Pedro Sánchez tiene un problema con los jueces: las togas, el poder judicial en su conjunto, se han convertido en el último dique de contención para frenar sus planes de supervivencia y los deseos de sus socios independentistas de desmontar la España del 78. Y, precisamente por eso, son el próximo objetivo de este Gobierno y de la Cámara que controla con sus socios. El Ejecutivo y el Legislativo a muerte contra el Judicial. Y de quién gane esa lucha dependerá -no lo duden- nuestro futuro inmediato.
Desde los escaños independentistas del Congreso –con el silencio cómplice cuando no la aquiescencia de Francina Armengol, la tercera autoridad del Estado- se ha señalado y se ha acusado con nombres y apellidos a los jueces del Supremo y de la Audiencia Nacional. A uno, por aplicar la ley y sentenciar a los delincuentes del Procés. Al otro, por instruir la causa por terrorismo contra Carles Puigdemont.
Sánchez, impelido por la urgencia de lograr 7 votos para mantenerse en el machito, no ha dudado en ir tragando con todas y cada una de las exigencias de los independentistas. Reconocer la existencia de lawfare por escrito, consentir las acusaciones desde los escaños del Congreso, incluir el terrorismo “de baja intensidad” en la amnistía, ampliar la misma para cubrir a la mafia de los Pujol (y más de 9 millones en multas del Tribunal de Cuentas a Artur Mas, Homs mientras a ti te multa Hacienda si no declaras la venta de la cómoda de la abuela en Wallapop…).
Decían en la antigua Roma que “la absolución del culpable es la condena del juez”. Sánchez no ha dudado en indultar primero y en amnistiar después. Quienes le voten ahora no podrán alegar engaño...
Pedro Sánchez y sus enemigos los jueces
Pero los jueces no van a ser enemigo fácil, afortunadamente. La corrupción –la misma a lomos de la cual entró Pedro Sánchez en Moncloa gracias a una línea ¡en una sentencia judicial! Que propició la moción de censura contra Mariano Rajoy- acorrala ahora a su Gobierno con una virulencia que -de ser otro el partido afectado- abrasaría a cualquier Ejecutivo.
La instrucción de un juez nos está desvelando que en el corazón del Ejecutivo de Pedro Sánchez, cuando los españoles morían a miles y todos permanecíamos encerrados aguantando la respiración, una trama que salpica a medio Gobierno y al PSOE se enriquecía con las mascarillas, los test y, sobre todo, con el dolor ajeno.
Ahora sabemos que mientras Pedro Sánchez nos largaba los discursos de los sábados en los que aseguraba que íbamos a salir más fuertes, quienes se fortalecían y enriquecían era la ‘trama Koldo’ que con el ministro de Transportes y secretario general del PSOE como carta de presentación pegaba un pelotazo a base de contratos preconcedidos con el actual ministro Torres, con Marlaska, con la hoy presidenta del Congreso y con el candidato a la Generalitat y entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa.
La peor de las corrupciones –la que se aprovechaba de la pandemia y del miedo que provocaba en miles de afectados- afecta de lleno a la actuación del Gobierno de Pedro Sánchez, del pasado y del actual. Y un juez, cómo no, le está poniendo nombres, apellidos y cifras con la inestimable colaboración de la UCO.
Y, además, serán otros jueces en Europa quienes fiscalicen el roto económico de la trama pagada en parte con fondos de la UE –los contratos de Torres, Armengol e Illa-. Y la causalidad ha querido que el juez de enlace que debe supervisar y proveer de información a la Fiscalía Europea sea… el odiado Manuel García Castellón, que suma así el caso mascarillas a la instrucción de Tsunami contra Puigdemont.
Pero, además, la trama Koldo-Ábalos-Marlaska-Illa-Armengol-Sánchez acaba desvelando que uno de sus integrantes, el comisionista Aldama, estaba junto con Ábalos y el asesor Koldo en Barajas la noche del Delcygate. Ahora, cuando se ha sabido la labor de Aldama como mediador de Air Europa y los encuentros de la mujer de Sánchez en pleno rescate público de la compañía, cobra más interés conocer el contenido de las cintas de Barajas para saber qué pasó aquella noche y qué llevaban las 40 maletas de la vicepresidenta de Maduro.
¿Se sabrá? Y aquí vuelve a aparecer para desgracia de Sánchez la figura de un juez, en este caso de instrucción de Madrid, que algo se debió oler cuando decidió que –pese al archivo del caso- no se deberían destruir esas cintas por lo que pudiera pasar. Y hace poco menos de dos años decidió reclamarlas a AENA y que fueran custodiadas en un almacén de su juzgado.
Para desgracia de Pedro Sánchez, otra vez un juez decidió no destruir las cintas con las imágenes del Delcygate y lo que sucedió esa noche en Barajas cuando Ábalos tuvo que salir corriendo del Teatro Real donde veía "La flauta mágica"
Otra vez un ‘maldito juez’ que puede poner contra las cuerdas definitivamente a Pedro Sánchez. Nadie ha visto las cintas. Solo esperan que el caso vuelva a reabrirse para mostrar lo que pasó esa noche cuando a Ábalos, que veía “la Flauta Mágica” en el Real, tuvo que salir corriendo hacia Barajas con Koldo. También estaban dos personas más: posiblemente Víctor Aldama y el hoy comandante de la Guardia Civil Rubén, destinado en la embajada de Caracas e implicado en la trama Koldo.
Un juez, otra vez un juez, guardó las cintas que amenazan uno de los secretos mejor guardados de la era Pedro Sánchez. No es extraño que el sanchismo esté en guerra con los jueces. Una guerra que tenemos que ganar por la cuenta que nos trae.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación