Opinión

Pedro Sánchez el trilero pacta con Carles Puigdemont el facha: ¿qué puede salir mal?

Pedro Sánchez fue perdiendo por 3-0 todo el partido y acabó ganando 2-1 en la prórroga y gracias a Junts, a quien hace unos años tildaba de "xenófobo" y "racista" y a quien ahora le promete las competencias en inmigración

El 18 de mayo de 2018, apenas 13 días antes de la moción contra Mariano Rajoy, Pedro Sánchez llamaba al nuevo presidente de la Generalitat "el Le Pen español" y a Junts, su partido, "racista y xenófobo". El pasado miércoles, en una negociación in extremis facilitada por una oportuna caída del sistema de votación telemática en el Senado que le concedió treinta minutos más para seguir mercadeando, el mismo Pedro Sánchez prometía a Junts, el partido del ‘Le Pen español’ y su socio preferencial, las competencias en inmigración a cambio de salvarle los decretos.

Setenta y dos horas después de la esperpéntica sesión del Senado –el Congreso está en obras para que sus señorías tengan pantallas táctiles y se incorpore la traducción simultánea al castellano, otra astracanada más de tres millones de euros que ha habido que pagar en plena crisis para mantener a Sánchez en Moncloa- nadie sabe en qué va a consistir esa transferencia, si es constitucional y si la UE –los tratados de Lisboa están para algo- va a permitirlo. Pero lo cierto es que Sánchez salvó una vez más una pena máxima y, de paso, desenmascaró a Puigdemont y a Junts y la gran mentira de su 'progresismo'.

El jueves, los popes del secesionismo mediático supuraban por la herida de los acuerdos y exhalaban un evidente tufo a derrota. Vicente Partal, en Vilaweb, se lamentaba: "Junts pierde la credibilidad porque, después de tanta amenaza y tanta tensión, acaba no votando y permitiendo que Sánchez logre su objetivo. A cambio de promesas escritas en un papel".

Amenaza a Pedro Sánchez

E insistía el nacionalista catalán nacido en Valencia en que, tras la sesión del miércoles, "ha perdido en la primera votación importante de la legislatura cualquier credibilidad sobre la capacidad de ser una amenaza real para el PSOE. Porque ellos mismos habían puesto el listón altísimo y la forma en que lo han dejado caer en el último segundo no tiene sino una interpretación: que tanta apelación solemne y tanta grandilocuencia era tan sólo una táctica negociadora, no una posición de fondo".

Y termina Partal reprochando a Junts que "los socialistas acaban de constatar –supongo que con gran júbilo y alegría– (…) que aceptan también cambiar su voto por promesas de futuro". Y como a Pedro Sánchez le tienen calado ya, sentencia: "Ya veremos, de todas las promesas que ahora han firmado con Junts para cazarles los votos in extremis, cuáles acaban cumpliendo y cuáles acaban siendo letra muerta para la historia. Porque de eso de incumplir –lo sabemos todos y Junts mismo lo ha dicho y editado estos días– los del PSOE son unos maestros consumados".

Esta misma sensación de que Pedro Sánchez se la ha metido doblada a Puigdemont –que, en el fondo, lo único que busca es blindarse la amnistía y solucionar su situación personal- impregnaba la valoración del director de ElNacional.cat. El ínclito José Antich, entre la incredulidad y la decepción por el salvavidas a Pedro Sánchez, avisaba que "a Junts no le será del todo fácil explicar el apoyo dado in extremis a Pedro Sánchez y que ha permitido al presidente del gobierno español salir triunfador y exultante de su primer envite serio en el Congreso de los Diputados".

"Y no será sencillo porque ellos mismos -sigue Antich- habían levantado unas expectativas que no han cumplido (…) Resumiendo: Junts ha salvado de un buen conflicto a Sánchez. El PSOE ha adquirido, a cambio, compromisos con la formación de Puigdemont. Y seguramente, si se quería terminar aquí, la negociación y sobre todo la explicación se habría podido y debe hacer de otra manera".

Gráficamente, y citando al líder del PSE, "Pedro Sánchez perdía durante toda la mañana del miércoles por 3-0 y acabó ganando en el descuento por 2-1", gracias a Puigdemont y a una serie de promesas que, por lo leído, no se creen ni los principales amanuenses del separatismo.

Pedro Sánchez pacta con un partido "racista y xenófobo"

Pero algo bueno ha traído el esperpento del miércoles: Puigdemont y Junts se han quitado definitivamente la careta de ‘progresistas’ -etiqueta que acompaña de manera falaz al 'frankenstein' del Gobierno- y han mostrado su verdadero rostro en un tema como el de la inmigración, dejando al descubierto la verdadera naturaleza del supremacismo nacionalista. "Racista y xenófobo", como calificaba Pedro Sánchez hace apenas cinco años a Junts antes de entregarle ahora las competencias en inmigración.

Junts está muy preocupado por ese independentismo supremacista a cara descubierta que encarna Silvia Orriols y que, de momento, ya gobierna en Ripoll, el nido donde los terroristas radicales islámicos de las Ramblas incubaron el peor atentado en tierras catalanas. Este mismo jueves, un estudio de Metroscopia revelaba que solo el 29% de los catalanes cree que la política de inmigración de la Generalitat va en la buena dirección, y entre los votantes de Junts, un 59% considera “excesivo” el número de inmigrantes en su comunidad y un 53% quiere una política de inmigración más dura. Por encima de los votantes del PP y con cifras cercanas a los de Vox.

No es de extrañar, con estos datos, que Junts presuma de haber arrancado a Pedro Sánchez las competencias –al menos la promesa- en inmigración. Ya lo dijo el padre padrone del nacionalismo catalán, Jordi Pujol, hace 15 años en la presentación del libro "Toque de atención" junto al gran xenófobo independentista, Heribert Barrera: "Si no tuviéramos el problema de la inmigración estaríamos mejor que nunca", y se lamentó de que era "más difícil integrar a los inmigrantes latinoamericanos que a los marroquíes".

Jordi Pujol siempre puso la inmigración “como el principal problema de Cataluña” y pidió “preservar el grupo étnico catalán”

Por ello, y porque ”los latinoamericanos pueden llegar a ser una presión española especialmente asfixiante para Catalunya", Pujol siempre potenció la inmigración del norte de áfrica o Pakistán, que no hablaban castellano y no traían el ‘virus’ de lo español y a los que se les enseñaba en catalán. Aunque fueran religiones y culturas muy diferentes. Pujol siempre puso la inmigración “como el principal problema de Cataluña” y pidió “preservar el grupo étnico catalán”

Este miércoles, sus herederos de Junts, con Puigdemont a la cabeza, exhibían como un trofeo las competencias arrancadas a Pedro Sánchez en inmigración para poder rechazar a los menas de Canarias, controlar los permisos de residencia y expulsar a los inmigrantes reincidentes. Medidas mucho más cercanas a Vox que a ERC, que debe aplicarlas al frente del Govern. Pero Junts va hoy tercero en las encuestas de las elecciones catalanas, y a su electorado no le importa que le llamen facha cuando sufre la inseguridad en las calles de su ciudad. Sobre todo, si antes ya lo dijo el capo Pujol que, de progresista, no tiene nada.

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