El efecto narcotizante que provoca la amnistía de Pedro Sánchez en la opinión pública española –ha conseguido que no se hable de otra cosa en el país, sucedió en Cataluña en la última década- tiene como consecuencia que pasen desapercibidas otras noticias de este Gobierno que deberían escandalizarnos tanto como el negocio del blindaje al fugado de Waterloo a cambio de mantener en Moncloa a Su Sanchidad.
No solo de la amnistía vive el hombre. Y nada nos escandaliza en este juego del ratón y el gato entre Sánchez, Puigdemont y la justicia. Pero un breve apunte antes de pasar al tema de los amigos colocados de Pedro Sánchez: no se asusten si en los próximos días, además de la reforma del Código Penal a la carta para Puigdemont empiezan a oír que hay que disolver la Audiencia Nacional.
Los medios ‘indepes’, esos que anunciaron el ‘no’ de Junts a la amnistía, el blindaje del terrorismo y de la traición 24 horas antes de que se incluyera en la ley, lo están pidiendo desde hace días. “Si la ley no alcanza la finalidad para la que se ha hecho, no es una buena ley . Y, por tanto, debe mejorarse. Y, si es necesario, debe acompañarse de las medidas necesarias para que tenga el efecto que el parlamento pretende (…) por ejemplo, disolver la Audiencia española, cambiar la definición de terrorismo en el código penal o perseguir penalmente a los jueces prevaricadores” (Vilaweb, este jueves).
Si no puedes con el juez García Castellón, disuelve su Tribunal, considerado “de excepción” por los socios de Pedro Sánchez (¡qué va a decir Bildu del tribunal creado para acabar con ETA!). “Estas semanas hemos aprendido lo suficiente para repetir la jugada en unos términos diferentes, anteponiendo a la ley de amnistía la disolución de la Audiencia española (…). Es un tribunal de excepción, es un tribunal político, fuente constante de arbitrariedades y sin equivalentes en el resto de Europa. Pero ahora la actitud tan descarada de García-Castellón pone de relieve hasta qué punto es imprescindible esta disolución”. (Vicente Partal, el pasado domingo).
Quien avisa, no es traidor. Y pese al efecto narcótico de Pedro Sánchez y sus ‘líneas rojas’ movibles y sus mentiras (perdón, cambios de opinión) constantes, espero que aún nos quede capacidad de asombro cuando en la Selección Nacional de Opinión Sincronizada de las tertulias habituales comience a sembrarse la necesidad de disolver la Audiencia.
Pedro Sánchez y sus amigos
Pero yo les quería contar otra cosa sobre el Gobierno de Pedro Sánchez: es amigo de sus amigos y sabe recompensarles. Que los árboles de la amnistía no nos oculten el bosque de estómagos agradecidos que ha sembrado el presidente del Gobierno, generosamente regado –eso sí- con dinero público y con nuestros impuestos.
En la última semana, Vozpópuli destapaba dos de los últimos casos. El primero, el pase de Juanma Serrano de hundir Correos –donde se levantaba casi 200.000 euros al año- a mandar en la Sociedad Estatal de Infraestructuras del Transporte Terrestre (Seitt), responsable de las nueve autopistas de peaje quebradas y rescatadas por el Estado. Óscar Puente, ese hombre, le ha hecho hueco en Transportes.
Su mérito, el de Serrano, –además de dejar un déficit de más de 1.000 millones de euros en Correos en medio de constantes denuncias de los sindicatos sobre su incapacidad para el cargo- fue el de conducir el coche con el que Pedro Sánchez inició su reconquista de la Secretaría General del PSOE.
Serrano, cuando Sánchez fue descabalgado por los Rubalcaba, Fernández y Díaz, abandonó Ferraz con él y se puso al volante como copiloto. “Mucho de lo que he logrado es gracias a él, que me apoyó en los momentos más difíciles siendo mi amigo y colaborador leal”, le agradece Sánchez en su "Manual de Resistencia". En Correos cobró 208.513 en 2022. Ahora, en SEITT, seguirá colocado gracias a su amigo.
Serrano no es el único. Este diario también desvelaba en exclusiva el nuevo destino de otro amigo de Pedro Sánchez: Borja Cabezón pasaba sin solución de continuidad de embajador del Covid –cargo en el que seguía cuatro años después de comenzar la pandemia y por el que se llevaba 60.000 euros- a presidir la empresa pública Enisa, donde cobrará 99.000. Toda una mejora para un amigo a quien Sánchez intentó colocar de director en la Casa América –vetado por Ayuso y Almeida- y a quien impuso como jefe de campaña de Ángel Gabilondo en las autonómicas con un éxito perfectamente descriptible.
Otro de los amigos de Sánchez del instituto, Iñaki Carnicero, lleva desde febrero del año pasado como secretario general de Vivienda también en el ministerio de Óscar Puente. Antes, fue director general de Agenda Urbana y Arquitectura –de nueva creación para este arquitecto que compartió baloncesto en el Maeztu con Pedro Sánchez y alardeó de su amistad en TV cuando se enfrentaba a Madina por liderar el PSOE. Como director general cobraba 90.000 euros públicos. Ahora ya va por los 116.000.
El baloncesto unió mucho a Sánchez con sus amigos. Además de Pepu Hernández –su entrenador- a quien impuso como candidato del PSOE en el Ayuntamiento, a finales de los 80 jugó con Luis Miguel Fernández Aparicio. A este policía municipal primero lo colocó como jefe de Seguridad de Ferraz (2017 a 2020) y ahora es director de seguridad… de la SEPI con un contrato de alta dirección que supera de largo los 100.000 euros.
Pedro Sánchez exigió una prueba para volver a hablar a Antonio Hernando, el tercero de los "chicos de Blanco (Pepiño)" junto a Óscar López y el propio Sánchez. Hernando le hizo llegar una carta de arrepentimiento. Hoy es director adjunto de su Gabinete en Moncloa
La nómina de amigos colocados por Sánchez es extensa. Maritza Ruiz Mateos pasó de jefa de prensa en Ferraz a presidir el hipódromo de la Zarzuela (SEPI) (más de 113.000 euros) y hoy ya está fuera; Irene Lozano, su amanuense, ha acabado en Casa Árabe (97.000 euros) tras presidir el CSD (132.000 euros); Manuel Escudero (OCDE); Francisco Salazar, refugiado ahora en Moncloa tras su paso también por el Hipódromo…
Sánchez es amigo de sus amigos pero también exige pruebas para aquellos que le traicionaron. Óscar López, con quien compartió sus andanzas en Bruselas como asesor de eurodiputados del PSOE y viajes con un Ford Fiesta por el viejo continente, fue perdonado pronto por haberle traicionado y posicionarse con Rubalcaba cuando tuvo que abandonar la secretaría general del PSOE. Primero en Paradores –más de 200.000 euros entre fijo y variable- y ahora en Moncloa.
La carta de Hernando a Pedro Sánchez
Óscar López y Pedro Sánchez eran dos de los “tres chicos de Blanco” (Pepiño) como se les conocía en Ferraz allá por comienzos de siglo. El tercero, el “más listo”, como decían los mayores del PSOE, era Antonio Hernando. Pero también perdió: apostó por Rubalcaba en la sesión de investidura de Rajoy y Sánchez se sintió humillado. De una amistad casi de hermano, con apadrinamiento de hijos por medio, se pasó al odio y al silencio más absoluto. Sánchez, ya secretario general, nunca le volvió a hablar…
Hasta que mediaron otros amigos que intercedieron por Hernando y por recuperar la amistad. ¿Si a López le había perdonado, por qué no a él? Pero Pedro Sánchez se sentía especialmente traicionado por quien más le unía y exigió una prueba especial de lealtad: una carta de disculpa que Hernando acabó escribiendo por mediación, dicen, de Francisco Salazar. Sánchez le recibió en Moncloa tras la carta como si nada hubiera sucedido.
Hoy, Antonio Hernando es director adjunto del Gabinete de la Presidencia del Gobierno con Óscar López como jefe. Los “tres chicos de Blanco” otra vez juntos. Moncloa bien vale una carta de sometimiento a Su Sanchidad.
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