Normalmente presentamos las previsiones a finales o principios de año, pero esta vez, dada la gravedad y la excepcionalidad de la situación, hemos preferido esperar a que los organismos que las realizan tuvieran más tiempo para ello. Por otro lado, las preparábamos pensando en los exportadores, ya que, dada la mala forma de gobierno que padecemos, lo mejor para todos es que nuestras empresas estén diversificadas al máximo y hoy, al estar más centradas en salvar su actividad o consolidando lo existente, tampoco es tan importante entrar en tanto detalle ni en economías menos importantes (de África, América Latina, Europa del Este, Próximo Oriente, etc.) a las que, además, dichos organismos dedican menos esfuerzos predictivos.
Así que lo que haremos hoy será empezar por el ciclo global, pasando luego a ver actores de interés para terminar con nuestros principales mercados, dejando para una ocasión futura las previsiones con mayor detalle. Utilizaremos las previsiones del FMI, pues al ser las terceras que hacen desde que comenzó la pandemia china ya deberían haber solventado muchas de las dificultades analíticas de la pandemia. Veámoslo.
El Ciclo Covid-19
Lo pueden ver en la siguiente gráfica, donde además se muestra casi de forma perfecta las dos fases del ciclo, que son, la recesión y la recuperación, recordando, una vez más, que la "recuperación" no significa que vuelva lo de antes, sino que se consolidan crecimiento y expectativas positivas, haciendo posible la "expansión" (siguiente fase) económica, que es en la que se reducen de forma importante el desempleo y mejora la riqueza de la mayoría; lo previsto es que la expansión comience, a nivel global, en 2022.
Destaca que son las economías avanzadas (línea azul, anterior gráfica), donde están Estados Unidos, la UE, Japón, etc., las que peor se comportan y esto se debe, en buena parte, a que sigue considerándose a China entre las economías emergentes o en desarrollo (línea marón), país que además se va de rositas (¿Para cuándo el arancel covid-19?); también destacan los fuertes movimientos de las exportaciones de bienes y servicios (línea gris). En conjunto, las economías desarrolladas deberían estar fuera de la recesión a finales de este año.
Actores externos
Fuera de la UE, además de haber todo un mundo (suena obvio pero se pasa por alto), tenemos tres actores determinantes del devenir internacional, que son, por orden de importancia, Estados Unidos, China y Rusia, y uno de interés que es India. Del caso chino destacaría que, aún siendo el causante de la desgracia global, es el que menos la padece, incluso casi que sale fortalecido; sin embargo, tras el gobierno de Trump, el mundo ha visto quienes son realmente y, a partir de aquí, debería empezar su declive, poniéndose de manifiesto sus debilidades graves -incluso su banco central reconoce la evidencia de la burbuja de activos -, y dirigiéndose a una más que merecida crisis sistémica.
De India, muy afectada -como todos los competidores de China- por la pandemia, decir que, desenmascarada China, aparece como gran alternativa a ese imperio depredador, ya se empiezan a ver productos sustitutivos (por ejemplo móviles) y su crecimiento medio de largo plazo (flecha marrón, siguiente gráfica), como pronosticamos aquí hace años, ya supera al de China (flecha amarilla). De Rusia, destacar que han pasado la etapa de despegue del ciclo generacional y ahora entran en otra más convulsa, cosa que advertimos, con lo que el orden y pensamiento dominante se harán más represivos, dificultando los negocios a empresas no corporativas o extrañas al Establishment.
Finalmente, Estados Unidos, cuya crisis secular analizamos recientemente en dos entregas, que entra en un impase adverso - o reaccionario - que anuncia menor crecimiento. Su presidente, un sujeto al que quitan votos negativos en YouTube como si fuera un dictadorzuelo de tres al cuarto, conduce por el retrovisor prometiendo más progresismo y medidas anti Trump con el dogmatismo propio de un fanático. Acusado varias veces de plagiarismo ahora intenta, con toda una batería de "órdenes ejecutivas", algo parecido a los primeros cien días de F.D. Roosevelt,.
