Opinión

Las piscinas de este verano

Este fin de semana comprobamos que el peligro de contagios seguirá siendo gigantesco en playas y lugares públicos. Es lógica esa fiebre por comprar piscinas hinchables o desmontables 

Este fin de semana fue revelador desde el punto de vista de la "desescalada". Para empezar, porque por primera vez nos ahorramos una de las comparecencias sabatinas de Pedro Sánchez en Moncloa. Para continuar, porque la realidad dio la razón a los cenizos que pedimos precaución, ya que se comprobó que los adolescentes y veinteañeros de nuestra sociedad siguen emperrados en lograr un rebrote en tiempo récord. Y para terminar, porque supimos que el lunes abrirán las piscinas deportivas pero se podría ir sólo con cita previa.

Los dos últimos hechos, junto al calor fornido que ya amenaza con otro verano sofocante, nos llevan inequívocamente a concluir que todas aquellas familias que hemos dado el paso de comprar una piscina hemos acertado de pleno. El peligro de contagios seguirá siendo gigantesco en playas y piscinas públicas. Y nadie en su sano juicio querrá pedir cita o hacer cola o ambas cosas a la vez para darse un chapuzón en un lugar abierto donde quizás no te dejen ni tumbarte en la toalla

Teniendo en cuenta esto que se nos viene encima, está claro que en las piscinas desmontables o hinchables está la salvación. Creo que ya se han agotado tres o cuatro veces en tiendas físicas y online. No hay existencias suficientes para vender todas las que demanda la avalancha de clientes ansiosos. Así, cualquier emprendedor medio avispado tiene ahí una oportunidad de hacer un negocio redondo y ni siquiera verse afectado (por ahora) por la crisis económica.

Los dos tipos de piscinas se están vendiendo como rosquillas (iba a decir como caramelos a la puerta de un colegio, pero ya no hay colegios abiertos)

El mercado de las piscinas hogareñas se resume con facilidad. En un país dado a las dicotomías como el nuestro, hay, cómo no, dos grandes tipos. Las hinchables, por la variedad de tamaños que hay y por la facilidad de montaje en todos los casos, son las más económicas y las más cómodas; las puedes llevar a cualquier sitio y sólo te hace falta un aparato para hinchar. Las desmontables son más grandes y robustas. Resultan más complicadas de montar pero son perfectas si no las vas a mover de sitio. Eso sí, te hace falta un jardín o un patio grande para disfrutarlas.

Podría decirse, a tenor de lo anterior, que tenemos piscinas para las dos Españas, la del chalé o el ático y la del piso con una minúscula terraza o un balcón amplio. Además, ya hemos dicho aquí que las vacaciones serán en los pueblos y en ellos no suele haber problemas de espacio. Sea como sea el espacio de cada familia, el caso es que los dos tipos de piscinas se están vendiendo como rosquillas (iba a decir como caramelos a la puerta de un colegio, pero ya no hay colegios abiertos). 

La compra masiva de estas piscinas es una prueba más de que viviremos un verano atípico aunque el Gobierno nos pida irnos de vacaciones para reactivar la industria del turismo

Nosotros nos hemos decantado por una hinchable porque el niño aún es pequeño. Y, por si les sirve de guía para decidir su compra, ya la hemos estrenado satisfactoriamente. En todo caso, lo relevante es que la compra masiva de estas piscinas es una prueba más de que viviremos un verano atípico aunque el Gobierno nos pida irnos de vacaciones para reactivar la industria del turismo. Pero sabemos de sobra que lo distinto no tiene por qué ser negativo

Estemos donde estemos, desconectaremos del trabajo, de la psicosis colectiva que se vive en las calles de las ciudades y, sobre todo, de los que nos dicen que España va bien y de los que dicen que se está desintegrando. Hasta el rebrote venidero será soportable si tenemos una buena piscina. 

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