Opinión

PP y Vox, acordes y desacuerdos

Los partidos PP y Vox no son lo mismo. Esto es una obviedad, y de aquí surgen, precisamente, las dificultades para llegar a pactos de investidura o acuerdos de gobierno. Todo grupo político aspira a gobernar y, a ser posible, con una cómoda mayor

Los partidos PP y Vox no son lo mismo. Esto es una obviedad, y de aquí surgen, precisamente, las dificultades para llegar a pactos de investidura o acuerdos de gobierno. Todo grupo político aspira a gobernar y, a ser posible, con una cómoda mayoría que le permita hacerlo en solitario. Esto es lo fácil, pero no siempre es posible, y cualquier líder político ha de estar preparado para negociar y sumar con el diferente si quiere tomar las riendas del poder.

Los ciudadanos no votan mal, votan lo que quieren, este es el principio de la democracia, y los políticos han de gestionar los resultados de ese voto. Aquí se demuestra la talla de un dirigente. En el contexto actual, precampaña de unas generales y, a la vez, período de formación de los nuevos gobiernos autonómicos y municipales, es fácil que surjan entre los territorios odiosas comparaciones que suscitan la lógica perplejidad del sufrido votante. Entre la rapidez meteórica para llegar a un pacto de gobierno PP-Vox en la Comunidad Valenciana y el agrio estancamiento, con gruesas descalificaciones, en Extremadura, hay una brecha tan amplia y desconcertante que exige un posicionamiento claro de los máximos dirigentes de ambos partidos a nivel nacional, Feijóo y Abascal. Y esto urge de cara al 23 de julio, si de verdad se quiere desalojar al inquilino de la Moncloa, porque no hay previsión de mayorías absolutas. Además, los ciudadanos, como adultos que han de elegir a sus representantes, se merecen cierta consideración.  

Es lógico que el partido con más apoyos en número de votos lleve la voz cantante en las negociaciones y tome como punto de partida su propio programa electoral.

¿Son incompatibles PP y Vox? Más allá del ruido de la calle, que dificulta un análisis objetivo, conviene pararse en lo concreto. Del desaparecido Julio Anguita se nos quedó aquella expresión de “programa, programa, programa”. En esto hay que fijarse para valorar el grado de coincidencias y divergencias entre distintas formaciones políticas (pareciera que la prioridad del político, en cambio, son los sillones y cargos).

Vox presentó en 2021 su Agenda España, un compendio de medidas que da cuenta de su ideario. Una simple lectura de estas propuestas nos hace ver que hay espacios para el encuentro con el PP. Muchas son las medidas fácilmente asumibles por este partido, pero también encontramos marcadas diferencias. Es lógico que el partido con más apoyos en número de votos lleve la voz cantante en las negociaciones y tome como punto de partida su propio programa electoral. El partido minoritario, por su parte, puede aspirar a que se consideren algunas de sus propuestas.

Repasemos, en primer lugar, las propuestas de Vox que más chocan con el PP. No perdamos de vista que el Partido Popular de Feijóo reivindica el espacio político del centroderecha. En las elecciones de mayo, ha cosechado el voto del moribundo Ciudadanos y de una parte de los socialistas de corte clásico cansados de los excesos de Sánchez.

También reclama la independencia de España con respecto a los órganos supranacionales europeos de toma de decisiones, ya sean de carácter político, económico o judicial

Vox tiene una visión centralista de España, contraria a la existencia de las comunidades autónomas. No obstante, según un sondeo realizado en 2022 a nivel nacional por el Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP) y el Centro de Políticas Económicas EsadeEcPol, solo el 19 % de los españoles optaría por la supresión de las autonomías. El actual modelo de organización territorial del Estado se recoge en el título VIII de la Constitución.

El partido de Abascal también reclama la independencia de España con respecto a los órganos supranacionales europeos de toma de decisiones, ya sean de carácter político, económico o judicial. Pero, si atendemos a los resultados del último Eurobarómetro estándar para nuestro país, tres de cada cuatro españoles están a favor de que se dicten más resoluciones a nivel de la Unión Europea.

En cuanto al aborto o interrupción voluntaria del embarazo, Vox se posiciona en contra. Sin embargo, si observamos los resultados del informe de 2021 de la consultora internacional Ipsos, que lleva varios años midiendo el nivel de apoyo a esta práctica en todo el mundo, el 80 % de los españoles se muestra a favor.

El partido verde también está en contra de la eutanasia. En cambio, según los datos del barómetro de enero de 2021 elaborado por el CIS, el 72 % de los españoles se posiciona a favor. Asimismo, en los temas del machismo y la educación afectivo-sexual en las aulas, Vox se desmarca de la opinión generalizada en la sociedad española.

Vayamos ahora en busca de los puntos de encuentro de ambos partidos.

En el ámbito económico, apoyo a los trabajadores autónomos bajando las cargas impositivas; supresión de los impuestos sobre patrimonio, sucesiones, donaciones y plusvalías municipales; diseño de un nuevo Plan Hidrológico Nacional bajo los criterios de solidaridad y bien común; incremento del gasto público en sanidad, educación, dependencia, pensiones e infraestructuras; ampliación de la red de comunicaciones en la España rural; construcción de viviendas sociales públicas en régimen de propiedad o arrendamiento con opción a compra.

Protección de los propietarios de una vivienda frente a la ocupación ilegal; lucha contra la corrupción; endurecimiento de penas contra las mafias de la inmigración irregular

En el plano de la educación, derecho efectivo a ser educado en español en todo el territorio nacional; sistema amplio de becas en las etapas universitaria y preuniversitaria para las familias más desfavorecidas; impulso de la formación profesional; implantación de un modelo de universidad que sea un espacio de libertad ideológica.

En cuanto a la justicia, protección de los propietarios de una vivienda frente a la ocupación ilegal; lucha contra la corrupción; endurecimiento de penas contra las mafias de la inmigración irregular; independencia del Poder Judicial con respecto a los partidos políticos; autonomía del Ministerio Fiscal; prohibición de indultos para delitos relacionados con la corrupción política o la integridad territorial; ley de memoria y dignidad para las víctimas del terrorismo.

Hay, pues, espacio para el diálogo. Cuidado con los pasos en falso, que nos jugamos mucho.

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