El PP no va a remover de forma inmediata a su presidente en Cataluña, Xavier García Albiol, a menos que él dimita de forma irrevocable si las urnas confirman el batacazo que augura alguna encuesta, llegando a dejarle en tan solo cuatro escaños y sin posibilidad de acceder a grupo parlamentario en el Parlament. Una debacle así no habría triunfo "constitucionalista" que la tape y el adiós de Albiol en la noche electoral no haría sino señalar a Mariano Rajoy la puerta de salida.
Estamos hablando, conviene recordarlo, de que el partido que gobierna España pase a ser irrelevante en la tercera autonomía tras Andalucía y Madrid en número de habitantes, la primera en importancia económica, y sustituido por Ciudadanos, el partido de Albert Rivera; palabras mayores después del desgaste del Gobierno por la aplicación estrés del artículo 155 para desalojar a Carles Puigdemont en lo que los populares barruntan ha sido un pésimo negocio.
El debate sobre el próximo candidato a La Moncloa ha vuelto a los cenáculos madrileños en estas semanas solo con los pronósticos, sin esperar a las urnas, y la dimisión del presidente del PP catalán abriría una dinámica interna sucesoria -de Rajoy, no de Albiol- difícil de contener por la actual dirección.
El presidente del partido y del Gobierno ha convocado al Comité Ejecutivo del PP en la mañana del viernes, doce horas después de la debacle... o de la derrota por dos o tres escaños que a esta hora firmaría"
Por eso, el presidente del partido y del Gobierno ha convocado al Comité Ejecutivo del PP en la mañana del viernes, doce horas después de la debacle... o de la derrota por dos o tres escaños que a esta hora firmaría. Pase lo que pase, todos cerrarán públicamente filas con Albiol, aplaudirán a rabiar su aportación a la victoria "constitucionalista" y correrán un tupido velo. Ya le llegará la hora de mudarse a Barcelona a la ministra de Sanidad Dolors Montserrat. Ahora no toca, que diría Jordi Pujol.
A partir del viernes, para el PP tan importante será Cataluña como retomar la "normalidad", pactar los presupuestos 2018 con el PNV y llevar así la legislatura más allá de las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Más adelante hablaremos de sucesiones varias. O no, que diría Rajoy
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