Opinión

Cuidado Pedro Sánchez: Netanyahu sabe lo que había en tu teléfono

"Netanyahu no olvida el gesto de Sánchez" dice estos días la prensa israelí, y el fantasma de Pegasus y el robo de información a Sánchez y sus ministros reaparece para que un sudor frío recorra el espinazo de Su Sanchidad

“Netanyahu no olvida el gesto de Sánchez”. La prensa israelí, que cuando se trata de la lucha contra Hamás y la guerra en Gaza apenas se distingue entre laborista y conservadora, advertía que la “desafiante” rueda de prensa de Pedro Sánchez y el primer ministro belga en la puerta de Rafah, tendría consecuencias. Menos de una semana después, no hay embajadora en Madrid y nuestra representante en Tel Aviv ha sido llamada a una segunda “conversación de reprimenda”.

La postura de Sánchez con respecto a Gaza, la matanza de Hamás y la respuesta de Israel ha sido vista en Tel Aviv como un desafío, no tanto por lo que dijo –de hecho, Joe Biden o el ahora canciller británico David Cameron han hablado de respuesta desproporcionada y de la necesidad de respetar el derecho internacional- sino cómo lo dijo y dónde lo dijo: en una visita de supuesto apoyo de la presidencia de turno de la UE y apenas minutos antes de que comenzaran a liberar los rehenes de Hamás por la misma puerta que servía de decorado a la rueda de prensa de Sánchez.

La falta de tacto y diplomacia del presidente del Gobierno español -que Hamás le diera las gracias horas después tampoco ayuda- le acabará pasando factura. Por un lado, el incendio que ha provocado con Israel ha hecho que la Comisión Europea le deje solo y diga que la postura de la Comisión con respecto a Gaza e Israel la marca Bruselas. El futuro de Sánchez en un puesto europeo parece a día de hoy una quimera, máxime cuando su diarrea verbal en la última entrevista a la televisión del régimen ha despertado otro foco de tensión: Italia, a través de su ministro de Exteriores Antonio Tajani, preguntaba a Sánchez si en España “se respetaba el Estado de Derecho”.

Netanyahu no olvida el gesto de Sánchez

Pero si el panorama a medio y largo plazo en Europa se le ha complicado a Sánchez con los callos que ha ido pisando en Bruselas -donde ya no tardan ni doce horas en dejar a Bolaños por mentiroso-, Estrasburgo y otros países de la UE, a corto plazo podemos llevarnos una sorpresa. “Netanyahu no olvida el gesto de Sánchez”, dice la prensa israelí. ¿Puede hacer algo más el Ejecutivo israelí contra Sánchez al margen de la vía oficial de la llamada a su embajadora? Y aquí surge el nombre que más teme Pedro Sánchez: Pegasus.

No hay que olvidar que el malware espía que infectó los móviles de varios gobiernos occidentales –entre ellos el español- es patente de la empresa israelí NSO Group, desarrolladora del sistema. El pasado verano, justo coincidiendo con el arranque de la campaña electoral a las generales, Pedro Sánchez recibía una muy buena noticia: el juez Calama, tras más de un año intentando averiguar quién se ocultaba tras el espionaje a Sánchez, Marlaska, Robles… archivaba la investigación.

Calama, en su auto de archivo, hablaba de “impotencia investigadora” para seguir avanzando, denunciaba la falta absoluta de respuesta por parte del Gobierno de Israel y pedía a Moncloa que, si realmente Sánchez quisiera que se desvelara quién estaba tras el espionaje, debía exigir por vía diplomática las respuestas a Tel Aviv. Durante un año, Israel se negó siquiera a contestar –ante la pasividad del Gobierno español- a las dos peticiones del juez a NSO Group. Hasta cuatro veces envío el juez la rogatoria.

No solo eso: Félix Bolaños –hoy superministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes y de quien dependía la seguridad de los móviles durante el espionaje- se negó a declarar ante Calama, ni siquiera por videoconferencia, y solo aceptó hacerlo por escrito. Robles y Marlaska hicieron lo mismo. Tampoco se desclasificaron documentos. El juez, harto ante la nula colaboración del Gobierno israelí y el español, acabó archivando el ‘caso Pegasus’, el más grave espionaje sufrido por un Gobierno español y que provocó el cambio de 180 grados de Sánchez en el Sáhara.

Sánchez, sin consultarlo a la oposición y sin comunicárselo al Rey, unas semanas después del espionaje adoptó la posición promarroquí mientras Israel y Marruecos vivían un histórico acercamiento en las relaciones, acuerdos Abraham de por medio, auspiciado por la Casa Blanca.

El juez constató durante su investigación 14 ataques con Pegasus a los móviles del Gobierno español. Cinco infecciones al de Sánchez, de octubre de 2020 a diciembre de 2021, y una extracción de más de 2,5 gigas (2.500 documentos o imágenes). Cuatro al de Margarita Robles (no se sabe cuánta información extrajeron porque Defensa formateó el aparato antes de la investigación); dos más a Marlaska, que le sacaron más de 6 gigas. Solo Planas, que tenía blindado su móvil, evitó el único intentó de infección el 25 de junio de 2021. Los tres repiten en sus ministerios.

Con la causa Pegasus archivada y la dulce derrota de Sánchez en las elecciones de julio, el periódico marroquí “L’Opinion”, el órgano oficial del socialismo alauí, celebraba el resultado y recordaba las implicaciones que podía tener la llegada de la derecha a España: “Son bien conocidos los dividendos de una relación próspera con Rabat, especialmente en la lucha contra la inmigración ilegal, que es la pesadilla de los países europeos y una de las principales preocupaciones de la población española…  ¡Porque, al fin y al cabo, volver a una época de tensiones no beneficia a nadie!”.

Aún con mayor efusividad se recibía en ese mismo medio oficialista la formación del nuevo Gobierno de Sánchez. El 20 de noviembre, titulaba: “España: “los amigos de Marruecos” siguen en el nuevo Gobierno de Sánchez”. Y destacaba la continuidad de José Manuel Albares y de Grande Marlaska, “dos grandes aliados de Marruecos”.  De ellos dice que “se mostraron, durante su mandato, muy apegados al Reino hasta el punto de ser considerados defensores de la amistad marroquí-española”.

La falta de tacto diplomático de Sánchez han despertado la ira israelí. Y el Gobierno de Netanyahu tiene a su alcance un arma que se llama Pegasus y todos los gigas de información que el malware espía sacó de los teléfonos del Gobierno

Sin embargo, Hamás ha venido a cruzarse en los planes de Marruecos y de Sánchez. Por un lado, el Rey marroquí ha tenido que echar el freno en el progresivo acercamiento a Israel: se han producido manifestaciones propalestinas y contra los acuerdos con Israel cada vez más masivas en ciudades marroquíes y la gendarmería ha pasado de intentar disolverlas a tener que permitirlas.

Por otro, los excesos verbales de Sánchez y su falta de tacto diplomático han despertado la ira israelí. Y a nadie se le escapa que al Gobierno de Netanyahu tiene a su alcance un arma que se llama Pegasus y todos los gigas de información que el malware espía sacó de los teléfonos del Gobierno. El Mossad no es el CNI y en las cloacas de Israel hay más que Villarejos. Calama tuvo que archivar la investigación porque TelaAviv no cooperó y nunca permitió acceder a la información de la empresa NSO Group.

Quizá ahora lleguen de forma anónima y el juez pueda reabrir la investigación. Y quién sabe si una matanza a 3.500 kilómetros acabe por hacer temblar los cimientos de la Moncloa.

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