El estilo de hacer política, de acoso y derribo, utilizando la vida personal, era propio de los EEUU, que nos han dado muchas lecciones de cómo hacer campañas políticas, pero ahora ya no se escapa nadie. También en Cataluña. La política miserable, a tres meses de las municipales, se escenifica con los carteles que aparecieron hace unos días en la sede de ERC, en Barcelona, del candidato a la alcaldía, Ernest Maragall, junto con su hermano, quien fue el alcalde más internacional que llevó a la ciudad condal a vivir los JJOO del 92: Pasqual Maragall. Muy ruin atacar a un candidato utilizando una enfermedad que tanto daño causa en los entornos familiares, de amistad y en el propio enfermo, mientras sigue siendo consciente de lo que se le olvida, de sus despistes en una fase inicial, de lo que ya no puede hacer, de cómo deja de reconocer a hijos, hermanos, pareja.
Los hermanos Maragall hace tiempo que no pueden tratarse como tales a causa del Alzheimer que padece Pasqual Maragall, el único alcalde de Barcelona que también fue president de la Generalitat, y cuyo padecimiento puso foco en este mal, en su investigación. Él mismo, consciente de lo que podría vivir cuando se le diagnosticó, en 2007, impulsó la Fundación Pascual Maragall, para la investigación y apoyo para quienes la sufren. Si la vejez cambia muchas cosas, el Alzheimer lo cambia todo en las vidas de quienes lo sufren.
Todos los partidos, los candidatos a la alcaldía, han salido en bloque a condenar el cartel con la foto de ambos hermanos bajo la penosa consigna de "Fuera el Alzheimer". En las facultades de Periodismo y de Políticas habrá estos días, supongo, profesores que analizarán estos días cómo se hace política en nuestro país, un reflejo de una sociedad que tiene dañados los valores vitales. "Una sociedad enferma", apuntó hace unos meses el consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, a colación de los elevados índices de violencia y de agresiones sexuales.
Todos los partidos han salido a condenar en masa este ataque a Maragall pero alguno de ellos ha tenido que ser el responsable de la ruindad
La política nunca ha sido empática con el adversario, pero jamás debe ser es ruin. La hipocresía política es que todos los partidos han salido a condenar en masa este ataque a Maragall pero alguno de ellos ha tenido que ser el responsable de la ruindad. Dudo que logramos saber la autoría, lo que sí sabemos es que la degradación de la política es peligrosa, en tanto es también el reflejo de la sociedad, como lo es también la escuela, como lo es la seguridad. Cada tres días, según datos policiales, se comete una agresión sexual en Cataluña. Es la propia policía autonómica la que desde hace tiempo lanza la voz de alarma, pero los responsables políticos de la Generalitat siguen su paso.
Cuando quienes han de servir de ejemplo no lo son tenemos un problema. El bullying político que acecha nuestros días es lamentable. Qué no pasará en las escuelas, en los lugares de trabajo, si los que deben dar ejemplo nos ofrecen actitudes totalmente deplorables. Según la Sociedad Española de Neurología, tenemos en este país a unos 800.000 enfermos de Alzheimer, multiplicado por los familiares afectados que también votan, que probablemente pasen a agrandar el número de desafección política, algo que muchos que se dedican a la política no entienden. Cuídense.
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