Ha muerto Pepe Oneto, nuestro compañero del alma, nuestro admirable compañero de tantas batallas en la defensa por la libertad y en la búsqueda de la independencia en el relato cotidiano de la información. Con él bien puede decirse que se cierra un capítulo del mejor periodismo político español. Quienes aspiramos a conocer la verdad de los hechos relevantes le vamos a echar mucho de menos leyendo el periódico, escuchando la radio o viendo la televisión.
Al periodismo español la muerte de Oneto le pone hoy de luto. Y más en la Asociación que compartíamos. Oneto fue uno de los jóvenes periodistas que se jugó la libertad y el trabajo en los últimos años de la dictadura y, desde luego, uno de los primeros que supo engancharse a las perspectivas de libertad que se intuyeron cuando comenzó tibiamente la transición a la democracia. Su trayectoria profesional fue impecable; su trabajo como informador, escritor y director de medios, digno de admiración.
Ahora que desgraciadamente ya no nos escuchará, podemos decir sin que rebele su modestia que, si no fue el mejor, si estuvo siempre entre los mejores. A él le deben muchos, millones, de españoles, haber acompañado los acontecimientos de la vida pública al día, cada momento: fue el gran relator de los avatares de unos tiempos que cambiaron nuestras vidas. Para sus colegas los periodistas era un ejemplo. Su carácter extrovertido y su afabilidad personal le aportaban un amplio círculo de amigos, admiradores y seguidores que alimentaban sus variadas fuentes informativas.
Todos le echaremos mucho de menos, unos a la hora de informarse y sus amigos también a la hora de convivir
Oneto era uno de esos periodistas responsables que nunca ofrecían una noticia sin comprobarla concienzudamente. Eso le convirtió en un referente permanente del buen periodismo; del periodismo que supo superar crisis y adaptarse a las circunstancias de cada momento sin dejarse influir por la presión o la seducción interesada, sin faltar nunca a lo fundamental: el respeto a la verdad. Todos le echaremos mucho de menos, unos a la hora de informarse y sus amigos también a la hora de convivir.
En la Asociación de Periodistas Europeos, de la que fue fundador hace cerca de cuarenta años y actual miembro del Consejo Ejecutivo, Pepe Oneto era un colega excelente. Siempre dispuesto a aportar su trabajo y su experiencia a los objetivos de la Asociación y siempre haciendo más gratas las reuniones y actividades profesionales. Su sentido del humor, su talento, ingenio y agudeza lo convertían en el amigo imprescindible. Porque, además, era buena persona; una excelente persona.
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