejón era bien visto por los del PSOE para crecer a su izquierda comiéndole votos a Podemos. Íñigo prometía pero la montaña parió un ratón. Ahora es el turno de la rubia Yolanda. Ésta ya ha conseguido adhesiones para su plataforma Sumar, muchas de ellas formaciones competidoras de Podemos en las elecciones autonómicas y municipales.

A la vicepresidenta y ministra de Trabajo, le interesan las generales. Su sueño es fagocitar a Podemos o, en su defecto, reducirlo a la mínima expresión para estar en una posición de fuerza con vistas a posibles negociaciones para las listas de las nacionales. Por eso no piensa darle oxígeno de cara a los próximos comicios regionales y locales.

En dos autonomías clave por su relevancia, Madrid y Valencia, Podemos se va a enfrentar a formaciones que se han declarado aliadas de Yolanda, como son Más Madrid y Compromís. Unidas Podemos teme no rebasar en votos el listón para acceder al ayuntamiento de Madrid o a las Cortes Valencianas. Los morados querían llegar a acuerdos para las autonómicas y municipales. La dirigente gallega no estaba por la labor de negociar listas en este momento de la contienda, prefiere que se estrellen y después imponer su ley.

A la líder de Sumar le puede salir bien la jugada en relación con su proyecto personal. Al PSOE de las autonomías, sin embargo, le puede venir mal esta apuesta. En la Comunidad Valenciana, Podemos podría quedarse fuera de la Cámara regional si no alcanza el 5 % de los votos. En ese caso, peligraría la mayoría de izquierda y el socialista Puig podría quedar descabalgado de la Generalidad.

Su estrategia de contribuir a la división de la ultraizquierda puede restar en el cómputo total de la izquierda en los comicios de mayo

La apuesta de Sánchez por Díaz persigue el beneficio de Sánchez, con las luces largas apuntando a las generales. Su objetivo es reeditar un gobierno como el actual, pero sacudiéndose la mosca de Podemos y colocando en su lugar a yolandistas. Poco importa que, en algunos territorios, su estrategia de contribuir a la división de la ultraizquierda pueda restar en el cómputo total de la izquierda en los comicios de mayo. El presidente está habituado a sacrificar peones.

Sánchez y Yolanda son dos engañabobos expertos en vender su imagen. El primero se graba en vídeos callejeros con personal de attrezzo simulando naturalidad, cuando la realidad es que no pisa la calle por temor a los abucheos. La segunda, cultiva un perfil de tierna simplicidad que convoca a los más ingenuos, cuando ya en la política regional gallega demostró la habilidad de pisotear cabezas para medrar.

El PSOE sanchista previsiblemente empeorará sus resultados actuales en las generales de fin de año, a tenor de las encuestas. Sumar podría recoger votantes socialistas descontentos y otros provenientes de Podemos, si no acaba éste último integrándose en la plataforma de la vicepresidenta. La división en la extrema izquierda no hace presagiar buenos resultados electorales. Hay riesgo de cansancio o desengaño entre los votantes tradicionales. En todo caso, podría haber un trasvase de votos entre las izquierdas, sin incorporación de nuevos electores.

Como le ha pasado a Pedro Sánchez, a medida que Yolanda Díaz se vaya exponiendo más se harán más evidentes sus carencias y habrá una contracción de las expectativas que genera su proyecto. Auguramos que Pedro más Yolanda, lejos de sumar, resta.

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