Opinión

El 'default' de Podemos: ruina de votos y fondos para devolver microcréditos

A estas alturas, mirando con retrospectiva, resulta increíble que Guillermo Fernández Vara e Ione Belarra pertenezcan a dos partidos que han gobernado en coalición. Uno y otra representan dos formas distintas de entender

  • La secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra. -

A estas alturas, mirando con retrospectiva, resulta increíble que Guillermo Fernández Vara e Ione Belarra pertenezcan a dos partidos que han gobernado en coalición. Uno y otra representan dos formas distintas de entender la política. El destino les ha unido en la doble debacle electoral del 28-M, que ha dejado al extremeño sin la presidencia autonómica y a la pamplonica liderando un partido irrelevante. La gran diferencia es que el primero ha asumido responsabilidades y la segunda, no.

El día después de los comicios autonómicos y municipales dejó la imagen de un político que cierra voluntariamente una etapa (Fernández Vara recuperará su plaza de médico), y otra que hizo una autocrítica irrisoria (Belarra). El portavoz parlamentario de Podemos, Pablo Echenique, se cortó menos aún que la ministra de Derechos Sociales, e intentó diluir la catástrofe electoral morada en el desastre generalizado de la izquierda. "Los resultados son malos sin paliativos y el resultado del conjunto del bloque progresista en general es una tragedia", aseguró.

El proyecto que arrancó el 15-M en la Puerta del Sol empieza a agonizar entre coletazos, pero con la soberbia intacta de sus mandamases. Si Podemos fuera una empresa, cualquier 'broker' alertaría del riesgo de 'default'. De hecho, en las filas del partido morado debe generar cierta turbación el boquete que el resultado del 28-M deja en sus cuentas.

Al igual que en anteriores ocasiones, Podemos financió la campaña de las autonómicas y las municipales con microcréditos. Es decir, donaciones que realizan voluntariamente sus seguidores. La formación que lideró en su día Pablo Iglesias lo describe así en su web: "Mediante los Microcréditos ofrecemos a la ciudadanía la posibilidad de hacer un préstamo civil al Partido Político PODEMOS con vistas a sufragar los gastos electorales".

Si Podemos fuera una empresa, cualquier 'broker' alertaría del riesgo de 'default'. De hecho, en las filas del partido debe generar turbación el boquete que el resultado del 28-M deja en sus cuentas

El viernes pasado, dos días antes de las votaciones, Podemos había conseguido reunir 869.216 euros a través de microcréditos, según el recuento efectuado por Europa Press. La cifra es muy superior a la acaparada en la cita electoral de 2019 (698.000 euros). La mala noticia para los morados es que los votos cosechados este domingo es drásticamente inferior.

A la hora de lanzar las campañas de microcréditos, el partido realiza una estimación del resultado esperado en las urnas y de la subvención estatal que le correspondería por los gastos electorales. Por ejemplo, Podemos empezó a devolver el dinero captado en 2019 (hubo comicios en abril y mayo) entre el 23 de octubre y el 4 de noviembre del mismo año. El sistema de financiación de los partidos con microcréditos, por cierto, está en el punto de mira del Tribunal de Cuentas por la falta de transparencia.

El proyecto que arrancó el 15-M en la Puerta del Sol empieza a agonizar entre coletazos, pero con la soberbia intacta de sus mandamases

En el partido aseguran que planifican la financiación en base a un "resultado conservador", que permita "devolver íntegramente el importe suscrito mediante la subvención por gastos electorales". La gran incógnita es si la cúpula de Podemos manejó en sus cálculos un batacazo de tal calibre el 28-M. Podemos ha perdido dos tercios de sus parlamentarios autonómicos (de 47 a 14) y se queda sin representación en cinco de las 12 comunidades disputadas. Lo sucedido en Madrid, Comunidad Valenciana o Canarias es un desastre rotundo.

A partir de la nueva cita electoral del 23 de junio, la formación morada afronta la travesía de un desierto que puede resultar inabarcable. Con menos votos, con menos fondos, con el ánimo de las tropas cada vez más desgastado. Y con un espejo tétrico donde mirarse cada mañana: el que refleja lo que queda de Ciudadanos.

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