Aparte de favorecer a China, entre otros errores graves más propios de alguien del Viejo Mundo, este salto atrás se hace gobernando para las minorías y dañando a las mayorías, como ocurrió con la relativa a los transexuales y el deporte femenino, o con la suspensión del alquiler de terrenos federales para explotaciones petrolíferas, que ya aumentó los precios del petróleo, o con su fanatismo verde (¿para ponerse morado?) que encarecerá la electricidad, dos facturas que, junto con las anunciadas subidas de impuestos para pagar su fiesta, cabrearán aún más al electorado; todo esto tendrá consecuencias, no como aquí, que la factura "verde" es "criminal" y no pasa nada pues no se eligen representantes.
Tal vez lo peor de Biden no sea que sus medidas anuncian un menor crecimiento, una mala noticia para Europa y sobre todo para Alemania, sino que su equipo y sus acciones podemizan al Partido Demócrata, al Gobierno Federal y a los propios Estados Unidos.
Nuestros mejores clientes
Que somos nosotros mismos, los españoles (la precisión no es casual), y lo países grandes de la UE. Después de que hiciéramos el peor dato de crecimiento desde la última guerra civil, una caída del 11.1%, el FMI, tras revisar a la baja la previsión anterior, espera que crezcamos este año un 5,9% y un 4,7% en 2022, con lo que dentro de dos años (finales de 2022) estaremos al 98,6% de donde estábamos 2019 y podríamos tardar hasta 2024 en recuperar el empleo del 2019, ya que al aumento sistémico de la productividad se suma la de los cambios productivos por la pandemia.
Al drama humano que significa todo lo anterior hay que añadir al destrozo en los balances de particulares y pymes, por el tsunami de quiebras agravados el ejército de parásitos que nos gobierna y que, delirios aparte, en su psicopatía, detestan al sector privado y fríen a subidas de impuestos (uno de tantos) a los ciudadanos, siendo los más afectados los autónomos. Toda una desgracia para un país con récord europeo de paro desde 1980 y de vividores de "lo público".
El segundo peor es Gran Bretaña, que rebotaría bien, metido además en el cambio estructural que requiere el Brexit, algo que aumentará la competencia industrial europea y que, probablemente, sea el único beneficiario de la elección de Biden, consiguiendo unas condiciones más favorables en el tratado comercial que negocian.
Le sigue por la cola Francia, nuestro mejor cliente exterior, con esa preocupante media de crecimiento potencial a largo plazo (flecha azul, gráfica anterior), por debajo del 1%, y que hace a su vez de media del Club Med; es la italianización del sur, la UE zombi. Mientras, en Italia, y en la UE, todo la casta cruza los dedos para que no haya elecciones y gane Salvini, llegando incluso a imponer a Mr. "whatever it takes" Mario Draghi como nuevo Primer Ministro.
Finalmente, en Alemania, Merkel impulsó su sucesión mientras iba gestionando relativamente bien la pandemia y se negociaba un tratado comercial de la UE con una China que estaba ablandada por Trump, hasta que todo cambió; tras eso, su mandada, doña Úrsula von der Leyen, copia a Trump y pide a China reciprocidad comercial. En cuanto a la sucesión, tal y como predijimos en "Merkel y el sexo de los ángeles", el intento de sustituir a Merkel por Annegret Kramp-Karrenbauer llevó a una regeneración fallida, que ahora vuelven a intentar con el melifluo Armin Laschet, supuesto miembro del Pacto Andino, que no promete ninguna mejora de la gestión existente, sino todo lo contrario.
Ese es el horizonte general que se perfila para el futuro próximo y que, a pesar de enormes estímulos fiscales y monetarios, filtrados por los intereses del establishment (piensen en los oscuros aprovisionamientos sanitarios españoles), seguimos dependiendo de que el virus no mute imparablemente, de que el experimento de las vacunas exprés promovidas por el complejo burocrático-farmacéutico no nos den ningún disgusto y de que los sufridos ciudadanos tengan suficiente confianza y capacidad de consumo represada que se libere con fuerza, y todo sin contar con el enorme riesgo de las burbujas de activos por el mal gobierno que padecemos. Así de empinada es la cuesta del medio plazo y de esta Charocracia de portadas Vogue, que a ver cuándo acabamos con ella.
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