Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero, José Creuheras y Mauricio Casals. Ahí estaban. Radiantes e iluminados por los focos. El último, con el brazo en cabestrillo. Los cuatro se fotografiaron esta semana en la fiesta del 25 aniversario de La Razón y lo hicieron junto a una zona que se denominó como “el corralito”, a la que sólo pudieron acceder los personajes importantes. Ellos lo eran. Dos expresidentes del Gobierno y dos peces gordos del sector. Uno del PP, otro del PSOE y el resto, de ese poderoso conglomerado conformado por Planeta y Atresmedia. Alguna vez se criticaron y mantuvieron tiras y aflojas, pero, sobre todo, se cuidaron. Dios reparte la suerte. Las licencias se concedían y se conceden en Moncloa.
Eran otros tiempos. Mejores, sin duda. El pasado siempre se observa con las gafas de la nostalgia, que están confeccionadas con vidrio y por tanto, todo lo muestran distorsionado y borroso. Pero en este caso, se puede decir sin ninguna duda que todo fue mejor en otro momento. Estas empresas tenían una mayor capacidad de presionar y los gobiernos lograban atenazarlas cuando era menester porque, ya se sabe, quien se revolvía más de la cuenta, se quedaba sin permiso de emisión. Los últimos se repartieron en 2015. Soraya Saenz de Santamaría anunció el concurso a pocas semanas de las elecciones autonómicas, en las que los grandes partidos temían que la fuerza de Podemos y Ciudadanos arrasara a sus bases y sus ingresos. Ya se sabe que en esos casos siempre hay alguno que se ve tentado a levantar alfombras.
La rifa dirigida por Soraya se resolvió en octubre: ganaron Atresmedia y Mediaset, por supuesto. También lo hizo Florentino Pérez, que consiguió llevar Real Madrid TV a la TDT. El constructor compareció el otro día en el aniversario del periódico de Planeta. También José Luis Rodríguez Zapatero y María Teresa Fernández de la Vega, quienes mantenían una relación cordialísima con Mauricio Casals cuando estaban en Moncloa. Miguel Barroso se había sacado la licencia de LaSexta de la chistera, sus concesionarios (los Roures y Contreras) la dejaron al borde de la ruina y había que darle salida. Antena 3 la quería porque en ese momento temía que la Mediaset que acababa de comprar Cuatro se zampara una buena parte de sus ingresos publicitarios. Así que el Ejecutivo socialista allanó el terreno -como buen alcahuete- y el de Rajoy se saltó el criterio del organismo de Competencia para que nada torpedeara esa fusión. ¿Pero cómo no iban a estar todos agradecidos a todos? Podría sonar en estas fiestas aquella versión de The Beatles que iniciaba la serie ‘Aquellos maravillosos años’.
“Nadie se lo quiso perder”, expresaba la crónica publicada en el diario, en la que se citaban una serie de nombres que asistieron al convite. Estaban los reyes, Núñez Feijóo, Díaz Ayuso, Margarita Robles (de rojo), varios presentadores de Antena 3, Rafael del Pino (Ferrovial), José María Álvarez Pallete (Telefónica) y el Padre Ángel, que tras superar su gastroenteritis volvió a concentrarse en el arte del canapé. Por estar… incluso varios representantes de la Conferencia Episcopal, crucifijo al cuello, se fotografiaron con Francisco Marhuenda. No hay duda de que en La Razón organizan bien estas cosas. Lo hacen muy bien, de hecho. De forma divina.
Ya no se venden tantos libros ni se ve tanto la tele...
A lo mejor eso que hacen ‘tan bien’ se ha mantenido durante los últimos 25 años en tiempo, forma, modales y estética; pero hay muchas cosas que han cambiado. Lo primero es que el imperio de Planeta se ha debilitado, como también el de los Berlusconi. La publicidad ya no entra a chorro, como en los tiempos en los que ganar dinero con la explotación de canales era mucho más sencillo. Pero es que además con internet han surgido múltiples alternativas de información y entretenimiento, lo que ha hundido el valor de las licencias. Eso ha provocado que las presiones y alabanzas mutuas que han discurrido entre las televisiones y los gobiernos hayan perdido una parte de su efecto.
Es curioso porque la patronal de estas empresas, UTECA (en la que ya no está Mediaset, por un capricho de Paolo Vasile que todavía no ha sido enmendado), convocó hace unos días su reunión anual. Hace un tiempo, era común ver por allí a las vicepresidentas del Gobierno o al propio Pedro Sánchez. La última vez que eso se produjo fue en 2018, en un acto en Casa de América en el que confluyeron los ejecutivos más importantes del sector, que entonces estaban enfrentados por la rebelión que habían protagonizado las pequeñas empresas del sector, capitaneadas por Blas Herrero (Kiss FM), que querían más publicidad.
Esta vez, UTECA decidió aplazar unas semanas su jornada anual para tratar de contar con algún ministro ‘fuerte’ en su programa. La principal invitada este año era Cani Fernández, la presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Las televisiones ya no inspiran tanto temor. Sus programas todavía son vistos por millones de personas, pero, al contrario que hace dos décadas, actualmente hay alternativas de masas. Y tienen un seguimiento millonario, al igual que lo son sus ingresos. Según la consultora i2p, entre enero y septiembre las redes sociales, los buscadores de internet y los influencers recaudaron casi 1.900 millones de euros. Eso es más o menos igual que lo obtenido por todas las televisiones, las radios y los medios digitales.
A lo mejor el consejero delegado de Google no organiza fiestas en Madrid para hacer una exhibición de poder, ni reparte premios entre el Ibex-35 o entre la profesión periodística como tantos medios hacen (y por lo que lo hacen). Pero los periódicos cuyas portadas causaban ataques al corazón hace unos años; y las televisiones cuyos asientos de tertulia eran considerados como oscuros objetos de deseo… hoy asustan mucho menos. Sus fiestas atraen a los de siempre, que van para lo que van. Para salir guapos en las fotos de ese día y las de los siguientes. Los viejos amigos y enemigos se mezclan allí y perpetúan la consanguinidad de la ‘aristocracia’ política y mediática madrileña, atiborrada de premios vacíos y saciada de brindis. Pero quizás el poder mediático real esté mucho más lejos de allí de lo que parezca.
De momento, todos pelean por parecer agradables en El Hormiguero. A lo mejor, eso ocurre en los próximos comicios en podcast como el de La pija y la quinqui, donde Pedro Sánchez (que es el más sagaz de todos con diferencia) compareció el pasado julio, durante la campaña. Hubo quien se sorprendió porque sigue pensando, con su gorrito de plata en la cabeza, que en LaSexta y en El País se libran todavía la mayoría de las batallas. Nada más lejos de la realidad.
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