Leo que este país no merece a Sánchez. Nos encontramos ante una de las grandes figuras del siglo XXI y no nos damos cuenta. El presidente es un auténtico visionario, un ser de luz cuyos conocimientos e inteligencia le permiten señalar los males del presente y marcar el paso al futuro. Que no os engañen los señores con puro. Tenemos que dejarnos pastorear, balar al unísono, y dar las gracias al Universo porque en nuestro pobre camino se ha cruzado Sánchez.
Esta animadversión general al inquilino de la Moncloa no es por su negligencia en la pandemia u ocultar el número de muertos. No. Tampoco es por hundir la economía y poner la inflación en máximos históricos. Quita. Menos aún por ser el Presidente con más gestos autoritarios desde Franco, gobernando por decreto, suspendiendo ilegalmente las libertades, mutilando las Cortes, colonizando el Estado, empequeñeciendo al Rey, y combatiendo al poder judicial.
Si el PSOE pierde elecciones una tras otra no es porque los españoles sueñen con que el sanchismo sea un feo recuerdo. No es eso. Esa antipatía no es natural a los ciudadanos y las ciudadanas de este país. Qué va. Nos la está inoculando un poder oscuro, un ojo que todo lo ve, que se levanta en una enorme torre y que corrompe a quien le toca o mire.
Ese poder maligno lo constituye un grupo de señores que fuma puros en cenáculos. ¿Dónde? Pues en Madrid, esa ciudad que Ayuso ha convertido en el eje del mal. ¿A quién se le ocurre ampliar las becas a los hijos de las clases medias? Hay que ser malvada y retorcida, sin entrañas y despiadada. Pero es lógico, porque de la derecha oscura no se puede esperar otra cosa más que maldades sin fin.
Esos miserables conspiradores tienen intereses espurios y contrarios al verdadero sentir del pueblo progresista que encarna el Moisés de la Moncloa
El asunto es que estamos hablando de una enorme conspiración. Lo ha dicho en Telecinco la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez. Esos cenáculos madrileños formados por las lampreas del capitalismo patrio, representados por hombres orondos que mastican puros, no están dispuestos a que el pueblo español se beneficie de la buena gobernanza de Pedro el mesías. Esos miserables conspiradores tienen intereses espurios y contrarios al verdadero sentir del pueblo progresista que encarna el Moisés de la Moncloa.
A esa sucia conspiración se ha unido Feijóo, claro, que es el brazo de la derechona trumpista. El gallego está jugando así su papel de político vociferante, insultante y violento que anima a los incautos a asaltar el Congreso. ¿No lo veis? Pues ya nos lo ha revelado Isabel Rodríguez: el líder del PP es peor que todos los jefes populares anteriores, un tipo más atrabiliario que Rajoy y Casado, esos peligrosísimos derechistas.
Entre los cenáculos y Feijóo, con el auxilio de los medios de la caverna, están urdiendo un golpe sordo. Las denuncias de la deriva autoritaria del sanchismo desde 2020 son parte del relato que servirá para deslegitimar al líder del PSOE. Según Isabel Rodríguez, todos estos trumpistas económicos y políticos quieren “usurpar las urnas”. Es una gran conspiración como la del 11-M, dice la sanchista, para engañar a la gente y negar su voto.
Adoctrinados por los señores con puro y los trumpistas del PP no reconocemos la valía del Presidente, sus esfuerzos por hacernos comprender lo excepcional que es, y lo urgente que es seguir su política para huir del caos
Insisto, no merecemos a Sánchez. Entre todos los no sanchistas hemos convertido España en Mordor, en un país desolado, triste, oscuro, donde ha muerto todo lo bueno, brillante y chulísimo. Adoctrinados por los señores con puro y los trumpistas del PP no reconocemos la valía del Presidente, sus esfuerzos por hacernos comprender lo excepcional que es, y lo urgente que es seguir su política para huir del caos.
Este país no está preparado para ideas tan avanzadas. No estamos a la altura del sanchismo. Como ha dicho Tezanos, odiamos a Sánchez porque envidiamos que es guapo, alto y habla inglés. Vaya por Dios. Qué tontos somos. Más nos valdría seguir a pies juntillas lo que predican Sánchez y sus terminales mediáticas.
En fin. Esto me recuerda a una hagiografía que he leído de Nicolás Salmerón, el irresponsable y soberbio tercer presidente de la Primera República, que excusa los errores garrafales de dicho personaje diciendo que España no estaba preparada para su alto concepto filosófico. Esto da pie a una buena reflexión desde la superioridad moral de la izquierda: ¿Pero qué país es este? ¿No nos da vergüenza despreciar a tanto mesías?
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación