Opinión

Los peligros de las siete magníficas

Para los que no estén familiarizados con ello, The Magnificent Seven es el nuevo apodo que apareció en Wall Street en 2023 para definir a las mayores empresas tecnológicas cotizadas. Son, por orden de valor de mercado: A

Para los que no estén familiarizados con ello, The Magnificent Seven es el nuevo apodo que apareció en Wall Street en 2023 para definir a las mayores empresas tecnológicas cotizadas. Son, por orden de valor de mercado: Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla. También son las siete multinacionales que más ponderan en el principal índice bursátil estadounidense (es decir, del mundo) que es el S&P500 y las principales responsables de su gran revalorización el año pasado. Han sido tan rentables que, juntas, han cuadriplicado el porcentaje de subida de este índice. Para que nos hagamos una idea de lo que ha supuesto su gran comportamiento y lo que ha influido en su aumento de capitalización bursátil, existe un índice de bolsas mundiales que sirve de referencia para muchos fondos de inversión y que es el MSCI World Index (llamado así porque lo creó Morgan Stanley Capital International); resulta que estas siete compañías tienen más peso en este indicador global que la suma de todas las cotizadas japonesas, francesas, chinas y británicas que ponderan en él. En concreto, Apple en 2023 ha batido todos los récords, siendo la primera vez en la historia que una empresa crece en bolsa un billón de dólares en un año.

Generalizar nunca es correcto pero algunas de estas siete magníficas tienen demasiado poder sobre nosotros, demasiada información y demasiada capacidad de influirnos.

¿Por qué han subido tanto en 2023 sus cotizaciones y por tanto han aumentado tanto de valor? A toro pasado es fácil discernir motivos, empezando porque 2022 fue un año bastante malo para las tecnológicas en general por el efecto doble del fin de la pandemia (y el del teletrabajo) y la subida de tipos, pero buscar razones para lo que aconteció no creo sea productivo. Lo ideal sería conocer lo que harán en 2024 pero por desgracia lo de hacer profecías tampoco funciona muy bien. Lo que está claro es que este es un fenómeno inquietante porque el que estas multinacionales crezcan tanto y tengan tanta relevancia acaba afectándonos a todos. Alguien puede haber comprado acciones de, por ejemplo, Talgo en la bolsa española esperando una posible OPA que se rumorea o porque le parece una empresa con buenos fundamentales, pero como le dé por desplomarse a Apple, que nada tiene que ver con trenes, arrastrará a Wall Street y ésta al resto de índices bursátiles mundiales (algo que de hecho está pasando estos días), seguramente acabe perdiendo dinero, al menos durante un tiempo, porque el valor de las acciones de Talgo caerá. Así es el mercado. Con todo, más allá del tema inversiones me preocupa más el poder de estas tecnológicas sobre nuestras vidas cotidianas. Generalizar nunca es correcto pero algunas de estas siete magníficas tienen demasiado poder sobre nosotros, demasiada información y demasiada capacidad de influirnos.

Más allá del tema inversiones me preocupa más el poder de estas tecnológicas sobre nuestras vidas cotidianas. Generalizar nunca es correcto pero algunas de estas siete magníficas tienen demasiado poder sobre nosotros, demasiada información y demasiada capacidad de influirnos

Quizás Apple es de las que menos podamos temer aunque las gafas de realidad virtual sean un poco inquietantes. Sin embargo, simplemente por su tamaño y por su amplísima base de datos mundial, asusta lo que puede hacer si fuera dirigida por alguien con muy malas intenciones. Microsoft y Amazon están en un plano similar, aunque en ese aspecto quienes dan más miedo son Alphabet y Meta. La primera es la dueña de Google, ese dios todopoderoso al que consultamos todo y sabe casi todo de nosotros, que puede dirigir nuestras búsquedas de información hacia donde quiere, sea hacia una opción comercial o ideológica, y que además, con el convincente argumento de la gratuidad, se mete día a día en todo lo que hacemos y queremos hacer. ¿Y qué decir de Meta? Facebook parece que perdió su brillo pero lo compensa de sobra con el auge de Instagram y WhatsApp. Gracias a los móviles, el uso de internet se ha popularizado de tal modo que cualquier usuario, por muy discreto que sea, va dejando pistas sobre todo en redes sociales, buscadores, navegadores… ni qué decir tiene cuando usa algún servicio para comprar, localizar o, y ese es de los aspectos más inquietantes, tiene necesidades -o simplemente consultas- financieras. Tesla es la del grupo de los siete que menos “peligro” parece representar… al menos hasta que no saque adelante su prometido servicio de coches autónomos, de nuevo ofreciéndonos comodidad a cambio de conocer absolutamente todos nuestros movimientos y gustos. Sin embargo la menos conocida de las siete es quizás la que resulte más incómoda si nos da por pensar mal, y no sólo porque tenga nombre de pecado capital: Nvidia.

Entra en juego la IA

Nvidia, que ha sido la estrella bursátil de 2023 (la que más ha subido de todo el S$P500, +239% en el año, seguida de Meta con un 194%) entrando con fuerza en el exclusivo club de las cotizadas que superan el billón de dólares de capitalización, es el líder mundial en computación de inteligencia artificial. Es posible que, como pasara con internet al comienzo de este siglo, la mini burbuja especulativa de las cotizadas relacionadas con la IA sea excesiva por lo prematuro, también es probable que se esté magnificando el efecto que sobre la economía real pueda tener, tanto en lo positivo como en lo negativo. Incluso es posible que estemos exagerando el miedo que nos provoca el que unas máquinas puedan tomar decisiones por nosotros.

Es posible que, como pasara con internet al comienzo de este siglo, la mini burbuja especulativa de las cotizadas relacionadas con la IA sea excesiva por lo prematuro, también es probable que se esté magnificando el efecto que sobre la economía real pueda tener

Seguramente luego no sea para tanto, y en mi opinión aún es una tecnología a mejorar. Pero no podemos ignorar que va a estar muy presente, que será un tema del que volveremos a hablar porque cada vez va a ser más y más utilizado por empresas y administraciones públicas. Y no es la primera vez que los movimientos bursátiles avisan con antelación de cosas que acaban pasando en la vida real. Esperemos (si hace falta se lo pido a los Reyes Magos) que la rentabilidad económica que se espera conseguir con la IA no acabe perjudicando nuestra cada vez más vulnerable privacidad y, en general, nuestra libertad para tomar nuestras propias decisiones con las mínimas manipulaciones externas.

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