La semana empieza con una gran incógnita: cómo Pedro Sánchez va a dar satisfacción al independentismo y así lograr su objetivo de ser investido presidente. Produce cierta tristeza que, en jornadas tan significadas, ni en el Congreso ni en el Parlament se haya recordado, mediante un gesto de silencio `por las víctimas de la violencia de género, cuya cifra crece y crece. Tampoco sus señorías han tenido a bien dedicar un recuerdo, advertencia o intento de combate al acoso escolar, también desmadrado. Aquí el negacionismo campa a sus anchas. "No pasa, es cosa de niños" son las excusas que tanto se airean y que provocan náuseas.
A juzgar por la mala educación algunos de los representantes de la soberanía nacional, sus gestos, ademanes, palabras, intervenciones se evidencia que lo que se vive en el patio del colegio no queda ahí, sino que se prolonga hasta edades inaceptables.
Si no hay respeto, no hay respeto en la escuela, difícil resulta que lo haya en más tarde. Ya se ha hablado demasiado sobre esa estridencia vocinglera escuchada en el Hemiciclo, aunque resulta increíble que semejantes actitudes todavía tengan cabida en nuestro espacio público. No está de más, sin embargo, el insistir en que hay colectivos que siguen al margen del debate oficial, como los niños o la salud mental. A la clase política no parece importarle, está centrada en otras cuestiones, quizás de mayor relevancia. Lo uno no quita lo otro.
No comparto la teoría de que al de Waterloo le asuste volver a unas elecciones. Se siente poderoso y las urnas deparan sorpresas
Llegadas estas fechas de Octubre, la maratón de los independentistas sube de tono, como unas fiebres estacionales, en tanto que en el PSOE se preparan para explicar cómo un prófugo de la justicia está a punto de irse de rositas, de volver a casa como si tal. Conviene recordar que en la interna de esta kermesse del independentismo se libra un combate feroz entre Junts, el partido de Puigdemont, y ERC, el que difícilmente lidera Aragonès, cada vez más inestable. Cierto es que las urnas han dejado un escenario frustrante para los republicanos al primar la capacidad de decisión a quienes apuestan por unas posiciones más radicales, si cabe. No comparto la teoría de que al de Waterloo le asuste volver a unas elecciones. Se siente poderoso y las urnas deparan sorpresas.
De momento, superada ya la pantalla de la amnistía (así lo parece) se aborda la del referéndum. Inconstitucional de todo punto, como el propio gobierno socialista recordaba hace apenas un par de meses. La maratón independentista ha decidido ir de máximos en esta negociación silenciosa que mantiene con Moncloa. ¿Cuándo si no?. Indultos conseguidos, rebajas del delito de malversación, el la última dádiva que conceder a los secesionistas. Resulta absurdo que ahora lo oculten porque es una verdad no ya contrastable, sino absolutamente refrendada el hecho de que la concesión de amnistía a los sediciosos no entraba en la ecuación antes del 23-J.
Conocidas las dificultades aritméticas del PSOE en el nuevo Parlamento, la amnistía se ha situado en el eje del debate, de las negociacones, del trapichero, de darle vueltas y vueltas a la Constitución por ver cómo burlarla, forzarla. La líder de Junts en el Congreso lo deja claro en cualquiera de sus intervenciones en la tribuna. Miriam Nogueras le dijo a Sánchez y a Feijoo, en la noche del 23-J, que no iban a regalar nada. En el debate de investidura fallida alertaba también de que no han hecho este viaje para seguir igual. Hacen ver que no se fían de Sánchez y pretenden tener todo bien amarrado antes de concederle el 'sí' requerido. Hasta han plantado frente a la puerta de la Moncloa el primer acuerdo parlamentario alcanzado con sus rivales de ERC para reforzar su exigencia, para dejar claro que van en serio. O referéndum o elecciones, no queda otra.
Si aún no nos han explicado cómo van a conceder la amnistía, ¿cómo vamos a entrar en la consulta de autodeterminación? ¿Cómo va a conseguir avanzar el PSOE si en el Senado tiene mayoría el PP? Pedro Sánchez sabe de maratones. Puigdemont, también. La medalla no será para los de ERC. Es cierto que estos días, para bien o para mal, todos han quedado retratados cómo dijo Feijoo. Veremos quién es o no de fiar.
Susanam
Mejor hablemos de las víctimas del tráfico o los suicidas, que son muchos más
Wesly
Sra. Lucas, su última frase es muy esclarecedora. "Veremos quién es o no de fiar". A estas alturas de la película está más que claro quién no es en absoluto de fiar: Pedro Sánchez Castejón. Nos prometió que no pactaria con Podemos, ni con Bildu, ni con los independentistas, y lo hizo. Hace apenas 2 meses nos aseguró que de amnistía y de autodeterminación nada de nada, que era inconstitucional, y ahora la amnistía ya la tiene preparada y la autodeterminación está en estudio. Y todo ello con el único objetivo de satisfacer sus ansias enfermizas de poder. Pedro Sánchez podria pactar con el PP, Feijóo le ha ofrecido reiteradamente pactar, pero Pedro Sánchez prefiere ningunear, insultar, destruir al PP, y entregarse (representando a todos los españoles) a los independentistas, concederles privilegios, ayudarles a conseguir su objetivo, ponerse al frente del "procés", lo que sea con tal de mantenerse en el poder y dividir a la sociedad. Si la actitud de Pedro Sánchez no constituye delito de traición se le acerca mucho, aunque ya tiene colocados a sus peones más sectarios y obedientes en las principales instituciones del Estado, Gobierno, Parlamento, Fiscalía y Poder Judicial incluidos para así poder implantar la arbitrariedad y la impunidad selectiva, evidenciando su vocación totalitaria.
Urenga
"ella no tiene trabajo que ofrecer, así que no es sospechosa" Ella no, el felón de su jefe al mando del BOE.
vallecas
Es usted muy ingenua. (¿Cómo van a recordar a hacer un recuerdo de silencio?) o muy simple. Supongo que el Gobierno tiene algún tipo de responsabilidad en el aumento de víctimas de violencia de género y de acoso escolar ¿verdad?. ¿Cómo es posible que una persona tan "comprometida" como usted no responsabilice al "maratoniano" Sánchez? Su devoción por Sánchez es el problema de España. ¿Qué más tiene que hacer Sánchez para que se den cuenta sus mentes robotizadas y fanatizadas que es el único problema? No es un maratoniano es un psicópata.