Opinión

Sin corbata pero en Falcon: la hipocresía de Pedro Sánchez

El 'sincorbatismo' de Pedro Sánchez resume perfectamente la política de 'gestos' y propaganda del presidente del Gobierno, que se quita la corbata como gesto para ahorrar energía mientras no se baja del Falcon y el Súper Puma

No llevo corbata. Podemos todos ahorrar desde el punto de vista energético y he pedido a los ministros y funcionarios públicos que cuando no sea necesario, no la usen”. Esta es una de las medidas –el resto las anunciará el lunes en el Consejo de Ministros previa filtración a los medios amigos- para ahorrar energía. Y resume perfectamente la política de Sánchez: vender una cosa y hacer la contraria. Tras la rueda de prensa en Moncloa, en vez del coche oficial, cogió un helicóptero Súper Puma que le trasladó a Torrejón de Ardoz y, allí, se subió al A-310 rumbo a los Balcanes.

El ‘sincorbatismo’ ya lo promovió en la época de Zapatero el entonces ministro de Industria Miguel Sebastián, que pidió a los diputados acudir al Congreso sin corbata para que se pudiera subir algún grado el aire acondicionado y ahorrar energía, y también por Manuela Carmena años después. La idea de Sebastián tuvo el éxito descriptible que todos conocemos y, además, provocó las críticas del entonces presidente de la Cámara, José Bono, que denunció que la medida atentaba contra el decoro que exigía la actividad parlamentaria. Bono no conoció los atuendos que lucen hoy algunas señorías, socios de su partido socialista en su mayoría.

Pues bien, el presidente del Gobierno –y los cerebros de Moncloa- han vuelto a poner de moda el ‘sincorbatismo’ porque Pedro Sánchez y su legión de asesores383 solo a su servicio, según el último balance, récord de la democracia y subiendo- miran a Alemania y creen que ser el más ecologista puede venirle bien para intentar “dar la vuelta las encuestas”, como él mismo ha prometido en su mitin de Moncloa.

Sánchez y los gestos

A Sánchez le gusta la política de gestos. Esa en la que, cuando se profundiza, muestra las verdaderas vergüenzas. El presidente irá a partir de ahora sin corbata –y obligó ya ayer a todos sus asesores y ministros, con el fiel Félix Bolaños y Óscar López a la cabeza- a asistir a la rueda de prensa sin la prenda. Pero seguirá moviéndose en Falcon y en Súper Puma para cualquier trayecto que, si de verdad le preocupara ahorrar energía, podría hacer en ave o en coche: cada hora de Falcon en vuelo consume 1.313 litros de combustible.

La contribución al medio ambiente de toda la parte masculina del Gobierno al quitarse la corbata se dilapida con un despegue del Falcon, que en las últimas semanas ha llegado a volver de los sitios de vacío para comodidad del presidente. En solo 72 horas, el presidente movilizó 24 horas el avión y el helicóptero presidencial para ir a lugares como León, a menos de dos horas en AVE. A partir de ahora, hará esos trayectos sin corbata, lo que sin duda contribuirá muy mucho a rebajar la huella de carbono de los vuelos del presidente…

Sánchez, el del Falcon, se envuelve en la bandera del ecologismo y del ahorro de energía como se viste de Morado para ocupar el espacio a su izquierda y, el mismo que se rodeó hace poco más de un año de Botines y Galanes para presentar su fiasco de España 2050 (hoy muerta y arrumbada tras la salida de Moncloa de su cerebro, Iván Redondo) presume ahora de hacer la vida imposible a los capos del Ibex porque “nosotros defendemos a la clase media”.

Ignacio Sánchez Galán –que estuvo arropando a Sánchez en el Reina Sofía en aquella presentación- hace tiempo que se cayó del caballo y mantiene un enfrentamiento con las políticas del Gobierno  (solo hay que ver los últimos resultados presentados, donde se hacía exhibición pública de la caída de beneficios en España).

Ana Botín nunca dudó en apoyar con entusiasmo la Agenda 2030, el ecofeminismo y las políticas del ‘sanchismo y sanchisme’. Tanto posar en chándal de licra y hacer programas con Calleja en el culo del mundo para que ahora se lo pague así…

Ana Botín, sin embargo, nunca dudó en apoyar con entusiasmo la Agenda 2030, el ecofeminismo y las políticas del ‘sanchismo y sanchisme’, el mismo que hoy dice que “si nos critican Botín y Sánchez Galán, es que algo estamos haciendo bien”. Tanto posar en chándal de licra y hacer programas con Calleja en el culo del mundo para que ahora se lo pague así…

Sánchez, Botín y Galán

Habrá que ver cuáles son los siguientes movimientos de un Ibex que, ante el canto de las urnas en 2023, va a ser objetivo preferente de las medidas de un Sánchez cada vez más a la izquierda y que se ha mostrado dispuesto a llevar la legislatura hasta finales de 2023.

En la oposición, además de la caída de Macarena Olona por ‘motivos de salud’, como Lastra y Delgado –ser mujer y política en España se ha convertido en profesión de alto riesgo- hemos asistido al primer acuerdo entre Alberto Núñez Feijóo e Inés Arrimadas. ¿Será el comienzo de algo? En el PP lo niegan. En Cs no lo descartan. Habrá que ver a la vuelta de unas vacaciones a las que Sánchez se irá en Falcon pero, eso sí, sin corbata. El medio ambiente, sin duda, se lo agradecerá.

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