Opinión

Polariza que algo queda

Paciencia y barajar, porque es muy probable que queden todavía veintiocho meses antes de que la continuidad del actual presidente en La Moncloa pudiera cuestionarse

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE

Sabemos que antes de ganar las elecciones generales es necesario haber ganado las municipales y autonómicas y, a la inversa, que antes de perder las generales hay que haber perdido los comicios en los ayuntamientos y en las comunidades autónomas. Sabemos también que las anteriores elecciones de estos niveles se celebraron el domingo 26 de mayo de 2019 y que, por tanto, las próximas deberán celebrarse el 28 de mayo de 2023. Es decir, un mes antes de que comience, el 1 de julio, el semestre de presidencia de la Unión Europea que corresponde a España.

O sea, que, como por nada del mundo querría Pedro Sánchez perderse esa presidencia; que, como parece excluida la convocatoria de las elecciones generales durante ese segundo semestre del 2023 de rango europeo; que, como las anteriores generales fueron el domingo 10 de noviembre de 2019 y como las siguientes es obligado que sean de modo improrrogable entre los treinta y los sesenta días desde la terminación del mandato cuatrianual de las Cortes; resulta que las urnas deberán ponerse entre el 10 de diciembre de 2023 y el 10 de enero de 2024.

Por tanto, la disyuntiva que se le plantea a Pedro Sánchez sería valerse del artículo 115 de la Constitución, que le permitiría, bajo su exclusiva responsabilidad, adelantar su convocatoria al primer semestre del 2023, haciéndolas coincidir el 28 de mayo con las municipales y autonómicas, o bien dejar que la legislatura llegue a su extinción natural y convocar las generales el 10 de enero del 2024. Paciencia y barajar, pues, porque es muy probable, salvo acontecimientos fuera de programa, queden todavía veintiocho meses antes de que la continuidad del actual presidente en La Moncloa pudiera cuestionarse.

Cuestión distinta es que, sin esperar a esa fecha, se hayan precipitado los cambios en los medios de comunicación, lo mismo en sus cúpulas, que brillan como si estuviéramos llegando a Pénjamo

Volviendo al momento presente, señalemos ahora que conforme al artículo 73 de la Constitución “las Cámaras se reunirán anualmente en dos periodos ordinarios de sesiones: el primero, de septiembre a diciembre, y el segundo, de febrero a junio”. Y que, por tanto, desde mañana, día 1, quedará inaugurado el primer periodo del curso parlamentario.

Cuestión distinta es que, sin esperar a esa fecha, se hayan precipitado los cambios en los medios de comunicación, lo mismo en sus cúpulas, que brillan como si estuviéramos llegando a Pénjamo, que en sus columnas de las que quieren apear a firmas disidentes entre las que es imposible ignorar la de Juan Luis Cebrián y a las que vemos encaramarse, por ejemplo, a los Coradinos, mientras que los recién salidos del Gobierno, como la vicepresidenta primera Carmen Calvo y el vicepresidente segundo Pablo Manuel Iglesias, se disponen a dar lo mejor de sí mismos en debates semanales que prometen. Pareciera así que se ha proclamado el polariza que algo queda. Atentos.

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