Opinión

Pedro y Mohamed: amor en las dunas

Para pesadilla perturbadora la nuestra, de sentirnos permanentemente en venta como país, al mejor y más chantajista postor

Medianoche en Moncloa.

Un gato, cuatro grillos, y un dron con la pegatina del goaverno, interrumpen el silencio. De pronto, el último se empotra contra un ciprés y cae a plomo en un parterre de petunias. De entre las flores, sale una voz masculina procedente del altavoz del dron:

-Paco: te he dicho mil veces que o vigilas o tiktokeas; pero todo a la vez, no.

-Cari, ¿qué ha sido ese ruido?

Una ventana iluminada en la planta primera nos lleva a la suite presidencial.

Labego manifiesta su inquietud mientras se desmaquilla.

Compartiendo potingues con ella, está Jisperson. Potingues y todo:

-Pásame el cortador de pelos de la nariz, -dice él.

Terminada la común rutina de hialurónicos y retinoles, ambos abordan el lecho; ella, en camisón apto para el baile de los siete velos, y él con su uniforme de baloncesto de COU, lleno ya de pelotillas y enganchones.

Jisperson se calza la férula antibruxismo, y comenta:

-No sé si voy a pegar ojo con tanto té moruno. Qué igual nos estamos pasando con los exotismos…

Labego ya ronca.

Mientras va disfrutando del viento y de imaginarse el día de su investidura europea, emerge a su derecha una señora en picardías rosa

Inquieto por lo expresado, y por el torrente de adrenalina inmobiliaria que corre por sus venas, Jisperson afronta la noche con cierta somnifobia, y programa quince minutos de sonidos de cigarritas y ranitas de Doñana, en la app de relax nocturno. No es tan eficaz para anular los problemas del dormir (por alguien) como que (gracias a ese alguien) te nombren presidente, pero funciona.

Tras un rato de sueño ligero, y el cojonero pitido de un mosquito rondando oreja, Jisperson entra en REM y comienza a soñar.

Ahí le tenemos, vestido de superhéroe de la construcción, con capa, sobrevolando el Sáhara, puño al frente. Mientras va disfrutando del viento y de imaginarse el día de su investidura europea, emerge a su derecha una señora en picardías rosa, con gorro y gafas de aviador vintage.

-Que digo que se está quedando buena tarde para un vuelo, -dice ella con la alegría que da no saberse sólo en las alturas.

El musita un “sí, sí”, impactado con la aparición.

- ¿Sabes? - insiste ella, espontánea y locuaz, - estoy buscando un aeropuerto para repostar. ¿Te suena alguno por aquí?

Sin darle tiempo a él a contestar, de pronto se saca del sostén un walkie-talkie:

-Aquí Toto Volador pidiendo permiso para tomar tierra. ¿Me reciben? Cambio. - Se oyen interferencias varias. Nadie contesta.

A él se le eriza el pelo al conocer la identidad de la susodicha, y dice que ni idea.

Ella insiste, y a la tercera, responde en marroquí un señor muy borde, que ese aeropuerto ya no es español, que haga el favor de volverse para Canarias, y se deje de provocaciones territoriales.

Jisperson se pone rojo y se alegra infinito cuando ve en el horizonte un dron mensajero que se les aproxima.

Cuando llega a la altura de sus narices, en el altavoz del mismo, se oye:

-Señor presidente; aquí vigilancia de Moncloa. Tenemos un mensaje para usted; que Biden le espera.

- ¿Ves, Paco? Así, sí. - Suena otra voz.

Y de una, Jisperson se despide de Toto Volador con un “con Dios, bonita”, y tira emocionado para América, dejando atrás drama, dama y dron.

Dos interrupciones:

1.-Para que Jisperson, apremiado por el efecto diurético del té, se levante a miccionar.

2.-De nuestro relato, para comentar que no hay que ser Freud para darse cuenta de que tanto el anterior sueño, como la que pesadilla que a continuación sigue, tienen una base real. Por ambientarnos, tres titulares random:

  • “Marruecos ya opera los aeródromos del Sáhara como si fuesen suyos pese a ser responsabilidad de España” (Okdiario 20230423)
  • “Sánchez cesó a González Laya como ministra una semana después de que Marruecos se lo pidiera” (El Confidencial 20230419)
  • “La misión europea sobre el ‘caso Pegasus’ cree “plausible” que Marruecos esté tras el espionaje a Sánchez” (El País 20230321)

Jisperson vuelve del baño en plan zombi, se empiltra de nuevo, y tras dos espasmos de pierna y un gemelo contraído, retoma el soñar.

Le tenemos aterrizando en el Patio de los Leones de La Alhambra; Un androide, híbrido entre Biden y C-3PO, le recibe con un “Wellcome, Pedro. I have a present for you”; y procede a señalarle el lugar donde, en vez de la famosa fuente, se ubica un jacuzzi con un señor dentro rodeado de pompas. Es el rey de Marruecos, que sonríe y alza los brazos en plan “ven a mis pechos”.

“Madre mía, el yayo la que me ha liado”, piensa Jisperson, mientras comienza a desvestirse de manera automática, dispuesto a realizar unas abluciones.

Justo en ese momentazo del resignado desvestir, un corcel blanco y alado surge de los cielos e irrumpe en la escena, aterrizando en medio de los tres protagonistas.

Sobre él, una Yolanda Díaz vestida de dominatrix polisaria: mono de licra con estampado de camuflaje, botas de charol rojo con tacón de aguja, espuelas, y látigo.

Se apea, airada, y se recoloca los bucles.

¡Chassssssss! (latigazo al suelo)

- ¡Alto ahí, Pedro!

(Jisperson, Biden-androide y Mojamé no dan crédito).

Ella sigue, con tono retador:

- ¡Lo que hay dentro de la bañera esa, es una dictadura y lo sabes!

¡Chassssssss! (otro latigazo)

Mete la mano en el canto de la bota y saca un sobre arrugado.

-¡¡¿Y me puedes decir qué es esta cochinada?!! -grita histérica.

Lanza el sobre a la cara de Jisperson, qué atónito, no es capaz de pillarlo al vuelo, y cae al suelo. El contenido se deja entrever sobre la pétrea baldosa: una carta (de amor) y un mechón de pelo púbico con un lacito rojo.

Yolanda remata la bronca:

-Tú sabrás qué movidas tenías en el móvil, Pedro: pero todo esto A-P-E-S-T-A.

Suena el despertador.

Jisperson amanece resudado y agotado de tanta tribulación nocturna; con careto y ojeras.

-Cari, hoy no se te ve bonito, -dice Labego, animando. -Voy a llamar a mi truccatore, para que haga de ti un hombre votable.

Toda la anterior alegoría onírica, revela la condición de sumisión ante Marruecos en la que, unilateralmente y “porque-yo-lo-valgo”, nos ha colocado esta marioneta moruna que tenemos por presidente, que no ha tenido a bien dar una explicación coherente.

Para pesadilla perturbadora la nuestra, de sentirnos permanentemente en venta como país, al mejor y más chantajista postor. Este señor ha convertido España en objeto de mercadeo, no sólo externo, como acabamos de caricaturizar, sino también interno, doblegándose ante unos socios cuyas señales de identidad son el odio a la unidad de nuestro país, y el blanqueamiento de unos métodos delictivos usados para intentar cargársela.

Hoy terminamos con una cita inquietante:

“Prometieron que los sueños pueden hacerse realidad, pero olvidaron mencionar que las pesadillas también son sueños”. Oscar Wilde.

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